Karol Józef Wojtyła nació en Wadowice ( Polonia) un 18 de
mayo de 1920 falleció en la Ciudad del Vaticano un 2 de abril de 2005.
Juan Pablo II es recordado como "el papa viajero" y por ser uno de los principales
símbolos del anticomunismo.
LAS VISITAS DE JUAN PABLO II A LA ARGENTINA (fuente: http://aica.org/)
El 2 de abril de 1982 la Argentina recupera las Islas
Malvinas, lo que desencadena la reacción británica y sobreviene la guerra entre
la Argentina y el Reino Unido. En esos días se conoce la noticia de que el 28
de mayo el Papa haría una visita apostólica a Gran Bretaña, largamente
preparada. Es entonces cuando Juan Pablo II, con paternal delicadeza, decide
efectuar fuera de todo programa y sin preparación alguna, una visita fugaz a la
Argentina. Inmediatamente escribe una carta a los argentinos fechada el 25 de
mayo, que comenzaba diciendo: «A los queridos hijos e hijas de la Nación
Argentina: Os escribo por mi propia mano porque siento que debo repetir el
gesto paternal del Apóstol Pablo hacia sus hijos, abrazándolos en la fe». El
Sumo Pontífice expresó que su viaje a la Argentina era eminentemente pastoral.
«Mi viaje a la capital argentina –dijo– es un viaje de amor, de esperanza y de
buena voluntad, de un Padre que va al encuentro de los hijos que sufren».
Esta visita constituyó, según opinión de numerosos y
caracterizados testigos argentinos y extranjeros, un «acontecimiento nunca
visto en el país» y «tal vez la mayor concentración de gente que haya recibido
el Papa en sus trece visitas hasta el presente».
11 de junio
A las 8.50 aterrizó en el aeropuerto internacional de Ezeiza
el avión que conducía a Juan Pablo II. El arzobispo de Buenos Aires, cardenal
Juan Carlos Aramburu y el nuncio apostólico, monseñor Ubaldo Calabresi,
subieron a la aeronave a dar la bienvenida al Papa. Luego de besar el suelo
argentino, el Santo Padre fue recibido por el Presidente de la Nación, General
Leopoldo Fortunato Galtieri y por autoridades civiles y militares. Durante los
40 kilómentros de su viaje hacia la catedral de Buenos Aires por las autopistas
Ricchieri y 25 de Mayo, miles de personas, a pesar del crudo tiempo invernal,
saludaban con desbordante entusiasmo al Santo Padre, que respondía visiblemente
emocionado a los saludos de la multitud.
En la catedral metropolitana lo esperaban sacerdotes,
seminaristas, religiosos, religiosas y miembros de movimientos eclesiales,
junto con los obispos argentinos y presidentes de las conferencias episcopales
de Latinoamérica. Luego de orar ante el Santísimo Sacramento, pronunció un alocución
e impartió la bendición a los presentes.
En la Casa Rosada, fue recibido por el Presidente y tuvo un
encuentro con los miembros de la Junta Militar. Luego pasó a la capilla de la
Casa de Gobierno donde oró unos momentos. Antes de retirarse el Santo Padre se
asomó al balcón para saludar a la inmensa muchedumbre que colmaba la Plaza de
Mayo.
Poco después de las 14 el Santo Padre inició su viaje a
Luján, distante 70 kilómetros de Buenos Aires. En la Basílica Nacional, ante la
imagen de la Patrona de la Argentina, Juan Pablo II oró por la paz, luego le
ofreció a la histórica imagen la «Rosa de Oro» que le había traído desde Roma.
Concelebró la Misa con los cardenales, obispos y sacerdotes presentes, ante una
multitud calculada en una cifra cercana a las 700.000 personas. Juan Pablo II
pronunció una homilía en la que exhortó a imitar a Cristo, pidió por los
muertos en la guerra con Gran Bretaña y por la rápida terminación del
conflicto.
