Proyecto Sur y el Senador Fernando Pino Solanas manifestaron su repudio a la situación que vive el expresidente de Brasil, Lula Da Silva, con quien se solidarizaron y emitieron el siguiente documento.
"Vivimos una restauración conservadora y reaccionaria en América Latina, con golpes blandos, mediáticos y ahora jurídicos que reemplazan el rol de los viejos golpes militares para voltear gobiernos y perseguir a líderes populares.
Lula Da Silva se ha convertido en el primer expresidente preso en Brasil después de la dictadura militar y su situación marcará un antes y un después en la vida política de Sudamérica.
Los intereses del golpe son claros: hacer retroceder a Brasil varias décadas en materia de derechos y conquistas sociales de las clases populares y reducir su capacidad de decisión soberana en el plano internacional.
Hoy Brasil es un Estado de derecho disfuncional. El golpe parlamentario contra Dilma Rousseff fue diseñado para quitarle el poder a un Gobierno en tiempos de crisis económica, que requería medidas ortodoxas, según los defensores del liberalismo económico.
La acusación de que Rousseff, uno de los pocos políticos que no se ha visto involucrado en la investigación Lava Jato, había ocultado un déficit fiscal, era claramente un pretexto.
Y esa disfuncionalidad se hace más evidente cuando se analiza la situación del actual presidente de Brasil Michel Temer. Porque, aunque la investigación de Moro y los otros jueces sobre la megacorrupción en Brasil implicaron al mismísimo Temer, el Congreso en Brasilia ha hecho lo necesario para evitar que sea inculpado.
Y más grave aún fue la aparición amenazante el ejército a través del general Eduardo Villas Boas, que anunció en la víspera de la decisión del Tribunal: “El ejército brasileño comparte el ansia del todos los buenos ciudadanos de repudiar la impunidad”. La amenaza de un golpe militar era evidente.
Es un hecho incontrastable que durante los gobiernos de Lula Da Silva las mejoras materiales y sociales hayan alcanzado e impactado a los sectores mayoritarios. Alrededor de 40 millones de ciudadanos pudieron salir de la pobreza debido a las políticas sociales expansivas durante de los gobiernos del Partido de los Trabajadores.
Asimismo, en ese período Brasil alcanzó una presencia notable como miembro del BRICS; grupo de potencias emergentes integrado por Brasil mismo, Rusia, India, China y Sudáfrica. Lula impulsó una mayor autonomía nacional y soberana en materia geopolítica, de recursos estratégicos, de protección de la Amazonia y de los intereses regionales a través del dinamismo de UNASUR y CELAC; los mayores organismos de integración continental hasta el momento. Este es su legado. El temor de los intereses reaccionarios es que Brasil pueda recuperar una senda de autodeterminación, desarrollo e integración regional en el contexto de una Sudamérica fortalecida, conducida por quien que sería el favorito de las mayorías en la próxima elección presidencial.
Necesitamos democratizar la justicia de nuestros países y desinfectarla de jueces corruptos para que exista un Estado de Derecho independiente, que no pueda ser envenenando por los poderes económicos y mediáticos y la redes mafiosas. Debemos hacer las reformas institucionales necesarias para que sean funcionales a los intereses de nuestros pueblos.
Estados Unidos quiere producir una derrota estratégica de los pueblos latinoamericanos y por eso no es extraño escuchar al embajador de los Estados Unidos Edward Prado en la Argentina manifestar su intención “de trabajar con los abogados y jueces de la Argentina para mejorar el sistema judicial”.
Foto: Web.
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