El Papa y el presidente argentino han coincidido en la importancia de la lucha contra la pobreza y el narcotráfico. Pero Francisco le ha pedido apoyo explícito para su proyecto educativo, Scholas Ocurrentes, que une el deporte con el arte y la tecnología. Su director mundial, José María del Corral defiende que se han abierto puertas entre el presidente y el Papainciándose un camino en el que hay voluntad de que quedan atrás las asperezas.
Desde el pasado sábado, los medios argentinos tenían muy clara la noticia que dominaría la actualidad: el encuentro entre el Papa Francisco y el presidente, Mauricio Macri. Y no porque se trate de la primera toma de contacto desde que el líder del partido Cambiemos es presidente de Argentina y viaja a ver al hombre más influyente del mundo que, casualmente, también es argentino. No. El viaje generaba expectativa por la aparentemente escasa, fría, o tal vez nula relación entre Macri y Jorge Mario Bergoglio.
Durante los últimos días estos adjetivos se han convertido en superlativo. Se analizaron todos y cada uno de los comentarios, miradas de ambos mandatarios, incluso el lenguaje no verbal, las sonrisas más o menos amplias… Hasta el hecho de que el encuentro haya durado escasos 22 minutos y no haya sido en la residencia de Francisco en Santa Marta.
Aún así, hay más puntos comunes de los que se cree. La línea de Macri, que esbozó incluso antes de ser electo presidente de lucha contra el narcotráfico y la pobreza (aparte de la unión de los argentinos) ha sido respaldada por Francisco en el encuentro en la Santa Sede. Pero el punto que Francisco ha querido destacar es el apoyo a Scholas Ocurrentes, organización internacional de derecho pontificio impulsada por Francisco que busca revolucionar la educación «de abajo hacia arriba», para que los alumnos expresen cómo debe abordarse la educación que reciben.
Casualmente (o no), al frente de Scholas está otro argentino, José María del Corral, experto pedagogo e íntimio amigo del Papa, que lleva años acompañando a Jorge Mario Bergoglio en este ámbito y fue también quien asesoró a Mauricio cuando éste recién era candidato a la alcaldía de Buenos Aires. «El encuentro no ha sido frío, comienza una nueva relación entre Francisco como Papa y Mauricio Macri como presidente. Me ha gustado la descripción del encuentro que hizo Macos Peña (jefe de gabinete), en la que aludió a que el Papa «es de todos». «No hay que meterlo en las internas del país, eso me parece chiquitaje», criticó José María del Corral.
Sin embargo, no negó que sí hubo alguna discrepancia entre ellos cuando siendo alcalde, en 2009, Macri decidió no apelar un fallo judicial que permitió el matrimonio de una pareja homosexual. Y no eran buenos tiempos porque precisamente cuando esto sucedía en su diócesis, «había en ese momento una maniobra para sacar a Bergoglio del país», añade del Corral.
Ahora, del Corral vuelve a hacer el intermediario entre Macri y Bergoglio y con un gran proyecto de por medio. Ya a principios de febrero el ministro de Educación argentino, Esteban Bullrich fue invitado por Scholas para encontrarse con Francisco. «Me parece fundamental la adhesión del nuevo gobierno a esta iniciativa porque nació precisamente en Argentina, impulsada por Bergoglio cuando era arzobispo. Además fue en el país donde se promulgó una ley de Scholas y lo que ha pedido Francisco precisamente es que se cumpla esta ley. Es una alta responsabilidad que haya dicho con nombre y apellido que se colabore con la Fundación y es muy importante que haya un compromiso que asegure su permanencia como política de estado».
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