Sábado 12
El Santo Padre comenzó la jornada trasladándose a la Curia Metropolitana
donde tuvo un encuentro con los cardenales y obispos argentinos, los
presidentes de las conferencias episcopales de Latinoamérica y los miembros
directivos del CELAM. Luego de orar en la capilla de la Curia, comenzó su
reunión con los obispos, a los que le dirigió un mensaje a puertas cerradas.
Luego de saludar a la multitud desde los balcones de la
Curia arzobispal se dirigió en «papamóvil» hasta Palermo, donde junto al
Monumento de los Españoles se había levantado un gigantesco altar cubierto en
el que se concelebró la Santa Misa ante una inmensa multitud, en su mayoría
jóvenes. Durante su homilía se refirió a la celebración del Corpus Christi,
habló a los jóvenes argentinos, pidió por la paz y recordó a los muertos y
heridos en la guerra de las Malvinas.
Finalizada la misa, nuevamente con la repetición de un mismo
espectáculo, abigarradas y entusiastas multitudes aplaudieron y vitorearon el
paso del Papa por las calles de Buenos y por las autopistas que lo condujeron
al Aeropuerto Internacional de Ezeiza. Después de una conversación a solas con
el Presidente Galtieri, de unos 20 minutos, el Pontifície pronunció el discurso
de despedida que concluyó con un «¡Hasta la vista!».
Segunda visita: 6 al 12 de abril de 1987
En 1987, durante la
semana que se inició el lunes 6 y concluyó el domingo 12 de abril (Domingo de
Ramos), la Argentina vivió uno de los acontecimientos más trascendentales de su
historia religiosa: la segunda visita del Papa Juan Pablo II, que como maestro
de la fe efectuó un recorrido por el país que abarcó 10 ciudades: Buenos Aires,
Bahía Blanca, Viedma, Mendoza, Córdoba, Tucumán, Salta, Corrientes, Paraná y
Rosario.
Lunes 6 de abril
En el aeroparque Jorge Newbery, al que llegó a las 16, el
Papa dijo que sentía una «profunda alegría y una gran emoción al pisar por
segunda vez esta bendita tierra de la Argentina. Vuelvo ahora en visita
pastoral para seguir cumpliendo la misión que el Señor me ha encomendado, de
evangelizar y ser Maestro de la fe, ejerciendo a la vez, como sucesor de Pedro,
el ministerio de confirmar a mis hermanos».
Desde el aeropuerto se trasladó en Papamóvil a la catedral
metropolitana, distante 8, donde dirigió un discurso al clero y al pueblo de
Dios.
Desde la catedral se dirigió a la vecina Casa de Gobierno. El
presidente Alfonsín, en un gesto excepcional, recibió al Papa al pie de la
escalinata que da a la calle Rivadavia. Desde allí lo acompañó hasta su
despacho, donde tuvieron una conversación privada. Durante la misma el primer
mandatario obsequió a Su Santidad un rosario de un metro de largo, realizado en
plata y rodocrocita. A continuación se dirigió al Salón Blanco para un
encuentro con los dirigentes políticos, representantes de las dos cámaras
legislativas, miembros del Poder judicial y ministros y secretarios de Estado.
Terminado el encuentro con las autoridades del país, Juan
Pablo II se asomó al balcón de la Casa Rosada para saludar a la gran multitud
congregada en la plaza. Luego se dirigió en papamóvil a la Nunciatura
Apostólica, donde tuvo un encuentro con los 65 jefes de misión del cuerpo
diplomático.
Martes 7 de abril
Juan Pablo II comenzó su jornada a las 8 trasladándose a la
ciudad de Bahía Blanca, donde fue recibido por unas 130.000 personas con el
canto «Gracias, Juan Pablo», compuesto con motivo de esta visita por el músico
local Walter Giménez. En su homilía trató sobre «la evangelización del mundo
rural». La ofrenda de un gran cesto de trigo recordó la generosidad ubérrima de
la pampa húmeda.
