Ni bien Gonzalo Montiel metió el cuarto penal de la selección argentina que determinó la obtención de la Copa del Mundo, la tercera de la historia, se desató la locura de la gente en Qatar, el país y también de Rosario. Con camisetas, banderas, gritos, cánticos y llantos, los rosarinos salieron masivamente a la calle para exteriorizar la felicidad y la alegría de tras ganar el Mundial.
Las calles de Rosario, sobre todo las avenidas Avellaneda, Alberdi, Pellegrini y tantas otras, se vistieron de celeste y blanco para gozar de un triunfo tan merecido como sufrido. Y, como es habitual en estos casos, el Monumento Nacional a la bandera fue el epicentro de los festejos de los rosarinos, donde flameaba más alta que nunca la bandera celeste y blanca. Un triunfo que tuvo como mayor virtud del equipo sobreponerse a los momentos difíciles que atravesó durante el torneo. La derrota ante Arabia Saudita, el empate en el cierre de los 90 minutos reglamentarios de Países Bajos y los dos empates parciales de Francia en la final, el 2-2 en los 90 minutos, y el 3-3 en el suplementario. Pero este equipo demostró coraje, valentía y, sobre todo, mucho carácter. Además del fútbol que regó en la final ante los galos, especialmente hasta el minuto 78 (cuando el rival descontó y se puso 1-2).
Publicado en Diario La Capital de Rosario.
18 de diciembre 2022.
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