Como todo el mundo sabe, desde que volvió la dictadura las
cosas han cambiado muchísimo. Para mal.
Ya no tenemos a un Julio De Vido de traje gris claro y
corbata anunciando por sexta vez que en pocos días más vamos a inaugurar una
represa hidroeléctrica que todavía no se licitó.
Ni a un Moreno con su traje gris oscuro, corbata y escudito
de Guardia de Hierro en la solapa, comprado en Modart en 1971 para la fiesta de
egresados de una nueva camada de Tacuara.
Tampoco hay un Kicillof con su camisa dos talles más
grandes, mangas hasta las uñas y cuello volador ala delta, anunciando que jamás
les pagaríamos a los Buitres más de lo que les pagamos a los que entraron en el
canje, aunque habíamos perdido hasta el Juicio Final. Curiosamente, una camisa
muy parecida a la que usa ahora para decir que “hay que arreglar algo con los
Buitres”, y que él tiene una “propuesta superadora” que se ve que no tuvo
tiempo de aplicar cuando era ministro, hasta hace cinco minutos.
Ni hablar de los sesudos análisis del inolvidable Orlando
Barone con sus monísimas pashminas multicolores y su blusa escote en V al tono.
El presente es muy distinto. Ahora hay una derecha que anda
todo el día por la Casa Rosada de traje azul oscuro y camisa celeste sin
corbata. Este uniforme corresponde al rango de Presidente, Jefe de Gabinete y
Ministros. El resto desfila en elegante sport.
La corbata sólo se permite en casos especiales como el del
ex Presidente de facto Federico Pinedo, el del temible cipayo petrolero Juan
José Aranguren, o cuando hay que recibir a otros tiranos del mundo como el
Presidente de Francia, Hollande, o el Premier italiano, Matteo Renzi.
¿Es esto lo único criticable del nuevo gobierno? Desde luego
que no. Pero es de buen ciudadano otorgarle al gobierno, por malo y dictatorial
que sea, sus primeros 100 días de gracia que todavía no han vencido.
Por ejemplo, si bien todos sospechamos que pasados estos 100
días Patricia Bullrich va a seguir siendo la misma Patricia Bullrich de
siempre, en una de esas, quien te dice, mejora. Hay un paraguas protector que
es parte del fair play y que todos debemos respetar.
Inclusive deberían respetarlo aquellos opositores que
militan en la Resistencia o los que directamente han pasado a la clandestinidad
como Forster, Timerman, Gvirtz, Szpolsky, Zannini, Parodi, y tantos otros cuyos
paraderos al momento se desconocen.
Considerando que este año fue bisiesto, los famosos 100 días
de changüí que tiene el nuevo gobierno vencen exactamente a las 0:00 horas del
día 20 de marzo. Pero como ese día cae domingo, sugiero arrancar a putearlos el
lunes 21. Tempranito, si es que usted está muy ansioso.
Tampoco es cuestión de enardecerse de entrada por cualquier
cosa, ni mucho menos de empezar a hacer comparaciones odiosas. No es lo mismo
cometer algunos errores durante los primeros tres meses, que haber metido la
pata hasta el caracú durante doce años. Seamos justos. Sobre todo porque buena
parte de estos tres meses horribles se los debemos a aquellos doce años
preciosos.
Hay que reconocer que aquel viejo gobierno kirchnerista,
aunque al final no le pudo ganar a nadie, andaba un violín y jugaba de memoria.
Zannini se la daba a Aníbal, éste se la pasaba a Berni, triangulaban con
Milani, con Máximo, se la tiraban larga para De Vido que desbordaba y mandaba
el centro para Lázaro Báez o directamente para Fariña que la agarraba y bueno…
el resto de la jugada ya la sabemos todos.
En cambio este gobierno es un equipo nuevo, en ablande, con
jugadores que recién se conocen y a veces se chocan entre ellos, como les pasó
con el INDEC, con el ida y vuelta de la paritaria docente o con el nombramiento
de los Jueces de la Corte por decreto. No es un plantel parejo. Están Peña,
Frigerio y Monzó que arman un buen medio campo, pero tiene un marcador de punta
derecha como Aguad que cuando vino a préstamo de la UCR cordobesa ya estaba
medio baqueta.
De todos modos, si usted no tiene paciencia y anda muy
chivo, puede apoyarse en Ricardo Echegaray, el ex capo kirchnerista de la AFIP
y flamante titular de la Auditoría General de la Nación.
Este jueves anunció que va a ser muy duro en la auditoría y
control de los siguientes temas (textualmente): Fútbol para Todos, Aerolíneas,
tarifas, holdouts, déficit fiscal, balanza comercial y empleo en negro. Lo
bueno es que el tipo aclaró que sólo va a investigar lo que se haga a partir de
2016. Obviamente, no es ningún boludo. Si se pusiera a investigar lo que
hicieron en los últimos cinco años, como corresponde, tendría que entregar el
informe, ponerse las esposas él mismo, pedir un radio taxi e irse directamente
a Devoto, no sin antes contratar un camión jaula con doble acoplado para que
pase a buscar al resto del gobierno kirchnerista.
Y si usted está indignado porque se viene el arreglo con los
holdouts y su conciencia setentista no se lo puede bancar, vea la parte
positiva: el famoso buitre Paul Singer, así como lo ve, es el líder del
movimiento “Never Trump”, un grupo de millonarios que financian una campaña
para evitar que Donald Trump gane la interna del partido Republicano (posta). O
sea que si este grupo logra su objetivo, es muy posible que Hillary Clinton
llegue a la Casa Blanca con más comodidad que si tuviera que enfrentar a
melenita de oro. Y todo gracias a la guita de los argentinos. ¿Vio? No hay mal
que por bien no venga.
Y si se quiere gratificar aún más, le doy una idea. La deuda
del 7% que no aceptó el canje genera 10% de interés anual (9,5 más propina).
Cuando en 2014 Ex Ella volteó el acuerdo que habían logrado Fábregas,
Capitanich y Kicillof con el mediador y se mandó la Gran Galtieri, le agregó
4.000 palos verdes a la deuda en concepto de intereses y punitorios,
considerando la totalidad de los Buitres, los “Me too”, los bonistas italianos,
y otros varios.
Con el dólar a 15, la canchereada de la arquitecta egipcia
nos costó 60.000 millones de pesos más. O sea 1.500 mangos por argentino vivo.
Si el próximo finde usted no tiene nada que hacer, váyase a
El Calafate con su jermu, los dos pibes y su suegra y tóquele el timbre. Ella
le debe 7.500 mangos. Es más, llévese el DNI de algún abuelo suyo que ya no
esté en este mundo y hágale la Gran PAMI. Como hacían ellos.
Son simples ideas para ir calmándolo porque los que están
ahora recién empiezan. Ya habrá tiempo de putearlos. No va a faltar
oportunidad.
Publicado en Diario Clarín, domingo 13 de marzo de 2016.
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