El próximo destino fue la ciudad de Viedma adonde llegó a
las 13.30 para tener allí una celebración de la Palabra. El tema de la misma
tuvo caracter misionero. El obispo de Viedma, monseñor Hesayne, dirigió al
Pastor universal un saludo de bienvenida y el Romano Pontífice pronunció a su
vez un discurso que tenía como tema central la «nueva evangelización».
Terminada la ceremonia, la comitiva papal volvió a tomar el
avión para dirigirse al aeropuerto El Plumerillo, de Mendoza, a 1.012
kilómetros. El Papa llegó a las 16.45 y se trasladó hasta el sitio donde iba a
tener lugar la celebración de la Palabra. Había unas 200.000 personas. El Papa
fue recibido por un coro de 250 voces, que entonó «Tú eres Pedro», y luego
siguió una canción de cuna polaca. El arzobispo de Mendoza, monseñor Candido
Rubiolo, dirigió al Pontífice un discurso de salutación. A continuación hubo
una plegaria por la paz, y luego el Padre Santo pronunció un discurso. Tanto la
alocución papal como todos los textos litúrgicos, estuvieron centrados en el
tema de la paz: esto tenía un especial significado, dada la posición geográfica
de Mendoza, limítrofe con Chile. A las 19 Su Santidad se trasladó al aeropuerto
y viajó a Córdoba, que dista de allí a 465 kilómetros, donde pasó la noche.
Miércoles 8 de abril
En Córdoba Juan Pablo II comenzó su jornada a las 8 de
mañana, trasladándose a la catedral. Dentro del templo esperaban al Papa 300
enfermos e inválidos, que representaban a todos los enfermos del país. El Papa
luego de adorar al Santísimo dirigió una alocución a los enfermos. Desde la
catedral se dirigió en papamóvil al Área Material Córdoba, donde presidió la
misa. Hubo palabras de bienvenida del arzobispo de Córdoba, cardenal Raúl F.
Primatesta. A su vez el Papa en la homilía trató el tema de la familia.
Por la tarde se dirigió nuevamente al aeropuerto y subió al
avión que lo llevó al aeropuerto Benjamín Matienzo, de Tucumán, ciudad que
dista de Córdoba a 510 kilómetros. Fue recibido con gran entusiasmo por unas
80.000 personas, la mayoría de las cuales llegaron a pie desde la ciudad de San
Miguel de Tucumán. El aeropuerto se había transformado en un enorme palco sobre
el que se alzaba una gran cruz de hierro. El encuentro revistió la forma de
celebración de la Palabra. El arzobispo local, monseñor Horacio Bózzoli, dio la
bienvenida al Papa y luego él pronunció su homilía sobre el amor de los
cristianos a su Patria.
Terminado el acto, la comitiva papal tomó el avión que lo
trasladó a Salta, a 234 kilómetros. Desde el aeropuerto, el Papa fue al
hipódromo de Limache, para tener un encuentro con los fieles de la
arquidiócesis, encuentro que tenía como tema «El V centenario de la
evangelización de América Latina», dado que la evangelización de la Argentina
comenzó por estas latitudes. En la celebración estaban presentes más de 1.500
representantes de los indios quechuas, tobas, matacos y chiriguanos que
vinieron desde distintos puntos. El arzobispo local, monseñor Moisés Julio
Blanchoud, dio la bienvenida al Padre Santo y a su vez el Romano Pontífice
pronunció una alocución referida al tema del encuentro. Una vez terminada la
celebración, la comitiva papal entró en la ciudad. El Papa cenó y pernoctó en
el arzobispado.
Jueves 9 de abril
Por la mañana, desde el arzobispado salteño se dirigió hacia
la catedral para hacer una visita no prevista a las imágenes del Señor y de la
Virgen del Milagro. Después de haberse detenido unos momentos para adorar al
Santísimo, el Santo Padre habló a los presentes, invitándolos a reflexionar
sobre el misterio de la redención.
