Victoria Ocampo y ‘Habla el algarrobo’.
Hoy Victoria Ocampo habría cumplido 124 años, y nada mejor que recordar a quien fuera colaboradora de La Prensa, haciendo un comentario sobre su texto Habla el algarrobo.
Dichas páginas -según se anotaba en la solapa- las escribió “para el primer espectáculo de Sonidos y Luces que habría de presentarse en nuestro continente. Ha elegido como escenario una vieja quinta con vista al río, la Quinta Pueyrredon, donde se oyen las voces de todos los que han estado, han pasado o han vivido en ella... de todos los que allí dejaron su rastro. Allí y en la historia argentina. Unos como personajes centrales, vertebrales; otros como simples compañeros, amigos o enemigos de sus dueños. También se oyen las voces del algarrobo de la quinta y de un recitante: ambos relatan, cada cual a su manera, lo que ocurrió en aquella barranca (a su pie o en su cima) desde que Garay adjudicó esas tierras a su primer propietario en 1580, hasta que la quinta fue declarada monumento nacional”.
UNA TARDE SOLEADA.
Según Hugo Beccacece: “Una tarde soleada, probablemente un sábado o domingo de primavera –no estoy seguro de ese dato, a pesar de que estuve allí en calidad de espectador, Habla el algarrobo se dio por única vez, creo, en la Quinta de Pueyrredón en forma de teatro leído. En dos balcones de la propiedad estaban los intérpretes. Uno de estos era Victoria Ocampo, que decidió ser el algarrobo. El púbico invitado la escuchaba debajo de su balcón. El espectáculo funcionaba muy bien desde el punto de vista dramático; era muy ameno y, a la vez, sustancioso. Victoria, radiante, trascendía la escena (el balcón). Tenía magnetismo. El tiempo y la vida habían hecho de ella, en vida, un personaje mítico”.
Entrevistada por los medios de prensa en 1958, Victoria anunció que el espectáculo habría de presentarse en 1960, con motivo del sesquicentenario de la Revolución de Mayo y afirmaba: "En la quinta (ex chacra) Pueyrredón ocurrieron muchas cosas de mucho peso para nuestro destino, para el de Hispanoamérica. Aquella quinta que yo solía visitar de niña, cuando era de mi tío abuelo Manuel Aguirre, representa para mí la quintaesencia de San Isidro. Yo conocía su historia por tradición oral, fragmentariamente. Después empecé a preguntarme, también, qué habría visto y oído el algarrobo centenario situado en lo alto de la barranca. Y he terminado escribiendo un texto titulado Habla el algarrobo porque en realidad son cosas que el algarrobo sabe mejor que cualquiera de nosotros. Yo me he limitado a repetir lo que me dijo".
VALERY.
Comienza con una cita de su admirado Paul Valéry: “huelo mi futuro humo aquí” y admiradora de la naturaleza apuntó: “Dedico estas páginas al algarrobo histórico de San Isidro y a todos los árboles -incluso al hinojo de los baldíos, que no es árbol- de la localidad”.
En el prólogo fechado en San Isidro en mayo de 1960, narró el origen de la obra: “Una tarde de otoño, llevé a Cecilio Madanes a la quinta de Pueyrredon. No la conocía y no esperaba ver lo que vio: esa casa blanca, tan encantadora en su falta de énfasis, rodeada de árboles centenarios, frente al rio de sueñera y de barro, frente al río inmóvil, sobre las barrancas de San Isidro".
Como vemos utiliza los calificativos que Borges y Mallea le dieron al Plata.
“Enseguida se le ocurrió (a Madanes) que era el marco ideal para un espectáculo de Son et Lumière, como los que se llevan a cabo con tanto éxito en los veranos europeos. Y se le ocurrió también que por ser yo del pago podría escribir el guión”.
“Así nació este libro. Fue escrito en 1958 y aún espera que se cumpla su destino de guión para Son et Lumière.
V.O."
TORRES AGUERO.
Hace pocos días la prestigiosa casa Hilario, en su catálogo dio a conocer una carta de Victoria, en su tradicional papel celeste, que es de 1960, no tiene fecha, sólo “martes” y está dirigida a Luis Torres Agüero:
“Estimado Torres Agüero:
Acabo de recibir este libro de New York y me gustan las tapas. Quiero saber si no hubiera podido hacerse algo semejante para nuestro Algarrobo, aunque ahora ya resultará tarde ¿no? (1)
Ayer di (con dolor de garganta) una conferencia sobre la historia de la quinta de Pueyrredon. Me han pedido ya varias personas que la repita. Eso me da alguna esperanza de que el libro se venda bien (aunque no como Lolita claro está…). Habría que pensar un poco en el tiraje.
