Gustavo Adolfo Martínez Zuviría -Hugo Wast-. (Córdoba, 23 de
octubre de 1883 – Buenos Aires, 28 de marzo de 1962).
(…) "Es que la Revolución de Mayo no la hizo el pueblo,
la hicieron los Comandantes de los cuerpos militares, con un grupo de
eclesiásticos y de civiles, que venían conspirando secretamente.
El pueblo -lo que ahora llamamos pueblo-, no tuvo
intervención en ello: ni conocía el complot, ni convenía que lo conociera. El
pueblo nunca es motor, sino movido y siempre marcha disgregado, buscando instintivamente
la gran personalidad que lo guíe...” (…) (Año X).
(…) “La Revolución argentina no es una jamona sin hogar,
venida a nuestras playas desde las orillas del Sena, despechugada y ronca,
embadurnadas las mejillas con la hez del vino de los «bistrots» parisienses,
empuñando con la mano izquierda el “Contrato Social”, y empujando con la
derecha el carretón de la guillotina.
Nuestra Revolución es una hermosa y valiente muchacha, hija
legítima de familia hidalga, nacida aquí mismo, en las orillas del Plata y que
apareció por primera vez en las calles de Buenos Aires, con los cabellos
adornados de diamelas criollas, empujando un cañón para tirar sobre los herejes
invasores; y más tarde, en la Plaza de la Victoria, blandiendo la espada que le
entrega Saavedra, de dulce y pulido acero toledano, arma que en su mano parecía
una joya, y que los historiadores han pretendido arrebatarle, ofreciéndole en
cambio una traducción marchita del libro de Rousseau hecha por Mariano Moreno.”
¡No! La Revolución de Mayo es netamente argentina y nada
tiene que ver con la Revolución Francesa, y es indigno de historiadores
criollos buscar agua en el Sena, para bautizarla cuando la tienen a mano y más
abundante en el Río de la Plata." (…)
Gustavo Martínez Zuviría es uno de los autores que más
escribió relatos costumbristas de la época y novelas históricas inspiradas en
las guerras civiles argentinas, nació el 23 de octubre de 1883, en la casa de
Zenón Martínez Cabanillas y Carolina de Zuviría. Es un gran escritor pre-juzgado sin leer sus libros, descalificado, silenciado, negado...en fin desconocido en el día de hoy.
Se dice que su primer cuento fue redactado a sus siete años,
y que a los catorce ya escribía para el tradicional diario cordobés Los
Principios.
En 1902, luego de egresar del bachillerato, publicó su
primera novela, "Alegre", prólogo de una fecunda carrera en la que
editó 28 novelas, 4 novelas cortas, 37 cuentos y 14 relatos, además de un
centenar de colaboraciones para LA NACION y la revista Caras y Caretas.
En 1907, con solamente 24 años, el novelista obtuvo el grado
de doctor en Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad de Santa Fe.
Un año más tarde se casó con Matilde de Iriondo Iturraspe, a
la define en el cuento "Picaflor de biblioteca" como su "primera
y única novia". Se dice que en la historia de la familia de ella fue que
el escritor se inspiró para escribir la novela histórica "La casa de los
cuervos", ambientada en la época de las luchas civiles en Santa Fe.
El autor recibió muchas distinciones en la época, además de
ser traducido a más de 20 idiomas (como inglés, francés, checo, alemán eslovaco,
holandés, húngaro y hasta japonés, entre otros).
Quizá la consagración máxima le llega con la publicación del
libro "Valle Negro", por el que es honrado a los 37 años con el
premio de la Real Academia Española, y un sitial de miembro correspondiente en
ella. De esta obra diría el español Miguel de Unamuno: "He leído «Valle
Negro» con el ánimo suspenso y volveré a leerlo, porque el interés que me
despertó es el de un dramático juego de pasiones".
Actividad pública: Las actividades de Martínez Zuviría no se
redujeron a las letras. En 1907 se desempeñó como secretario de la Asamblea
Constituyente de la Provincia de Santa Fe.
Años después, el escritor y abogado asumió la dirección del
diario "Nueva epoca", y más tarde se desempeño como diputado nacional
por el partido Demócrata Progresista, liderado por su amigo Lisandro de la
Torre, partido al que renunció años después por sus convicciones religiosas.
En su labor como diputado fue conocido por su agudeza en el
recinto parlamentario, sobre todo ante las ironías que despertaba de parte de
otros colegas por su oficio de novelista. Víctor Funes recuerda en una
semblanza de Wast que una vez el diputado Horacio Oyhanarte le espetó:
"¿Por qué no se dedica el señor diputado a la casa de los cuervos?",
a lo que Wast, sin parpadear, replicó: "Es que ahora estoy muy ocupado en
la caza de los gansos, de los gansos en el Parlamento".
Luego de viajar por el extranjero y residir unos años en
París, donde continuó publicando obras, Martínez Zuviría regresó al país en
1931 para tomar la dirección de la Biblioteca Nacional, que había dejado
vacante Paul Groussac. Allí se desempeñó hasta 1954, momento en el que
comienzan las desinteligencias entre el gobierno de Juan Perón y la Iglesia
Católica. Para cuando dejo su cargo, Martínez Zuviría había triplicado el
patrimonio existente en la Biblioteca, alcanzando el volumen de 700.000
ejemplares.
En 1941 fue interventor federal en Catamarca, y luego,
ministro de Justicia e Instrucción Pública, cargo desde donde impulsó la
enseñanza religiosa en las escuelas.
Wast, llamado "el escritor que no teme que sus hijos
lean sus novelas", siempre estuvo orgulloso del tono inocente de la
mayoría de sus obras. "Un arte que no contribuye a hacer más bueno al
hombre, sino que lo llena de orgullo, de sensualidad, de desesperación...,
podrá ser inspirado, seductor, genial, pero sin duda es ilícito...",
escribió.
Gustavo Martínez Zuviría falleció el 28 de marzo de 1962,
amortajado en la sotana de la Compañía de Jesús. Sólo hasta 1978, "Flor de
Durazno", la novela inspirada en su casa de San Esteban, llevaba 36
ediciones agotadas.
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