El amor entre los animales no es mero materialismo, como algunas personas podrían suponer. Es un conjunto de demostraciones que se manifiesta en delicadas y asombrosas galanterías, en actos de profunda fidelidad y en muestras de ternura. Hasta los insectos más humildes cortejan cumplidamente al objeto de sus amores y le hacen delicados regalos. Sírvannos de ejemplo las moscas diminutas que vemos danzar en nubes, en el aire pesado del verano. Cuando el macho corteja, hace una selección de excelentes bocados, los envuelve en una burbuja de seda y se los presenta a su novia, con el gesto inmemorial del galán que ofrece una caja de bombones.
Algunos émpidos, que son moscas más grandes, hacen regalos todavía más complicados: ofrecen "joyas" en forma de una brillante partícula de arena, una pluma de vivos colores o el pétalo de una flor.
Muchas arañas machos exteriorizan su amor en intrincados valses y complicadas piruetas.
Los cantos amorosos tampoco son exclusividad del hombre. Se extienden hasta ciertos niveles primitivos de la vida animal.
Cuando el bogavante, crustáceo marino muy parecido al cangrejo de río, está enamorado, canta una especie de sorda serenata frotándose las pinzas contra el pico de su caparazón.
Entre las criaturas que ocupan lugar más alto en la escala animal, el amor, naturalmente, tiene forma más desarrollada. No existe, no existe galanteo tan delicado y deslumbrante como el de las aves.
Los pingüinos del Antártico, por ejemplo no tienen muchos regalos amorosos que escoger en las tierras estériles que habitan. Sin embargo, el macho busca entre las pedrezuelas que tiene a su alcance, hasta que encuentra una lisa y bonita; entonces se encamina despaciosamente y lleno de esperanza hacia donde está su dama y deposita a sus pies el humilde tesoro.
El reyezuelo, pájaro muy común en Europa, regala ramitas a su novia -elocuente sugestión del hogar esperado- y con frecuencia hace más explícita la sugestión, construyendo un tosco nido mientras la hembra observa. A medida que construye la casa, ramita tras ramita, vuela una y otra vez hasta su recatada novia haciendo vibrar las alas, volviendo la cabeza atrás y dejando escapar torrentes de embelesada melodía.
El tilonorrinco australiano es un ave que hace presentes amorosos sorprendentes. Su sedosa hembra tiene los ojos azules y el galán la obsequia con bayas silvestres, piedritas coloreadas y cosas parecidas... ¡todas azules!.
Con frecuencia los machos sólo pueden manifestar su amor por medio de una exhibición acrobática.
La proeza aérea que el colibrí macho ofrece a su dama es increíble. Sostenido en sus trémulas alas, oscila ante ella en arco aéreo, como un péndulo. Atrás, adelante, abajo, arriba... aleteando hasta 75 veces por segundo. Cada vez con mayor apasionamiento sigue actuando su silencioso poema de amor. Súbitamente asciende en línea recta unos 20 metros hacia el cielo. Se detiene en la altura por un segundo. Luego se lanza hacia tierra en furioso descenso lírico que frena milagrosamente, para quedarse parado en medio del aire, exactamente a la altura de la diminuta hembra que lo observa desde la rama donde está posada.
El amor intenso que se manifiesta en el cortejo y apareamiento no es la única clase de afecto que los animales cambian entre sí.
En sus vidas, como en nuestras vidas humanas, hay el placer apacible y constante de estar juntos. Hay ternura, hay constancia, hay fidelidad hasta la muerte en muchas especies. Es peligrosamente fácil sentimentalizar sobre los animales, incurrir en el error de ver pensamientos humanos en sus acciones.
Pero es igualmente fácil equivocarse en el sentido contrario y olvidar que la creación entera es una hermandad y que una chispa de la misma mente y el mismo corazón late en todos los seres.
Es entonces inequívoco que en toda criatura viviente -hombre o animal- hay una sensibilidad. Y esta sensibilidad despierta y se ennoblece frente al sexo opuesto, creando lo que llamamos amor.
Y aceptando que en el amor nada es que no haya sido pero aun así todo es nuevo, llegó a mi mente este aforismo: "El más hermoso poema de amor, nunca será tan hermoso como el amor".
Publicado en Diario LA PRENSA.
Navidad 25 de diciembre del 2022.
https://www.laprensa.com.ar/524059-El-amor-en-los-animales.note.aspx
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