Luego viajó a Corrientes, a 740 kilómetros de distancia,
donde bajo una torrencial lluvia fue recibido y saludado por el arzobispo de
Corrientes, monseñor F. Antonio Rossi. Para los 100.000 fieles que participaban
era como si resplandeciese el sol, permanecieron quietos, en sus sitios,
rezando con el Pontífice, sin preocuparse del auténtico río de agua que caía
sobre sus cabezas. Fue un gran testimonio de fe y de amor. La misa concelebrada
con los obispos del Nordeste Argentino estuvo dedicada al tema «La religiosidad
popular y la piedad mariana en la nueva evangelización».
Por la tarde viajó a Paraná, que dista 510 kilómetros. Fue
recibido por el arzobispo de Paraná, monseñor Estanislao Esteban Karlic y luego
se dirigió a la explanada que hay al salir de la aeroestación. El encuentro
tuvo como tema «El mundo y los inmigrantes», debido a la gran cantidad de
inmigrantes que hay en la zona. Terminada la ceremonia religiosa, Juan Pablo II
fue a pie hasta el avión, saludando a la gente, y partió rumbo al aeropuerto de
Buenos Aires.
Al llegar de nuevo a la capital argentina se trasladó en
papamóvil hasta la Nunciatura Apostólica. La gente se agolpaba en este lugar y
aclamaba a Juan Pablo II, de suerte que tuvo que salir al balcón a saludar a la
muchedumbre. Luego, en un salón de la Nunciatura, tuvo un encuentro con
representantes de la comunidad judía en la Argentina.
Viernes 10 de abril
El viernes, a las 8.15, recorriendo en coche descubierto 18
kilómetros, se trasladó desde la Nunciatura Apostólica al estadio del club Vélez
Sársfield, donde celebró la santa misa, dedicada a las personas consagradas y a
los agentes de pastoral, aunque asistían también numerosos fieles: había unas
30.000 personas. Concelebraron con el Papa más de 2.000 sacerdotes y estaban
presentes unos 1.700 seminaristas, 3.000 religiosas y 400 monjas de clausura.
Terminada la celebración eucarística, el Papa se dirigió en
papamóvil a la catedral de los ucranios, donde saludó a los niños que vestían
trajes típicos nacionales ucranios. En el interior había unas 1.000 personas.
El eparca, monseñor Andrés Sapelak, dirigió al Papa un saludo y luego de la
coronación del ícono de la Virgen de Prokov el Santo Padre dirigió una
alocución a los ucranios. Luego nuevamente en papamóvil se dirigió a la
Nunciatura.
Por la tarde fue al Mercado Central de Buenos Aires, donde
unos 300.000 trabajadores lo saludaron con gran entusiasmo; el Papa bendijo una
capilla erigida en el lugar en recuerdo de su vida, el obispo de San Justo,
monseñor Rodolfo Bufano dirigió un saludo al Pontífice, quien pronunció un
discurso sobre la evangelización del mundo del trabajo.
Desde ahí el Papa se trasladó directamente al estadio Luna
Park, donde tuvo un encuentro con la comunidad polaca en la Argentina.
Pronunció su discurso en polaco y, terminado el acto se dirigió a la Nunciatura
donde por la noche transmitió por radio y televisión un mensaje a todos los
presos del país.
Sábado 11 de abril
A las 8 de la mañana se dirigió al aeroparque rumbo a la
ciudad de Rosario, a 204 kilómetros de Buenos Aires. El arzobispo de Rosario,
monseñor Jorge M. López, le dió la bienvenida y la homilía papal tuvo como tema
la «Vocación y misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo». Finalizada la
misa el Papa pronunció una plegaria en el Monumento a la Bandera.
Luego del almuerzo en la sede arzobispal voló a Buenos
Aires. Cuando se inició el vuelo Su Santidad pidió al piloto que desviara la
ruta, a fin de pasar, en vuelo rasante, sobre la Basílica Nacional de Nuestra
Señora de Luján. Cuando la nave aérea sobrevolaba la ciudad de Luján, Juan
Pablo II llamó a los cardenales Aramburu y Primatesta y juntos rezaron el Santo
Rosario.
