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LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

domingo, marzo 14, 2021

El Escudo Nacional: La Revolución a mitad de camino y con sello propio.

 


Por Santiago Miguel  Rospide * 

Está iniciando el año XIII, tercero de nuestra autonomía ante la corona española. La Asamblea General Constituyente está en funciones y su máxima aspiración es declarar la independencia y dictar una constitución. El diputado Alvear, presidente en la sesión de apertura expresó: “Cerca de tres años hemos caminado desde el principio de nuestra revolución a paso vacilante y sobre sendas inciertas”, palabras reales y elocuentes sobre la situación que imperaba en el espíritu de los hombres de nuestra incipiente revolución.

Muchos fueron los dictámenes sancionados por la Asamblea del año XIII, importa resaltar aquí la creación de un símbolo patrio que comenzará a identificarnos a todos los argentinos: el Escudo Nacional. Sobre su origen, significado de su heráldica, autoría y decreto de entrada en vigencia existen claroscuros e incertidumbre que impiden afirmar con documentos verdades que desconoce la historiografía. Nos explicamos, la primera aparición del escudo fue el 22 de febrero de ese año, representado en forma de sello y estampado en lacre en unos papeles oficiales con motivo de la expedición de dos cartas de ciudadanía. Fue el día 12 de marzo de 1813 la primera vez que se menciona su empleo en los papeles oficiales, autorizándose al gobierno del Segundo Triunvirato el uso del mismo. Se establece más adelante que las armas del rey sean reemplazadas por el nuevo sello en todas las dependencias oficiales y públicas, entre otras disposiciones, con la excepción de su empleo en las banderas y estandartes reales. Aquí es importante detenerse pues muchos historiadores concluyen que la razón de esta excepción fue la de seguir simulando sumisión a la corona –la famosa “máscara” fernandina– en los símbolos más preciados de una patria alzada en armas, su bandera y estandartes. Si se hubiera querido romper con España este era el momento pues como señala Bartolomé Mitre, la Asamblea tenía el poder soberano “sin oposición alguna”, más aún, en la fórmula del juramento de apertura se suprime “todo lo relativo a vasallaje del rey de España”. Aunque como veremos, tres años después con motivo de nuestra independencia, la ruptura fue inevitable, y las deliberaciones en cuanto a la adopción de nuestra forma de gobierno seguirían dubitativas.

Sobre el diseño y significado del sello no existen constancias ni de pago por este encargo, ni documentos que nos expliquen oficialmente su heráldica. Todas son conjeturas. Se menciona como antecedente de nuestro símbolo patrio una carta del cuzqueño Antonio Isidro Castro a Bernardino Rivadavia del 3 de agosto de 1812, cuando este último formaba parte del Primer Triunvirato. En la misiva, que responde a un pedido de creación del escudo argentino, se hace referencia al envío de dos diseños de sellos -los cuales se han perdido- que podría adoptar Buenos Aires, sin incluir “[…] la descripción que cada uno tiene: pero son tan republicanas sus alegorías [afirma Castro] que el más tonto comprende las ideas al primer golpe de vista”. Estas intenciones no se pudieron concretar -en breve- por la revolución del 8 de octubre que finalizó con el gobierno en manos del segundo triunvirato.

Regresando al uso del sello, el 13 de abril la Asamblea resuelve que las Provincias Unidas del Río de la Plata acuñen moneda propia, debiendo grabarse su sello en las mismas. La Casa de la Moneda de Potosí fue la encargada de acuñarlas, siendo de dos tipos: de plata y de oro. Esta última era significativa pues incorporaba al pie de la pica y de las manos entrelazadas, debajo del óvalo, trofeos militares simbolizados por dos banderas de cada lado, dos cañones y un tambor, todos ellos con clara alusión a la guerra que se estaba librando y al papel preponderante que las armas representaban en aquellos momentos decisivos de nuestra historia patria. Suipacha, Tucumán, San Lorenzo y Salta son ejemplos vivos de esas luchas victoriosas.

