La presencia humana en las tierras que hoy conforman San Martín de los Andes y su zona de influencia, data de hace más de 11.000 años según un estudio conjunto del Laboratorio de Arqueología y Etnohistoria municipal, coordinado por el arqueólogo Alberto Pérez, y el doctor Martín Giesso, del "Department of Anthropology, Northeastern Illinois University de Chicago".
La labor también revela que los grupos de entonces estaban en movimiento por una vasta zona, y contaban con redes de circulación del material usado para confeccionar sus herramientas.
Ambos investigadores realizaron trabajos conjuntos en el pasado verano en San Martín, y han podido caracterizar más de 200 nuevas muestras de instrumentos de rocas (vidrios volcánicos denominados obsidianas).
Los resultados confirman que el Cordón Chapelco y la costa del lago Lolog han sido fuentes de aprovisionamiento de materias primas desde los primeros momentos del poblamiento de la Patagonia. Además, según se consigna desde el municipio, se confirmó que en esta zona se encuentra una gran diversidad de grupos químicos singulares de obsidianas, un material tan puro que lleva casi la impronta de un "ADN" que permite identificar su origen y estudiar la forma en que se utilizó en tiempo y espacio.
Por ejemplo, algunos de los avances de estos trabajos muestran que hace 800 años habían en la zona mas de siete grupos químicos de obsidianas entre las herramientas de los pobladores originarios, lo que a la vez demuestra que no solo utilizaban los recursos locales sino que se movilizaban o existían importantes redes de circulación materias primas.
Estas muestras se suman a otras previamente realizadas con la colaboración de la Universidad de Colorado, junto al doctor Charles Stern. Fruto de esa tarea fueron las primeras caracterizaciones y publicaciones del área.
La novedad ahora es el descubrimiento de dos nuevas fuentes que parecen haber sido muy importantes para el desarrollo tecnológico en el pasado en la Patagonia Noroccidental, y la aplicación de técnicas no destructivas gracias a tecnologías de última generación, que permitieron analizar piezas completas como puntas de proyectiles, entre otras herramientas.
La tecnología fue aportada por la participación del doctor Michael Glasscok del "Archaeometry Laboratoty, University of Missouri Research Reactor". Actualmente Pérez, Giesso y Glasscok se encuentran procesando los resultados obtenidos a partir de mas de 30 sitios arqueológicos de esta localidad, para ser publicados en prestigiosas revistas nacionales e internacionales.
Fuente de información e imagen: Diario "Río Negro" (edición Nro. 23695), 24 de julio de 2014, página 48.
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