"No obstante estas palabras, él no es el yancófilo a
ultranza que se supone. Por el contrario, y aparte de aquellas severas
críticas, juzga con independencia la política y el gobierno de los Estados
Unidos. Basta un ejemplo para demostrarlo. Apenas haya vuelto a Chile, la
autoridad promoverá un incidente a un enviado norteamericano en Valparaíso, por
haberse casado con una católica nativa. Sarmiento publicará en el periódico
Inglés Neighbour, de Valparaíso, un artículo escrito en español y titulado
Chile y los Estados Unidos, en donde reprocha la actitud de las autoridades,
pues con ello conseguirán que “un vapor, mandado por un truhán”, llegue a
demoler media ciudad chilena. Pregunta: “Y entonces, ¿a quién apelamos? ¿Al
mundo, a la Europa? El mundo se guarda muy bien en meterse en quintas con los
Estados Unidos. ¿A nuestras propias fuerzas?” Y agrega estas palabras
formidables, cuya dolorosa verdad conoce Hispanoamérica:
“Contra la violencia y la injusticia de los yanquis, no hay
apelación en la tierra”.
En “Recuerdos de la vida literaria” de Manuel Gálvez sobre su biografía sobre
Sarmiento dice:
“Mucha gente está convencida de que yo me propuse hundir a
Sarmiento… Sin embargo, quien me lea con cuidado podrá observar mi
imparcialidad. Si yo fuese enemigo de Sarmiento no habría contado su abnegación
para con el moribundo Quiroga Rosas, a quien tuvo en sus brazos durante ocho
horas. Yo llamo a esto en mi libro, “acto de caridad heroica”. Y este suceso
era desconocido por los historiadores de Sarmiento, de modo que yo pude
callarlo.
Tampoco habría referido su generosidad para con Alberdi,
cuando su enemigo volvió de Europa. Ni hubiera expuesto su obra de gobierno,
que fue importante, año por año. Ni hubiera interpretado a su favor el estúpido
incidente que le hizo Quintana en el Senado. Ni, sobre todo, habría escrito
estas palabras, que pueden leerse en la página antepenúltima:
Él más que nadie – ésta es la pura verdad – tuvo la pasión
del progreso. La tuvo en grado heroico y llegó a ser en su alma un fanatismo.
Ésa fue su misión: sacar al país del pantano; acicatear a unos y a otros,
aunque fuese insultándolos; interesar a todos por las obras materiales y
culturales.
A un político y gobernante no se le puede hacer mayor
elogio. Y sin embargo, todavía le hago un elogio mayor a Sarmiento cuando digo:
Pero cualesquiera que hayan sido sus errores como ciudadano
y como hombre, es evidente que fue un héroe del progreso material y de la
cultura popular, un héroe civil, tan útil para la patria como los que la
defendieron con las armas. Si el Espíritu poco le debe, en cambio débele mucho
nuestra actual grandeza, de la que fue uno de sus auténticos constructores. Si
Sarmiento no hubiera existido, la Argentina no sería lo que hoy es”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
La diferencia de opiniones conduce a la investigación, y la investigación conduce a la verdad. - Thomas Jefferson 1743-1826.