Hay personas que tienen una capacidad especial para desarrollar determinadas iniciativas; y pueden concebir dispositivos que en algunos casos sirven para facilitar algunos trabajos.
Se trata de gente ingeniosa que, sin arrogarse ser inventores, pasan horas y horas proyectando aparatos o mecanismos que -una vez terminados, y mientras se los utiliza- pueden aparecer como cosas más o menos simples.
Roberto Narciso Oberts (67) es un hombre oriundo de Rolón, que vive desde hace cuatro décadas en Santa Rosa, y hace bastante se dedica a la distribución de bidones de agua potable.
Recientemente acaba de patentar en el Registro Nacional de la Propiedad Intelectual, un dispositivo que sirve a los fines de la utilización del contenido de los bidones que diariamente distribuye en la ciudad. Se trata de unos 800 recipientes que -personalmente, sin ayuda de nadie- reparte en forma mensual, con una fortaleza y disposición que envidiarían muchos jóvenes que trabajan en la misma actividad.
Más rápido.
Lo cierto es que Oberts desarrolló un mecanismo que tiene la particularidad de permitir que una descarga del bidón -hacia otro recipiente, una jarra o un termo por ejemplo- se realice en un breve tiempo de tres o cuatro segundos. Y además posibilita que el barril plástico con el agua permanezca con su pico hacia arriba -sin tener que volcarlo sobre el sostén del dispenser para que salga por la propia presión del líquido una vez abierta la canilla.
A alguien se le puede ocurrir que no resultaría un invento tan trascendente, por aquello de que la habitualidad nos impide percatarnos cuánto de útiles son los elementos que utilizamos todo el tiempo, todos los días, aún para los más pequeños o elementales.
Un gran observador.
Oberts tiene la particularidad de que es un creador autodidacto, que desde siempre buscó la fórmula para hacer más fáciles las tareas que le tocó realizar. “Me dedico a la construcción, e hice algo de plomería toda mi vida”, cuenta, y por eso estuvo siempre buscando la manera de poder simplificar sus tareas.
Obviamente para eso tiene que ser dueño de una gran capacidad de observación, y lo admite. “Todas estas cosas son a prueba y error, porque me he pasado días y días detrás de un proyecto, y a veces cuando te levantás crees que lo tenés listo y caes en la cuenta que no es así y tenés que empezar de nuevo”, amplía.
Vinculado a la misma tarea que hoy desarrolla, cuenta que inventó “una rampa ecológica” de seis metros de largo, que posibilita que 800 bidones de agua sean descargados “nada más que en una hora por cuatro personas”, un trabajo que demandaría bastante más tiempo de hacerlo manualmente y bidón a bidón.
Oberts sostuvo que su invento -patentado como “dispenser de agua para bidones de uso doméstico”- ya está registrado a su nombre; y cree que puede ser una buena oportunidad para que aparezca algún inversor y pensar en producirlo en forma industrial.
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