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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

viernes, mayo 02, 2014

“Cómo detectar el trotskismo a tiempo en su hijo”: La guía para los padres por Matilde Serra.

Se ha establecido que en algún momento, entre los 15 y 20 años, el trotskismo ataca el sistema nervioso central de los más jóvenes.


En los tiempos que corren, cuando las ideas se disipan con la facilidad es preciso advertir sobre una epidemia de bacilos mentales que acometen contra aquellos jóvenes que no han sido debidamente protegidos de esta infección llamada “ Trotskismo”, dado a lo cual y en calidad de servicio a la comunidad, se publica esta “ Guía para padres” titulada: “Cómo detectar el trotskismo a tiempo”. 

La contaminación de este misma es un punto difícil de determinar, pero se ha establecido que en algún momento, entre los 15 y 20 años, el trotskismo ataca el sistema nervioso central de los más jóvenes. El Trotskismo es una enfermedad infantil, como el sarampión, pero no tratada a tiempo se prolonga en la vida adulta, con efectos conocidos y preocupantes. Suele pasar desapercibida los primeros tiempos, momento de mayor peligro donde incuba y evoluciona hasta manifestarse (en alguna manifestación, precisamente). 

Los padres deben estar atentos a las siguientes señales: 

Observe si su hijo deja de convocar a su mascota por su nombre y en cambio lo llama “camarada can”. 

A la hora de comer, suelen volverse vegetarianos, justificando su conducta con el argumento de que: “No me voy a comer una vaca, miembro fundamental del campesinado revolucionario”. (Reminiscencias de “La Rebelión en la Granja”, quizás). 

Cuando el virus del “trotskismo” ya fermenta afectando sus neuronas, comienzan a incluir en su vocabulario términos incomprensible para él, del tipo: “capitalistas”, “burgueses”, “imperialismo”, y se comienzan a mostrarse partidarios del indigenismo y el “Buró”. 

Comienzan a perder el sentido de la ubicación geográfica (y de toda otra), decidiendo por ejemplo pasar sus vacaciones en la Quebrada de Humahuaca para encontrar “sus raíces profundas”, por más que sea ucraniano de segunda generación. 

La enfermedad sublima cuando el espíritu ha sido fagocitado por el “trotskismo” mediante adicciones como el uso indiscriminado de aerosoles con los cuales pinta paredes mientras llora luego de ver películas como: “Stalingrado” o “Los girasoles de Rusia”. 

Si por caso logra llegar a la universidad, en lugar de desarrollar los puntos de los parciales termina escribiendo la letra de una marcha por la libre autodeterminación de los bosquimanos, frente a la Catedral. 

El “trotskismo” no tiene romanticismo. Si se pone de novio, alértese cuando en lugar de “amor”, se refiera a su novia como: “la compañera Abril” 

Si cuando lo llevan a la clase de ocarina y erquencho en la Amarok 2014, no deja de hablar de la desigualdad social y la opresión obrera. 

El “Trotskismo” provoca picadura del pensamiento (y de marihuana también), generando interpretaciones libres de la literatura clásica, como pensar que “El principito” es una apología al feudalismo y que la “Caperucita Roja”, es una comandante de la revolución rusa. 

Ese mismo tipo de extravío los lleva a la alucinación, así, llegan a pensar que la camiseta roja y negra de “Ñuls” es un mensaje cifrado del Frente Sandinista de Liberación Nacional, o un homenaje al anarcosindicalismo. 

Desarrollan un visceral desprecio hacia todo tipo de uniforme, llegando a odiar de igual manera al policía, al militar, o al empleado del Correo Argentino. 

En sus etapas más dramáticas, el “trotskismo” provoca alucinaciones, y el afectado sale a la calle desarrapado y sin higienizarse luchando por los derechos de los obreros y el sueldo de las maestras, por más que no estudie, ni trabaje. 

La enajenación trotskista lleva al combate dialéctico, así, una discusión con el padre por el auto para salir de juerga, podrá ser denominada por el afectado como “La batalla de Tres Cerritos”. 

La rebelión es uno de los síntomas más característicos del “trotskismo” en su estado terminal. Si por caso se le pide cortar el pasto del jardín y comienza a entonar desesperadamente y desafinando “ni un paso para atrás, no cederemos jamás”. 

El “trotskismo” afecta además el tono muscular alejando al enfermo de todo deporte, el cual evita ver los partidos de la Selección Nacional, por ejemplo, prefiriendo armar mesas de debate sobre la Revolución Rusa para todo el mes que dure el Mundial. 

El Trotskismo es la antítesis del racionalismo. Por lo tanto, es mejor prevenir que curar, siendo el mejor antídoto contra este virus el diálogo sensato y sincero con sus hijos sobre estos temas. Piense siempre que el “Trotskismo” es como las pulgas, saltan sobre cualquiera, sin distinción de rango social ni de ubicación y tanto puede brotar en los barrios marginales como en el country. Recuerde lo que hizo esta peste roja en Europa. 

En fin, si un día descubre que su hijo ha sido inoculado con el virus del “Trotskismo”, lo primero es bañarlo, el agua fría ayuda a pensar mejor. Si no llegó a tiempo, no se culpe…, tampoco a su hijo. Pero por las dudas, ponga a buen recaudo las escrituras de su casa; no sea que un día Claudio, Pablo, Cristina o algún otro llegue a su propiedad recitando aquel viejo dicho: “Otros vendrán, que de tu casa te echarán”. Total, es de todos.- 

http://www.minutoneuquen.com/notas/2014/4/29/como-detectar-trotskismo-tiempo-hijo-padres-89712.asp?fb_action_ids=10204044792388893&fb_action_types=og.likes

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La diferencia de opiniones conduce a la investigación, y la investigación conduce a la verdad. - Thomas Jefferson 1743-1826.