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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

domingo, abril 15, 2018

¿Hispano o latino?

¿Hispano o latino?

La administración de Trump expresó que va a usar el término “latinos” en vez de “hispanos” para designar a las personas de estos orígenes étnicos. El Presidente alega que “ellos lo prefieren”. Sin embargo, dicha  aseveración, huérfana de fundamento, parece frívola. Máxime cuando a través de la historia, lingüistas y pensadores han debatido la propiedad de utilizar un vocablo u otro para designarnos.
“Hispanos”, surge de la palabra Hispaniolus Hispania, era como los fenicios denominaban a la península ibérica, la cual los griegos bautizaron, Iberia. Por ende, Hispania Iberia, y de España. Hispanoamérica es como se denomina al Nuevo Mundo, conquistado por los españoles en el Siglo XV; es lo ibérico sembrado en América Occidental, África y Asia. Hablar de hispanos es reconocer que fuimos colonizados por los españoles, cuya hegemonía fue tal que actualmente 500 mil millones de individuos hablan el español, siendo esta la lengua de mayor uso en el mundo, tras el chino mandarín.
El gentilicio, “latinos”, nace de la palabra latini, que es aquel o aquello originario del poblado llamado Latium, donde se asentó la antigua Roma en el Siglo 2 A.C. Las personas oriundas de Latium eran indoeuropeos que se comunicaban en latín, o el idioma del cual se desarrollaron las lenguas romances:  el italiano, el francés, el portugués, el rumano, el sardo, el catalán, el gallego y el español.
El termino Latino-América, supuestamente se creó a mediados del Siglo XIX. La primera vez que se utilizó fue por el político chileno Francisco Bilbao durante una conferencia en Francia. Luego lo poetizó el bogotano, José María Torres en sus versos “Dos Américas”, distinguiendo la América-Sajona de la América-Latina, así como aludiendo al temor de que el nombre de América se diluyera en los Estados Unidos, la potencia que entonces se aupaba en el continente descubierto por Américo Vespucio.  También alrededor de esa misma época Napoleón III, emperador de Francia, conquistó a Méjico. Lo cual provocó que los franceses comenzaran a referirse a los hispanos como latinos.
El gentilicio latino-americano no excluye a los hispanos e incluye a cualquier persona proveniente de América-Occidental cuya lengua madre sea una de las lenguas romances, tales como  Brasil y Haití. El concepto de América-Latina también distingue a los países sajones de los teutones, así como a los católicos de los protestantes. Mientras, sus detractores alegan que el uso de esta clasificación ignora a las etnias africanas e indígenas. Para colmo, los Estados Unidos ha complicado las clasificaciones de nuestros orígenes. Al presente no es suficiente aclarar en las formas gubernamentales si somos hispanos o latinos, sino que hay que añadir si somos blancos, negros, o mestizos. Esto crea un nuevo problema en el caso de Puerto Rico, pues no solo somos hispanos, latinos, blancos, negros o mestizos, sino norteamericanos, debido a que poseemos la ciudadanía de los Estados Unidos.
En fin, que lo que sería pertinente en el Siglo XXI es obviar estas etiquetas y en vez de estar tan preocupados por puntualizar las diferencias, ocuparnos en establecer nuestra similitud como seres humanos. Hacerse un examen de DNA, de esos que venden por internet, es descubrir que todos participamos de varias etnias. Para empezar el homo sapiens evoluciona de África, lo cual implica que cada ser humano carga un porciento de raza negra. El simple examen de nuestra saliva también arroja las proporciones infinitas de que en nuestro DNA coexistan bereberes, judíos, griegos, vikingos, indios y hasta esquimales. Quizás este es el momento de obviar las clasificaciones étnicas de todas las formas oficiales, así como los prejuicios subliminales que ello implica. Pues la realidad empírica es que la humanidad comparte entre sí elementos comunes al mundo entero. Es más, ha llegado el momento en que la única distinción saludable podría ser entre quiénes son humanos y cuáles son los robots.
Por Roxana Matienzo Carrión.

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