José Gabriel del Rosario Brochero, más conocido como el Cura
Brochero o El Cura Gaucho, será canonizado el 16 de octubre en el Vaticano.
Brochero era el cuarto de diez hermanos, que vivían de las
tareas rurales de su padre Ignacio
Brochero.
Nació Villa Santa
Rosa, cabecera del departamento Río Primero (Córdoba de la Nueva Andalucía,) el
16 de marzo de 1840.
Su infancia se dio en una familia católica. Dos de sus
hermanas llegaron a ser religiosas del Huerto.
El 5 de marzo de 1856 ingresó al Seminario de Nuestra Señora
de Loreto y fue ordenado sacerdote el 4 de noviembre de 1866.
En 1858 concurrió a la Universidad Nacional Mayor de San
Carlos en donde conoció al futuro infausto presidente Miguel Juárez Celman
“A fines de 1869 asumió el extenso Curato de SAN ALBERTO, de
4.336 kilómetros, con poco más de 10.000 habitantes que vivían en lugares
distantes sin caminos y sin escuelas, incomunicados por las Sierras Grandes de
más de 2.000 metros de altura. El estado moral y la indigencia material de sus
habitantes eran lamentables. El corazón apostólico de BROCHERO no se desanima,
sino que desde ese momento dedicará a educar y promocionar a sus lugareños.
Al año siguiente de llegar, comenzó a llevar a hombres y
mujeres a Córdoba, para hacer los Ejercicios Espirituales. Recorrer los 200
kilómetros requería tres días a lomo de mula, en caravanas que muchas veces
superaban las quinientas personas.
Más de una vez fueron sorprendidos por fuertes tormentas de
nieve. Al regresar, luego nueve días de silencio, oración y penitencia, sus
feligreses iban cambiando de vida, siguiendo el Evangelio y buscando el
desarrollo económico de la zona.
En 1875, con la ayuda de sus feligreses, comenzó la
construcción de la Casa de Ejercicios de la entonces Villa del Tránsito, localidad
que hoy lleva su nombre. Fue inaugurada en 1877 con tandas que superaron las
700 personas, pasando por la misma durante el ministerio parroquial del Siervo
de Dios más de 40.000 personas. Para construirla recogió limosnas en cuatro
provincias argentinas: Córdoba, San Luis, La Rioja y San Juan. Se cumplía así
su grito de confianza y de triunfo al tirar la primera piedra en los cimientos
de la Casa: “Te jodiste, Diablo”
Para complemento construyó más de construyó la casa para las
religiosas que atenderían los Ejercicios, a la cual se anexó luego el Colegio
de niñas, y la residencia para los sacerdotes, a la cual debía franquear un
colegio de varones.
Con sus feligreses construyó más de 200 kilómetros de
caminos y varias iglesias, fundó pueblos y se preocupó por la educación de
todos. Solicitó ante las autoridades y obtuvo mensajerías, oficinas de correo y
estafetas telegráficas.
Proyectó el ramal ferroviario que atravesaría el Valle de
Traslasierra uniendo Villa Dolores y Soto para sacar a sus queridos serranos de
la pobreza en que se encuentran, “abandonados de todos, pero no por Dios”.
Predicó el Evangelio asumiendo el lenguaje de sus feligreses
para hacerlo comprensible a sus oyentes. Celebró los sacramentos, llevando
siempre lo necesario para la Misa en las arganas de su mula. Ningún enfermo
quedaba sin los sacramentos, para lo cual ni la lluvia ni el frío lo detenían.
“Yo el diablo me a robar un alma”, decía. Se entregó por entero a todos,
especialmente a los pobres y alejados, a quienes buscó solícitamente para
hacerlo para acercarlos a DIOS.
Pocos días después de su muerte, el diario católico “Los
Principios” de Córdoba de la Nueva Andalucía, escribe: “Es sabido que el Cura
BROCHERO contrajo la enfermedad que lo ha llevado a la tumba, porque visitaba
largo y hasta abrazaba a un leproso abandonado por ahí”. Debido a su
enfermedad, renunció al Curato, viviendo unos años con sus hermanas en su
pueblo natal. Pero respondiendo a la solicitud de sus antiguos feligreses,
regresó a su casa de Villa del Tránsito, muriendo leproso y ciego el 26 de
enero de 1914.
