El 2 de agosto de 1921 a las 9 de la mañana falleció en el Hotel Vesubio de Nápoles una celebridad mundial Enrico Caruso, víctima de una terrible septicemia. Las primeras manifestaciones de salud del tenor, fueron a fines del año anterior en Nueva York donde había cantado en el Metropolitan el 24 diciembre su última opera "La juive".
El 30 de diciembre era operado según lo relata Pedro E. Rivero por el afamado médico John Erdman, en su suite del hotel convertida en quirófano, "al practicarse la incisión brotó un líquido oscuro con tal violencia que salpicó la pared opuesta. Se le extrajo 4 litros".
El velatorio se hizo en la planta baja del hotel, donde se levantó un catafalco, que previamente había sido embalsamado. Las exequias fueron imponentes, el cuerpo fue colocado en un ataúd de cristal, pero en 1927 fue reemplazado por uno de bronce, ya que comenzaban a notarse algunos signos de descomposición.
RELACION CON EL PUBLICO PORTEÑO.
Buenos Aires no fue ajena a la impresión por su muerte. Había conquistado al público porteño, desde su llegada aquel 3 de mayo de 1899 en que a bordo del "Reina Margarita", un diario ese mismo día publicó esta nota: "¡Enrico Caruso! Sois famoso de la Scala de Milán, de San Petersburgo, de Mosca, en Fedora, en Fausto, en la Bohéme, en Lucía, en Traviata, en Cavallería, noi saremo amici". Y si fue un gran amigo, volvió en 1900, 1901, 1903, y en 1915 y 1917, en los últimos tres años también Montevideo lo aclamó.
En mayo de 1900 apenas llegó La Prensa comentaba: "El Señor Caruso ha vuelto con su bella voz, generosa, a veces en exceso y por momentos dominada con habilidad y buen gusto". Como presentaban varias operas unas semanas después afirmaba: "Diremos que el señor Caruso revela en esta obra haber progresado como cantante y como actor. Su mezza voce se liga hoy con más facilidad con las notas de pecho, siempre brillantes y de buen timbre. Tanto la Serenata del primer acto que tuvo que repetir, como toda su parte en el segundo fueron bien interpretadas".
El 10 de agosto cantó en los funerales que se hicieron en la Catedral de Buenos Aires en honor del Rey Humberto I, y el 12 de agosto participó de una velada organizada por las Damas de Caridad con la finalidad de recaudar fondos para los asilos maternales. La velada se realizó en el Club del Progreso, en el inmenso salón cuyos salones "daban a la calle Perú, se colocaron butacas con ornamentaciones florales". La orquesta del teatro de la Opera estaba dirigida por el maestro Vittorio Vanzo, y actuaron las sopranos Valentina Mendioroz y Avelina Carreras, la contralto Virginia Guerrieri, el barítono Eugenio Giraldoni y Caruso. La velada fue un éxito especialmente por los dos números que accedieron gustosos los artistas al pedido de las damas presentes. El 15 de junio, la compañía abandonaba Buenos Aires después de una gira coronada por el éxito.
"COMO SU FUESE MI PATRIA''.
Ya nos referimos en su momento al éxito de la gira de 1901, cuando participó de la función en honor de Mitre. Caras y Caretas en un reportaje presentó al personaje con todas las aficiones que tenía, la fotografía, la pintura, el coleccionista de antigüedades y además un eximio esgrimista. Cuando el periodista le preguntó que le parecía el país contestó: "Bellísimo, yo quiero a Buenos Aires como si fuese mi patria. Y me parece que estando en el no he salido de Italia". El cronista le replicó: "Si, pero es triste y monótono", a lo que replicó: "Ustedes hablan siempre así de satisfechos que están. Mire, si yo no fuera tenor, me quedaba en Buenos Aires".
EL TIO LIBERATO.
Caruso tenía un tío Liberato Baldini, hermano de su madre casado con Angela Meola, instalado en Buenos Aires desde 1882 aproximadamente. De profesión zapatero, apenas llegó trató de encontrarlo, la presencia de este hombre gravitó positivamente en el ánimo del tenor, le traía los recuerdos de su madre fallecida cuando él era muy joven, el trato con primos hermanos (además de ir creciendo por el casamiento de estos) y la franca camaradería en esas largas mesas que convocaba a parientes y amigos.
RECUERDO EMOTIVO.
A raíz de un artículo publicado en La Prensa sobre los 80 años del general Mitre, y la velada que le organizaron en el Teatro de la Opera en la que se puso en escena "Rigoletto" con la actuación de Caruso, una amable lectora la señora Alicia Baldini, nieta de Eduardo Vicente Francisco Baldini (primo hermano de Caruso) tuvo la gentileza de ponerse en comunicación conmigo, como descendiente de un hermano de la madre del tenor.
Con toda gentileza le pedí unas líneas sobre lo que representa todavía hoy en la memoria y en la tradición familiar Enrico Caruso y esto es lo que nos escribió especialmente, que es un digno colofón a esta nota con motivo del centenario de su muerte: "Cada vez que visitaba Buenos Aires convocaba a la familia, y tenía una especial atracción con los niños. En una oportunidad llevó a uno de los sobrinos a un ensayo general de "I Paglicci" en el Colón, festejo que continuaba después del espectáculo con regalos, golosinas y mimos al niño. El chico asistió emocionado y cuando Caruso tomó el cuchillo para asesinar a la infiel esposa, el niño gritó: "¡Tío, no la mate!".
La foto que ilustra este artículo forma parte de las reliquias que conserva Alicia, y que muestran el afecto a la familia y a los amigos, al firmar sencillamente Enrico. Estas líneas sean un homenaje a su memoria especialmente en este diario que fue quien a través de las críticas le dispensó los más auspiciosos elogios.
Publicado en Diario "La Prensa", domingo 1º de agosto del 2021.
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