¿Cuánto más van a repetir la falacia de que los holdouts no merecen cobrar porque compraron deuda muy barata y están ganando mucho? ¿Puede sobrevivir un país con tanta gente tan infantil?
Veamos ¿Por qué estaba barata la deuda en cuestión? La única razón es que fue repudiada por el deudor y que el deudor era un gobierno y que los gobiernos no quiebran y en el actual estado del derecho internacional son impunes. El que está llorando ahora por lo barata que se compró la deuda es que que la abarató con su deshonestidad. No hay ninguna cuestión moral a favor de la posición argentina.
Dicen que los fondos “ganan mucho”, pero la única oportunidad que tienen ellos de ganar mucho es la aspiración del deudor de ganar mucho al no pagar sus deudas. La diferencia es que los acreedores no defraudaron a nadie. El hecho de que ellos existan hizo que la deuda repudiada valiera “algo”. Ese valor al que la compraron existe porque ellos están organizados y con capacidad de juntar volumen para aguantar. Fueron el límite a la desfachatez.
Los holdouts, dado que como dije antes los gobiernos son impunes, son la respuesta del mercado a esa impunidad. Es cara y tiene grandes posibilidades de obtener ganancias, porque ellos tratan con bandidos. Son los que salen detrás de ellos y de todo el aparato de santificación del estatismo, incluida la prensa, los curas y todo género de demagogos.
Los holdouts además son una bendición para los gobiernos que cumplen; ellos pagan tasas inferiores en la medida en que se difunde lo que ellos hacen con los que no pagan, lo que es un incentivo para quienes piensen en la posibilidad de prestar. Porque como el mundo no termina hoy, hay que asegurarse con la conducta actual de seguir teniendo crédito, que, cuando se trata del mercado privado, se guía por la seguridad y los rendimientos.
Los holdouts tratan los temas de plata como de plata. Los otros verseros recurren a falacias morales para ahorrarse guita, son de la peor miseria que ha dado el espectro moral de nuestros días.
No hay ningún caso moral detrás de gobiernos bandidos, inclumplidores y que se victimizan a la hora de pagar. La única forma de tratar con ellos y negociar, por la sencilla razón de que el país está en problemas, es agachar la cabeza, exponer la situación y apelar al deseo de cobrar de los acreedores, teniendo en cuenta esas limitaciones.
La última razón de la inmoralidad del deudor, es que llora para seguir pidiendo. Lo cual es lamentable porque no asume su alcoholismo, que cuando llegan las cuentas convierte en su “caso moral” contra el acreedor.
Por último, los holdouts tienen una posición moral incluso mejor a los de los acreedores principales. Es dudosamente ético prestarle a un gobierno que no produce y que solo paga esquilmando a la población. El único caso moral que puede haber en esta materia es contra el endeudamiento en general de los gobiernos. Los holdouts no son los que le prestan a los gobiernos, sino que compran deuda repudiada y hacen justicia con eso. Lo mejor de todo es que lo hacen por propio interés, que es el mejor motor de la sociedad, no solo en lo económico, fundamentalmente en el plano ético.
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