(“EL CURA BROCHERO” cartas y sermones, Conferencia Episcopal
Argentina, Presentación de S. E. R. Cardenal RAÚL F. PRIMATESTA, Buenos Aires,
872 páginas).
Dice Leonardo Castellani:
JOSÉ GABRIEL DEL ROSARIO BROCHERO y DAVILA nació en 1840 en
el puesto campestre Carreta Quemada, y no en Santa Rosa como reza su fe de
bautismo, conforme ha puesto en claro el último de sus biógrafos, P. ANTONIO
AZNAR S. J. Este misionero - que ha seguido los pasos del otro misionero
serrano no sólo con su pluma sino con su vida – produjo en 1951 una biografía
de la cual dijo Monseñor de la Rioja que era la primera excelente; no reparando
quizás en la escrita antes por Don RAMÓN CÁRCANO, nada despreciable. Primero de
todos MARTÍNEZ ZUVIRÍA en su prístina novela FLOR DE DURAZNO había revelado
(con el nombre transparente de FILOMÓN ROCHERO) la pintoresca y pertinaz
tradición oral cordobesa acerca del cura gaucho – y canónigo de la Catedral y
maestro de Filósofo – que a servido a AZNAR para reconstruir su heroica VIDA.
Acaba de hacerlo en una nueva biografía más brece, que es amena, exquisita,
completa; elegantemente editada por el Colegio Sagrada Familia (Bouchardo 260)
de Córdoba. La habían precedido, además de la susodicha, una serie de
monografías sobre puntos particulares, recopilados en 20 años de viajes
misionales, a saber: “El Padre Brochero y la Beata Antula”; “Las dos banderas y
el Cura Brochero”; “Los “caranchos” y el Cura Brochero”; “El Cura Brochero y la
Eucarístia”.
También pertenece a esta bibliografía incompleta el
enjundioso ensayo filosófico BROCHERO de VIDAL FERREYRA VIDELA, Buenos Aires,
1964, edición del autor.
Su vida y su recia figura están resumidas insuperablemente
en aquel libro. Ordenado sacerdote, fue mandado de cura a San Alberto más allá
de Pampa de Achala – cordillera de 2.000 metros que había que trasponer a mula
-. Allí emprendió la construcción de la Iglesia, fue desairado por el
vecindario, y se puso él mismo de albañil y maestro de obra. Allí se quebró una
pierna al bajar una cuesta trayendo una viga a cinchas. Lo mismo hizo después
en el Tránsito – Iglesia y Casa de Ejercicios – pueblo de su curato que se
volvió su centro de operaciones y hoy lleva su nombre. Cuando los indolentes
criollos vieron alzarse las paredes por milagro, se desperezaron, y empezaron a
ayudar a porfía a cambio de caña y yerba; y es fama qe hasta abogados, médicos,
sacerdotes y legisladores que venían de visita, contagiados echaban una manito;
y que mujeres serranas con sus guaguas a cuestas traían cal viva a pie y en
árganas de la canteras de Panaholma.
El caso es que los edificios de “El Tránsito” calculados por
los ingenieros de JUÁREZ CELMAN en 400.000 pesos los hizo DON GABRIEL con
52.000 … de limosnas; conseguidas con lágrimas algunas veces.
Impresos solamente tenemos de él dos sermones, el Prontuario
de los Ejercicios, y las décimas que comienzan:
Acúsome Padre Santo
Que adoro a una ingrata bella
Que es más linda que una estrella
Por eso la quiero tanto…
De modo que aunque “dio su luz a la patria” ha sido perla
más que diamante; y no es probable que su luz llame la atención de Roma, cuando
ni de sus compatriotas la ha llamado mucho.
Dijo la perla al diamante
Mucho más valgo que tú:
De negro carbón naciste
Y yo de la mar azul.
Y le contesto el diamante:
Tu mérito es muy común
Eres blanca y serás siempre
Yo soy negro y vierto luz.
Dinámica Social, nº 151, Noviembre-Diciembre de 1964.
LEONARDO CASTELLANI CRITICA LITERARIA, NOTAS A CABALLO DE UN
PAÍS EN CRISIS, EDICIONES DICTIO, BUENOS AIRES, pág. 445-451.
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