El miércoles va Madanes con el director de la Casa Philips y el presupuesto. Va a hablar con el gobernador y los ministros para Sons et Lumiéres (Habla el Algarrobo). Si eso marcha creo que habrá que aumentar el tiraje o guardar las planchas (no se si lo pueden hacer ustedes).
Mucha prisa tengo de ver las tapas.
V. Ocampo
(1) Me refiero al título nomás
En la parte blanca de la foto se hubiera podido poner, simplemente el título”.
EL LIBRO.
El libro que salió con el sello de Sur, se terminó de imprimir el 10 de julio de 1960 en Américalee, editora e impresora con domicilio en la calle Tucumán 353.
Las gestiones con el gobernador Oscar Alende, no tuvieron el éxito previsto y todo quedó en un proyecto. Recién en 1969 cuando ejercía el gobierno de la provincia el ingeniero Saturnino Llorente, la Fundación Pueyrredon logró el apoyo al proyecto, que se estrenó en diciembre del año siguiente.
Destacadas figuras de la escena nacional dieron voz a los personajes que narra la obra: Alfredo Alcón (San Martín), Tito Alonso (Aguaribay) (José Hernández), María Rosa Gallo (Agustina López Osornio de Ortiz de Rozas), Perla Santalla, Iván Grondona, Fernando Labat (Los árboles testigos), Antonio Martianez (Juan de Garay), Luis Medina Castro (El algarrobo), Sergio Renán (Juan Martín de Pueyrredon), Eduardo Rudy (Santiago de Liniers), Laura Sáñez (Recitó el Romance de Arturo Capdevila), Irma Córdoba (Victoria Pueyrredon de Pueyrredon “Mamá Totó). Walter Vidarte (negro borracho) y José María Vilches (recitó el Romancero del Cid), Ir. En otros papeles actuaron Luis Linares, Lidia Lugo, Juan Carlos Nassel, Cecilia Rosetto, Esteban Peláez, Alejandra Lorena, Luis Ayala, Osvaldo Cassarino, Alberto Fernández de Rosa, Ana María Ferrari, Carlos Wolf, Daniel Witt (Prilidiano niño), Néstor Omar Sueiro (Prilidiano joven), Eduardo Marcelo Cocca, Elías Pais, Olkar Ramírez, Ricardo Rossini, Roberto Stábile, Armando Vuscovich, Roberto Quiroga y Osvaldo Yacobitti.
Dirigió la obra el dramaturgo español Manuel Benítez Sánchez Cortés y la misma Victoria participó de los ensayos preliminares y de la grabación que estuvo a cargo de la compañía Phonogram al cuidado de Gonzalo Flores. La música fue compuesta por el compositor Ariel Ramírez y dirigió la orquesta el maestro Oscar Cardozo Ocampo. En la realización artística colaboraron Esteban Peláez y Juan José Sola y todo fue realizado por el departamento de electroacústica de Philips Argentina S.A.
Aunque no figura en el programa, el año pasado la Municipalidad de San Isidro hizo un reconocimiento al señor David Robertson Gunn por haber participado del espectáculo; lo que lo convertiría en uno de los pocos sobrevivientes de esa realización. Conservo y ejemplar del libro y del programa, la foto que se ilustra la nota es la del frente de la quinta que mira al río en 1970.
El 25 de mayo de 1973, asumió en San Isidro un gobierno que además que desconocer, ignoraba el trabajo realizado por la Fundación Pueyrredon y la dirección del Museo a cargo de Marcos de Estrada, y por ser Victoria opositora al peronismo; directamente desmanteló el espectáculo de Luz y Sonido el primero en Sudamérica. Han pasado más de cincuenta años, y es una pena que en este siglo con las nuevas tecnologías, no hayamos tenido noticias del interés de las autoridades por reponer este espectáculo.
Como dijera en el programa Victoria Ocampo:
“Poco importa que la casa de Pueyrredon, sobre la barranca del Plata, sea una modesta casa colonial, revocada con cal. Tiene lo que no se consigue edificar de fuera para adentro: habitantes intangibles. Tiene los grandes duendes de nuestra historia; duendes de un país sin castillo para sus héroes. Merecen que se les ofrezca, con humildad y respeto, un palacio tan impalpable como ellos mismos; el de la luz y el sonido que llegan a nosotros en ondas misteriosas; ondas que obedecen al ingenio del hombre sin entregarle su último secreto”.
“Creemos pues que este medio nuevo de acercar al espectador presencias invisibles pero comunicables es tal vez uno de los artificios más inocentes. De seguro, si se lo maneja con destreza y respeto de la verdad, uno de los menos sujetos a peligrosas materializaciones y mascaradas”.
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