Alberto Olmedo, nació en Rosario el 24 de agosto de 1933 en
el humilde barrio de Pichincha.
Mientras trabajaba en una verdulería y carnicería concurría
a la escuela primaria Nº 78.
Estando instalado en la Ciudad de Buenos Aires en 1955 ingresa como switcher al
Canal 7 recomendado por su amigo Pancho Guerrero y en la cena de fin de año, con autoridades y personal
del canal, “el Negro” Alberto Olmedo efectúa una improvisación y Julio Bringer Ayala, interventor de la
emisora, le ofrece trabajar como actor.
Debuta en La Troupe de TV, programa dirigido por Pancho
Guerrero.
Olmedo inmortalizó las frases como “éramos tan pobres”, “y…si no me tienen fe”
(del “El Manosanta”), "siempre que llovió paró".
Corría el 4 de mayo de 1976, a las 20.27 cuando un locutor del programa “El Chupete” de Alberto Olmedo anunció, de manera fúnebre: “Desgraciadamente, el actor Alberto
Olmedo ha desaparecido. No está entre nosotros. Esa es la razón por la que nos
vemos obligados a pasar, en su homenaje, uno de sus últimos programas
grabados”.
Era un chiste de “humor negro” que pagó caro Alberto Olmedo
donde, en plena dictadura se le exigieron “mínimas normas de respeto por la
condición humana” en un des-gobierno del “generalito” Videla y hasta “pedido de perdón por el macabro
chiste”.
Estos chistes de su muerte –decían sus amistades- eran
frecuentes.
“En la madrugada del 5 de marzo del ’88, después de la
función de “Éramos tan pobres” donde era protagonista (teatro Neptuno, Mar del
Plata), Olmedo y Nancy, su última pareja, se encontraron en el departamento del
piso 11 del edificio Maral 39, Boulevard Peralta Ramos 3675, frente al mar y a
la Playa Varese, donde él alquilaba. Cuando llegó, ella ya estaba allí y había
escrito “Te amo” en el espejo del baño. Se dice que esa noche iba a ser de
reconciliación, y de una gran noticia: “Vas a tener tu sexto hijo. Estoy
embarazada, y si es varón será otro Albertito”, le expresaba Nancy a Alberto
Olmedo.
Tomaron mucho champán y un poco antes de las ocho de la
mañana, él se montó sobre la baranda del balcón, a cuarenta metros de altura.
La baranda estaba húmeda por el rocío de la noche, más el alcohol y la cocaína
encontrados después en su cuerpo por los peritos, provocaron el inesperado
suceso. Alberto Olmedo resbaló y quedó colgado a 11 pisos de altura.
Los vecinos del piso 12 escucharon:
–¡Me caigo, mamita, me caigo! ¡Agarráme la pierna! ¡Agarráme
la pierna!
–¡Yo te agarro, papito, te agarro! ¡Pero no puedo, no puedo,
no puedo!
Unos segundo después, Alberto Orlando Olmedo, en caída libre
impactaba contra el césped de la planta baja del edificio. Respiró apenas unos
segundos y falleció.
En un primer momento se habló de suicidio, pero luego de las
pericias y de las declaraciones, el juez Pedro Federico Hoft determinó “Muerte
por accidente”.
Lo enterraron en el Panteón de Actores de la Chacarita en Bs
As, Argentina. Plácida Isidora, su madre, recién llegada de La Rioja, no
resistió el dolor: murió de un infarto esa misma tarde. Tenía 77 años”.
Fuente
de información: http://comomurio.info/accidentes/como-murio-alberto-olmedo/.
Decía el escritor Osvaldo Soriano en “El país sin Olmedo” del
libro “El ojo de la patria”:
"¿Cómo ocurrió? Había tomado champán, dicen. Tal vez había
probado blanca para remontar la noche. Parece que jugaba. Vaya a saber a qué
jugaba el irresponsable cuando se salió del balcón: ¿a Tarzán que salta de
liana en liana? ¿Al Capitán Piluso? ¿Al Yéneral González? ¿O tal vez al marido
viejo, engañado y celoso?
Nunca se sabrá si estaba divirtiéndose antes de la última
voltareta, pero al fin y al cabo fue coherente con su vida despreocupada:
matarse de esa manera tiene algo de ridículo y desopilante, como todo lo suyo.
Es un broche maestro para alguien que mezclaba todos los roles de la existencia
con un talento inmenso.
Bruto, machista y grosero como era en la ficción (y tal vez
también afuera de ella, si es que hay un afuera), uno de sus personajes
postreros se llamaba Borges y no era casualidad. Otro, Rogelio Roldán, era el
homónimo de un empresario de pompas fúnebres, y fue ese amigo quien el domingo
pasado lo enterró de verdad".
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