Por Carlos Bukovac *
Los actos en recuerdo de fechas patrias suelen traer algunas perlitas. Entre ellas, las traspolaciones que hacen los dirigentes políticos en sus palabras alusivas, trayendo hechos pasados al presente y llevando agua para su molino, con riesgo de cometer errores. Pues bien, eso fue lo que ocurrió el pasado jueves cuando se conmemoró en Yapeyú un nuevo aniversario del natalicio del Libertador José de San Martín, ocasión en que el Presidente Alberto Fernández pronunció estas palabras: ``Cuando siento que los diarios, la televisión y en las redes generan debates que por momentos nos obligan a desatender lo importante, pienso que aquellos enormes hombres de 1800 no tenían que enfrentar esa adversidad que es luchar contra la prédica malintencionada.''
La pregunta cae de madura. ¿Fue realmente así? ¿No sufrió San Martín ataques de la prensa? Varios autores se ocuparon del tema: desde un historiador de fuste como Armando Alonso Piñeiro hasta el mediático Felipe Pigna.
Lo concreto es que lamentamos informarle al Sr. Presidente que sí sufrió a la prensa y bastante. Solía recibir un trato desconfiado y sospechoso hacia su persona, de lo cual se lamentaba en la correspondencia con su amigo Tomás Guido. Y, en ocasiones, el trato era directamente injuriante. Para demostrarlo, nos limitaremos a dos episodios bien concretos.
HOSTIGAMIENTO
El primero de ellos se produjo hacia 1818 y podríamos compararlo con las campañas actuales de hostigamiento en las redes sociales. Ocurría que su antiguo amigo, Carlos María de Alvear, se encontraba despechado por haber tenido que renunciar al Directorio, luego del escándalo de ofrecerle estas provincias a S.M.B. A partir de allí, se había confabulado con otro despechado, el chileno José Miguel Carrera. Ambos, según palabras de Pueyrredón a San Martín, habían "desplegado su furor, inundando la Capital con libelos de varias calidades, llenos de suciedades asquerosas contra usted y contra mí''. Años más tarde, Alvear escribiría una biografía de San Martín llena de injurias y falsedades y adornada con láminas en las que se lo representaba con rostro humano ciñendo una corona y el resto del cuerpo de tigre.
No obstante, considerando lo hasta aquí descripto Fernández podría afirmar que solamente recibió maltrato personal y no de la prensa, o, en palabras actuales, de la corporación. Nada más errado. El grupo de poder económico que representaba a la clase oligárquica de Buenos Aires jamás le perdonó a San Martín su desobediencia en 1820 a enfrentar a los caudillos provinciales.
Este grupo de poder, comandado políticamente por Bernardino Rivadavia -su histórico enemigo- encontraría la oportunidad para cobrarse revancha. En efecto, durante la Guerra con el Brasil de 1827, San Martín había decidido no ofrecer sus servicios debido a la presencia de Rivadavia, quien en 1823 había pretendido "prenderlo como a un facineroso'' y juzgarlo por un consejo de guerra. Ahora bien, ante la escandalosa caída de Rivadavia, decide emprender el regreso. No obstante, al llegar a estas tierras, se enteró de una triste noticia: su antiguo granadero, el Gral. Juan Galo Lavalle, había derrocado a Manuel Dorrego y lo había hecho fusilar.
La decisión estaba tomada: no desembarcaría en Buenos Aires, sino que permanecería en Montevideo a la espera de su regreso definitivo a Europa y, de ese modo, cumplir su promesa: ``El General San Martín jamás desenvainará su sable en guerras civiles''.
No obstante, tendría tiempo para recibir el caluroso saludo de la prensa porteña. En primer lugar, el diario El Tiempo comenzaría una desagradable campaña el 9 de Febrero de 1829: "Llegar a Montevideo, no desembarcar, fondear en nuestros puertos y en el acto, sin saltar a tierra, pedir su pasaporte para regresar, es una comportación que parecería inexplicable. Es imposible que el Gral. San Martín llegara sin estar perfectamente impuesto de lo ocurrido desde el día 1° de diciembre. Él ha recibido a bordo muchas visitas de sus amigos; se habrá impuesto por consiguiente de que en el día de hoy no se sostiene otra lucha que la del orden contra la anarquía y tampoco ignorará que en este país no hay hombres precisos. De lo que acaso en su larga ausencia no haya tenido proporción de juzgar con exactitud. Deseamos que tenga un buen viaje y que se desvanezcan cuanto antes todos sus escrúpulos''.
Por cuestiones de espacio solamente citamos fragmentos de la misma pero que bastan para describir la bajeza moral de estos escribas al servicio del poder portuario: "Sabéis, General, que nuestra patria triunfante, mientras ha durado vuestra larga ausencia en la gloriosa lucha contra el Brasil, celebró una paz honrosa y que por consecuencia de aquel memorable acontecimiento pocos meses ha, las bocas del Río de la Plata quedaron abiertas a la comunicación del mundo. Ahora queremos hacer notar que es un capricho singular de nuestra fortuna, el que después de aquel período histórico seáis, vos, tal vez el guerrero más ilustre de la Argentina, uno de los primeros que hayan visitado las aguas de nuestro río. También es raro que cuando estábamos para alcanzar la dicha, de que permanecieseis entre nosotros hayáis encontrado el país indigno de habitarlo, y regreséis sin verlo. ¿Cómo podremos haceros arrepentir, General, de la idea de burlar nuestra esperanza? Viviendo con nosotros mil veces habréis podido tener ocasión de darnos ejemplos útiles; habríais intervenido alguna vez como árbitro o consejero fiel en las contiendas. Nos abandonáis, sin embargo; pero podemos manifestaros que la gratitud nos obliga a dejaros dueño de vuestro destino y que el cuidado de nuestra propia suerte nos impone la necesidad de armarnos del coraje sublime de habitar la patria a la que pertenecemos ¿Adónde iríamos huyendo de nuestra patria? ¿Cómo partir de las riberas del Río de la Plata gritando a todo el mundo que no hay en sus márgenes un solo punto habitable? Confesamos que esta resolución es imposible para nosotros. Los que dejáis en el país, de cuyo estado parecéis asustado y temeroso, creed, que antes de imitar vuestro ejemplo, preferirán con orgullo perecer en la tormenta por no defraudarla voluntariamente en uno solo de sus hijos de cualquiera capacidad. No olvidéis, cuando merezcamos el favor de un recuerdo, que a ningún hombre por grande que sea su mérito, le es permitido divorciarse con la patria''.
* Docente UNR - Miembro Asociación Sanmartiniana `Cuna de la Bandera'.
Publicado en Diario "La Prensa", 1º de marzo del 2021.
http://www.laprensa.com.ar/499578-San-Martin-si-que-sufrio-canallescas-campanas-mediaticas.note.aspx
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
La diferencia de opiniones conduce a la investigación, y la investigación conduce a la verdad. - Thomas Jefferson 1743-1826.