Si bien no existen documentos oficiales sobre su diseño, el dibujo representado en el actual escudo nacional permite inferir a través de su heráldica el mensaje dado al resto de los estados: una nueva nación va surgiendo, en unión y libertad, sostenida por las armas de la patria, glorificada con sus triunfos militares y representada con el azul y blanco de su bandera. Se desconoce la autoría del dibujante, pero sí tenemos datos del grabador del sello: el peruano don Juan de Dios Rivera. En cuanto a la entrada en vigencia, no existe documento probatorio que respalde su implementación, lo que se impuso fue la costumbre que, avalada con el tiempo, fijó su carácter oficial.

El escudo está en la bandera que Belgrano donó a Jujuy el 25 de mayo de 1813, y también, aunque modificado, en la bandera del ejército de los Andes. Desde su origen sufrió algunas variaciones. Por ser el momento más significativo de nuestra nación, es importante mencionar el cambio producido en nuestro escudo durante el Congreso de Tucumán. A diferencia del año XIII, le fueron quitados el gorro frigio y la pica (símbolos atribuidos a las ideas que inspiraron el movimiento revolucionario francés de 1789). Figuran ahora como novedad, un río, unos picos montañosos y un sol, que ya no es naciente sino esplendente, en clara alusión a los proyectos monárquicos que venían gestándose hacía tiempo, uno de los cuales en ese momento aspiraba a la coronación de un descendiente de la dinastía incaica; de manera tal de unir así las Provincias Unidas de la América del Sur en un reino que comprendiera las Provincias Unidas del Río de la Plata, la capitanía de Chile y el virreinato del Perú. Ahora sí podemos afirmar que el fidelismo antes mencionado, real o ficticio según se lo analice, dejó de existir, motivo de nuestra desgarradora Independencia ante una monarquía que había perdido el rumbo de su misión histórica. Un lustro después el general San Martín, fundamentando las razones de otra independencia, la del Perú -de la cual este año se celebra su bicentenario- expresó con claridad en 1821: "Los americanos deben ser libres; pero dentro de límites prudentes [...] nosotros no imitaremos a las cortes españolas que en este momento han trastornado el estado político y religioso de la península".

Otro dato ilustrativo; cuando se sancionó la constitución de 1819 uno de los primeros en prestar juramento al frente de su ejército, fue el general Manuel Belgrano. Cuenta el general Paz en sus memorias que el creador de nuestra enseña patria no estaba del todo de acuerdo con aquella carta magna recientemente sancionada, ya que según su parecer “esta Constitución y la forma de gobierno adoptada por ella, no es, en mi opinión, la que conviene al país [le decía Belgrano] pero, habiéndola sancionado el Soberano Congreso Constituyente, seré el primero en obedecerla y hacerla obedecer”. Siguiendo el hilo de aquella conversación histórica y según la narración de Mitre, Belgrano “fijando su vista en el blasón argentino que tenía delante de sí” le dijo a Paz lo siguiente: “No me gusta ese gorro y esa lanza en nuestro escudo de armas, quisiera ver un cetro entre sus manos, que son el símbolo de la unión de nuestras provincias”.

Finalmente, aquel sello inaugural del año XIII, se transformó en nuestro Escudo Nacional, que junto a la Bandera y al Himno constituyen nuestros símbolos patrios. Fue en el año 1944, mediante un decreto, que el Poder Ejecutivo Nacional estableció que el sello de la Asamblea General Constituyente de 1813 sería en adelante el Escudo Nacional, representación gráfica y oficial de la Argentina ante el resto del mundo.

*  Teniente coronel. Profesor de Historia, especialista en Historia Militar, miembro del Instituto Argentino de Historia Militar.

Publicado en  Diario "La Prensa", 14/03/2021.

http://www.laprensa.com.ar/500012-El-Escudo-Nacional-La-Revolucion-a-mitad-de-camino-y-con-sello-propio.note.aspx

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