Es sin duda el pato más famoso del mundo y, mal que le pese a Mickey Mouse, es el personaje más popular de la factoría Disney. De hecho, nació para contrarrestar tanto candor del ratoncito de orejas redondas seis años mayor que él. El pato Donald cumplió ayer sus primeros 80 años y tiene motivos para seguir festejando.
Se lo vio por primera vez el 9 de junio de 1934 en “La gallinita sabia”, un corto de animación de la serie “Sinfonías tontas”, y no descansó nunca más. Con más de 170 películas en su haber, el pato tiene bien ganada su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, logro que alcanzó en 2004 cuando tenía apenas 70 años.
El Pato no se contentó con la pantalla. Enseguida saltó a las páginas del periódico, donde sus historias se publicaban diariamente a modo de comic, y pasó muy poco tiempo para que el merchandising encontrara en su estampa panzona la mejor inspiración para peluchels, sábanas y lámparas.
Donald armó familia enseguida. Si bien nunca se casó formalmente, cuatro años después de su primera aparición pública conoció al amor de su vida, Donna Duck (luego conocida como Daisy) y le crecieron tres sobrinos -conocidos en la Argentina como Hugo, Paco y Luis (Huey, Dewey y Louie, en el original inglés)- y un tío millonario
Donald es un tipo complicado y bastante cascarrabias. Anda por la vida vestido con una chaquetita de marinero pero se viste con un bombachudo cuando se va a nadar.
En 1943 ganó un Oscar por “Der Fuhrer's Face”, un cortometraje de animación de Disney sobre la Segunda Guerra Mundial que parodia a los nazis y que lo tuvo como protagonista principal. Años después se volvería casi un ícono patriota de los Estados Unidos, luego de que Walt Disney autorizara a la Guardia Costera norteamericana a que usaran su imagen como mascota.
Desde que nació, y durante más de 50 años, le prestó la voz Clarence Nash, que le otorgó esa manera de hablar casi ininteligible que le dio tanta personalidad.
Su nombre oficial es Donald Fauntleroy Duck y actuó en 178 películas, varias más que las 137 que tienen a Mickey Mouse como protagonista.
El tiempo nunca fue un obstáculo para él. Sólo en 2013 se vendieron 80 millones de copias de sus revistas en todo el mundo.
Texto y entrevistas: LVI
Publicado en Diario "Los Andes" de Mendoza, 10 de junio de 2014.
En 1972, Dorfman y Mattelart escribieron "Para leer al Pato Donald", un libro en el que analizan las tiras cómicas del Pato Donald.
“Mientras su cara risueña deambule inocentemente por las calles de nuestro país, mientras Donald sea poder y representación colectiva, el imperialismo y la burguesía podrán dormir tranquilos.”
“Siempre se lo ha rechazado (a Disney) como propagandista del “american way of life” (…). La amenaza no es por ser portavoz del american way of life, el modo de vida del norteamericano, sino porque representa el american dream of life, el modo en que los EE. UU. se sueña a sí mismo, se redime, el modo en que la metrópoli nos exige que nos representemos nuestra propia realidad, para su propia salvación.”
“Las ideas de Disney resultan así PRODUCCIONES bien materiales de una sociedad que ha alcanzado un determinado desarrollo de sus fuerzas productivas. Es una superestructura de valores, ideas y juicios. "
Publicado en taringa.net
Cómo leer al Pato Donald, treinta años después. Entrevista a Ariel Dorfman.
Nació en Buenos Aires, pasó parte de su infancia en Estados
Unidos, y se estableció en Chile en 1954. En 1967 adoptó la nacionalidad
chilena. Fue un cercano colaborador del gobierno de Salvador Allende; tras el
golpe de 1973 salió al exilio. En 1971 escribió, con Armand Mattelart,
"Para leer al Pato Donald", donde se analizan los componentes
ideológicos de los dibujos de Walt Disney. Desde 1985 es profesor de Estudios
Latinoamericanos en la Universidad de Duke, en los Estados Unidos.
