GRACIAS POR ESTAR AQUÍ...

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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

miércoles, febrero 27, 2019

AVELLANEDA, SANTA FE. AVELLANEDA, BASTIÓN FRIULANO.

AVELLANEDA, BASTIÓN FRIULANO.


Cuenta la historia que las cien primeras familias oriundas del Friuli (Italia) que poblaron estos pagos llegaron al puerto de Reconquista a fines de 1878, en una balsa para ganado remolcada por un pequeño vapor. Varios días y penurias después, en enero de 1879, cruzaron el arroyo El Rey y tomaron posesión de las tierras donadas por el presidente Nicolás Avellaneda: 100 hectáreas para cada una, que los colonos pidieron reducir a 36 para poder defenderlas del probable ataque indígena. Traían con ellos su lengua furlan, su orgulloso linaje campesino y varios oficios ancestrales: purcitâr (faenar cerdos), marescalc (herrar caballos), cramârs (buhoneros de a pie), rivindulari(vendedoras de hortalizas). Ese espíritu se palpita recorriendo los siete parajes que componen el municipio –El Timbó, Santa Ana, El Carmen, Avellaneda Oeste, La Vertiente, Moussy, La Colmena– donde los descendientes de aquellos pioneros aún cultivan el amor por el terruño, el trabajo y la familia y juegan a las moras cuando se presenta la ocasión. Así lo relata Bruno Zupel, quien nos recibe con la mesa puesta en Los Brunos Lodge, un caserón "hecho a la antigua usanza" y orientado al sureste para que el sol pegue todo el año en sus amplias habitaciones. Guitarrero y cantor, farmacéutico de profesión y coleccionista todo terreno, Bruno es la viva encarnación del legado de sus mayores: ayudado por su esposa diseñó y construyó esta casa y, casi todos los objetos que vemos aquí y en sus otros hospedajes, salieron de sus manos temerarias a la hora de resignificar materiales.

Al despuntar el alba rumbeamos hacia el Bajo Venicapara la primera incursión terrestre en el mayor atractivo turístico de la zona: el Jaaukanigás. Un humedal de 492.000 hectáreas –primer sitio Ramsar en el río Paraná– donde convergen riachos, arroyos, lagunas, esteros, madrejones, bañados e islas. Jaaukanigás (pronunciar yaukanigas) significa "gente del agua", y era el nombre de una de las tres parcialidades que –junto con los riikahé o "gente del campo" y los nakaigetergehé o "gente del monte"– componían la nación de los abipones, moradores de estas vastedades desde, al menos, dos mil años antes de la llegada del huinca. Así los identificó el jesuita Martín Dobrizhoffer, quien por supuesto intentó, y en algunos casos logró, evangelizarlos. La entrada a los Palmares está "al costadito" del Club Defensores de la Costa. Como se estila en estos casos, el propietario del campo lindero –primo de Gustavo Venica, nuestro anfitrión– abre la tranquera y anticipa que será difícil alcanzar el Paraná. Dicho y hecho: llovió varios días seguidos y el barro nos obliga a volver un kilómetro antes de la costa. En el trayecto, aves de todo porte y plumaje, huellas de zorros entreveradas con los surcos que abren las camionetas, tacuaras, camalotales y una palmera de cuatro gajos, única en su "especie" y en el planeta: según dicen, un emblema de los cuatro hermanos Venica que echaron raíces en el Nuevo Mundo.



EL JAAUKANIGÁS EN PIRAGUA
En el largadero del Club Caza y Pesca, Alejandro Velázquez empuja las piraguas al río para una travesía que promete descubrir "el Jaauka" de manera relajada. Internándonos por la Laguna de los Deseos hacia los bañados del San Jerónimo, cruzamos barcas de pescadores que esperan el pique amparados bajo la abigarrada selva en galería donde imperan ingás, timbós y curupíes (los cazadores furtivos preparan con su savia el pega-pega, un adhesivo para atrapar bichos incautos). En la copa de un aliso, un mono carayá grita alarmado. "Habrá visto una curiyú o una ñacaminá", comenta Alejandro. Son serpientes constrictoras que –como el tuyango, la garza mora, el jabirú, el pato cuchara y el pato marueco– integran la fauna silvestre. En Tres Bocas, sobre el brazo del arroyo Amarillo, acampamos para la infaltable mateada con masitas y garrapiñadas elaboradas en la región. Regresamos aguas arriba por un canal estrecho flanqueado de casillas, esquivando remansos.
El Circuito de Turismo Rural Sabores de mi Tierra permite conocer a los productores locales, ver cómo trabajan y saborear delicias de primera mano. Cortos de tiempo como estamos, sólo alcanzamos a visitar a dos. Raúl Braidot, "de profesión manisero", siembra tres hectáreas de maíz confitero una vez al año y lo cocina como se hacía antes: en horno de barro. Pero cuenta con un aliado para agilizar el trámite: la máquina clasificadora que inventó su hijo Adrián, un tambor de lavarropas que, girado a mano, va descartando los maníes más pequeños. En Nonna Dora, otro de los establecimientos que participan del programa Agregar Valor, Nisi Delbon prepara sabrosísimos crostij sobre una mesa larga flanqueada por viveros. La receta –heredada de su madre, Victoria Urbani– se diferencia por el uso de levadura y el agregado de granitos de sal. Rematamos con ravioles caseros con pollo en el Il Nonno, en el viejo Almacén de Longhi, parada obligada de los vecinos cuando cae la tarde.
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La diferencia de opiniones conduce a la investigación, y la investigación conduce a la verdad. - Thomas Jefferson 1743-1826.