Desde el aeroparque se dirigió en papamóvil al estadio Luna
Park para tener un encuentro con unos diez mil empresarios argentinos. Monseñor
Italo Severino Di Stéfano, arzobispo de San Juan y presidente del Equipo
Episcopal de Pastoral Social, dirigió al Santo Padre una bienvenida y por su
parte el Papa pronunció un discurso a los empresarios.
A las 18, en la Nunciatura Apostólica, tuvo un encuentro con
los representantes de la comunidad islámica en la Argentina. A la noche, la
comitiva papal se dirigió en papamóvil a la avenida 9 de Julio, para el primer
encuentro con los jóvenes presentes en Buenos Aires con motivo de la Jornada
Mundial de la Juventud. Una impresionante multitud de jóvenes (unos 60.000 eran
los no argentinos provenientes de las más diversas partes del mundo), recibió a
Juan Pablo II con las las luces de colores y los sonidos luminosos y festivos
de los fuegos artificiales, y por el ondear de miles de pañuelos y banderas. El
cardenal Pironio le dio la bienvenida. A continuación dos jóvenes también le
dieron la bienvenida en nombre de todos. Luego comenzó el diálogo por medio de
representaciones escénicas. A continuación hablaron jóvenes de diversos países
y luego Juan Pablo II pronunció el esperado discurso a los jóvenes.
Domingo 12 de abril
El Papa comenzó su jornada a las 8 con un encuentro
ecuménico en los salones de la Nunciatura. Participaron 35 personas
representantes de diversas confesiones cristianas. Monseñor Mario José Serra,
presidente del Equipo Episcopal de Ecumenismo, dirigió al Santo Padre unas
palabras de salutación y Juan Pablo II respondió con un breve discurso a los
hermanos separados.
Luego celebró en la avenida 9 de Julio la misa del Domingo
de Ramos, con la que se clausuraba la Jornada Mundial de la Juventud. Era la
primera vez, en la historia moderna del papado, que el Santo Padre no celebraba
la fiesta de Ramos en Roma. Se calcula que había alrededor de 1.000.000 de
personas, la mitad jóvenes. Estaba presente el presidente de la República,
doctor Raúl Alfonsín. En el altar se había colocado la auténtica imagen de la
Virgen de Luján, que el día anterior había sido traída procesionalmente por los
jóvenes.
El Padre Santo pronunció la homilía del Domingo de Ramos. A
las palabras del Papa respondieron los jóvenes con un acto de compromiso. Al
terminar la misa, el Papa ·«envió» a los jóvenes al mundo y dio una cruz a
cinco de ellos que representaban cada uno de los cinco continentes.
Luego Su Santidad se dirigió a la imagen de la Virgen de
Luján y pronunció el acto de consagración a Nuestra Señora. Terminada la
celebración, el Papa rezó el «Angelus» ante la imagen de la Virgen de Luján.
Antes de recitar la plegaria mariana, leyó una breve meditación dominical.
Desde la avenida 9 de Julio, Juan Pablo se trasladó en
papamóvil a la sede de la Conferencia Episcopal Argentina que bendijo e
inauguró (Suipacha 1034). Tras almorzar con todos los obispos en la misma sede,
tuvo un encuentro con la Conferencia Episcopal Argentina en donde dirigió un
mensaje a los obispos.
Después de este acto se trasladó al Teatro Colón para tener
un encuentro con el mundo de la cultura argentina. Luego de las palabras de
monseñor Estanislao Karlic, presidente de la Comisión Episcopal de Fe y
Cultura, el Padre Santo pronunció una alocución a los hombres de la cultura.
Del Teatro Colón el Papa salió rumbo al aeropuerto de Ezeiza
donde pronunció un discurso de despedida. A las 19.30 despegó el avión papal:
un Boeing 747 Jumbo de Aerolíneas Argentinas, rumbo a la Ciudad Eterna. La
segunda visita de Juan Pablo II al país había finalizado, dejando en todos una
profunda emoción.
Las imágenes que comprementan la efemérides son de internet.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
La diferencia de opiniones conduce a la investigación, y la investigación conduce a la verdad. - Thomas Jefferson 1743-1826.