El escritor chileno, autor de un clásico de los años '70,
Para leer al Pato Donald, vino al país para presentar su nueva novela en la
Feria del Libro. Residente en los Estados Unidos desde hace años, también habla
de Obama.
¿Desde que escribió "Para leer al Pato Donald" hasta ahora, cómo cambió su visión de la cultura?
Ese libro fue escrito en un momento de lucha social en Chile y dentro de una revolución que intentó cambiar todo. Se escribió en diez días, en el calor de la lucha por la supervivencia. Y yo diría que si uno mira la obra del Pato Donald, no como problema ideológico sino como forma de escritura, es una apropiación latinoamericana de un mito norteamericano. Y si uno lo piensa, esta novela no es tan diferente: es la apropiación latinoamericana de un mito norteamericano, incluso de un Estado norteamericano entero, California. En un sentido, aquí está el encuentro de América latina con Norteamérica, tratando de ver cuáles son los limites de confrontación pero también de encuentro. En los 70, yo veía a los Estados Unidos como intentando apropiarse de nuestra cultura.
¿Y cómo es su visión ahora?
Ahora es muy distinto. Este es el libro de alguien exiliado, de alguien que intenta renarrar la historia de los Estados Unidos entera, y también narrar de una manera diferente la historia de América latina. No creo que haya muchos libros que narren a California desde la perspectiva latinoamericana. Es la obra más ambiciosa que he intentado. Fue escrita en inglés y luego traducida, pero el inglés en el que escribí la obra ya tenía un fantasma del castellano adentro.
¿Qué pasa con la cultura de Estados Unidos en la era de Obama?
En un sentido, el libro del Pato Donald sigue vigente. La estructura que nosotros vimos en los comics de Disney se ha globalizado. Disney es más global que antes. Pero también se matizan mucho más las cosas, en el sentido que la realidad es mucho más compleja que lo que yo retraté en ese libro. Yo vivo en los Estados Unidos y la visión que tengo de la cultura norteamericana es muy diversa hoy, hay cosas de allí que si las importan acá son más liberadoras. No necesariamente todo lo que viene del norte es negativo, y tampoco las cosas que hacemos acá son todas positivas. Creo que ha habido una evolución.
Datos recopilados de la publicación de Silvana Boschi en Ñ
Revista de Cultura.
Ese libro fue escrito en un momento de lucha social en Chile y dentro de una revolución que intentó cambiar todo. Se escribió en diez días, en el calor de la lucha por la supervivencia. Y yo diría que si uno mira la obra del Pato Donald, no como problema ideológico sino como forma de escritura, es una apropiación latinoamericana de un mito norteamericano. Y si uno lo piensa, esta novela no es tan diferente: es la apropiación latinoamericana de un mito norteamericano, incluso de un Estado norteamericano entero, California. En un sentido, aquí está el encuentro de América latina con Norteamérica, tratando de ver cuáles son los limites de confrontación pero también de encuentro. En los 70, yo veía a los Estados Unidos como intentando apropiarse de nuestra cultura.
¿Y cómo es su visión ahora?
Ahora es muy distinto. Este es el libro de alguien exiliado, de alguien que intenta renarrar la historia de los Estados Unidos entera, y también narrar de una manera diferente la historia de América latina. No creo que haya muchos libros que narren a California desde la perspectiva latinoamericana. Es la obra más ambiciosa que he intentado. Fue escrita en inglés y luego traducida, pero el inglés en el que escribí la obra ya tenía un fantasma del castellano adentro.
¿Qué pasa con la cultura de Estados Unidos en la era de Obama?
En un sentido, el libro del Pato Donald sigue vigente. La estructura que nosotros vimos en los comics de Disney se ha globalizado. Disney es más global que antes. Pero también se matizan mucho más las cosas, en el sentido que la realidad es mucho más compleja que lo que yo retraté en ese libro. Yo vivo en los Estados Unidos y la visión que tengo de la cultura norteamericana es muy diversa hoy, hay cosas de allí que si las importan acá son más liberadoras. No necesariamente todo lo que viene del norte es negativo, y tampoco las cosas que hacemos acá son todas positivas. Creo que ha habido una evolución.
Las imágenes son de internet.
LA YAPA
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