GRACIAS POR ESTAR AQUÍ...

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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

domingo, junio 08, 2014

8 DE JUNIO DE 1970: LA REALIDAD EFECTIVA PONE FIN AL DELIRIO DE JUAN CARLOS ONGANÍA, EL GENERALITO DE LA TRISTE FIGURA... UN 8 DE JUNIO DE 1995: FALLECE ONGANIA A LOS 81 AÑOS.

"el generalito"
Juan Carlos Onganía  fue "un generalito de cuarta" que decía que tenía un proyecto para estar en el gobierno usurpado por más de 40 años. Nació en Marcos Paz una localidad de la provincia de Buenos Aires el  17 de marzo de 1914. 
Sus padres Carlos Luis Onganía y Sara Rosa Carballo se dedicaban a las labores agrícolas. 
Ingresó al Colegio Militar de la Nación en 1931, del cual egresó en 1934 como subteniente del arma de caballería. 
Fue un militar argentino usurpador de  la presidencia de la Argentina entre 1966 y 1970. 
Se caracterizó por su nacionalismo católico extremo, su alineamiento con los Estados Unidos, sus pocas palabras y chatura mental. 
Soñaba con una dictadura al estilo  de Francisco Franco, sin límites de tiempo.
Durante el gobierno de José María Guido, Onganía se reveló como uno de los líderes de la facción azul en el seno del ejército. El triunfo de los azules llevó al nombramiento de Onganía como Comandante en Jefe del Ejército el día 23 de septiembre de 1962.
El generalito Onganía en 1964 pronuncia en la Academia Militar de West Point, Estados Unidos, durante la Quinta Conferencia de Ejércitos Americanos, un discurso que preanuncia la Doctrina de la Seguridad Nacional: 
"El deber de obediencia al gobierno surgido de la soberanía popular habrá dejado de tener vigencia absoluta si se produce al amparo de ideologías exóticas, un desborde de autoridad que signifique la conculcación de los principios básicos del sistema republicano de gobierno, o un violento trastocamiento en el equilibrio e independencia de poderes. En emergencias de esta índole, las instituciones armadas, al servicio de la Constitución no podrán, ciertamente mantenerse impasibles, so color de una ciega sumisión al poder establecido, que las convertirían en instrumentos de una autoridad no legítima".

LA GESTIÓN DE DON ARTURO ILLIA 1963 - 1966.
Intereses creados de los dueños del poder empezaron a jaquear la gestión de Don Arturo Illia de manera sistemática, utilizando ciertos periodistas y medios de prensa, como Mariano Grondona en Primera Plana (autor luego de los primeros comunicados militares golpistas), Bernardo Neustadt en la Revista Todo y finalmente, la de  Confirmado de Mariano Montemayor.
Una gestión con el componente de los radicales en el gobierno “la interna partidaria permanente” por aquellos años entre Arturo Illia  y Ricardo Balbín. Los empresarios que reclamaban el control de los fondos de los sindicatos. Pero… así como el derrocamiento de Hipólito Yrigoyen tenía mucho olor a petróleo el derrocamiento de Arturo Illia tuvo su vinculación con los laboratorios de medicamentos transnacionales. 
El Ministro de Salud Pública era el  Dr. Arturo Oñativia.
Recordaría Illia: “Sí, señor. Mire usted: cuando con el Dr. Oñativia, que era mi ministro de Salud Pública instrumentamos una Ley de Medicamentos, rápidamente se orquestó a nivel nacional e internacional una gigantesca campaña de las empresas multinacionales contra mi administración. Nos acusaban de todo, sólo porque tuvimos el coraje de poner freno a los excesos. Un día le dije a Oñativia: vea, Doctor, tantos ataques nos llaman la atención. A lo mejor hemos cometido un error. Llamemos a estos señores y hablemos. Y así fue. Los recibí un día y les dije: muy bien, señores, si esta ley es una afrenta y un ataque contra su industria, pues demuéstrenlo y tomaré las rectificaciones necesarias. Quedaron en traer sus planteos y nos despedimos. A los seis meses de la conversación, todavía no habían aparecido. Yo pensé: deben tener mucho trabajo, estarán muy ocupados, y acordamos darles otros seis meses para que pudieran elaborar sus críticas, sus objeciones a la ley. Los señores tuvieron otra entrevista conmigo, volvieron a decir que la ley era arbitraria, que atentaba contra la libre empresa, yo les reiteré que me expusieran cuales eran sus objeciones y me dijeron: en pocos días le contestamos. A los diez días me derrocaron...".
… y como decía Tato Bores en uno de sus monólogos de los años ´90: "porque el problema no era que Don Illia era lento: el problema es que los que vinieron después fueron... fueron rápidos, y fuimos derecho pal' cara...melo, fuimos, pero bah, pero rápido!"
Bien manifestó el ex Senador Nacional, Hipólito Solari Yrigoyen del "generalito" Onganía: "Cuando se derrocó a Illia asumió Onganía, que no tenía idoneidad para el cargo. Como político no hubiera llegado a ser ni concejal suplente. Era un hombre muy limitado, pero representaba intereses poderosos. Tenía ambiciones imperiales y declaró que el gobierno, autodenominado pomposamente Revolución Argentina no tenía plazos sino objetivos. Era una dictadura para quedarse".

Onganía asume el 28 de junio de 1966 y  nombró como su ministro de economía a Adalbert Krieger Vasena (otro entreguista al servicio de empresas multinacionales) quien designado ministro de Economía en la dictadura militar del general Pedro Eugenio Aramburu  en 1957 y que propiciara el ingreso de la Argentina al FMI y el Banco Mundial.
En 1967 permitió que la moneda norteamericana pasara a tener uso corriente en la adquisición de determinados bienes producidos en el país. 
Llegaron al país la Banca Morgan, el Citibank, el Chase Manhattan Bank, y las multinacionales Ford y Parker. 
Contuvo la inflación congelando los salarios y devaluando un 40% la moneda nacional. 
Impulsó una ley de hidrocarburos que permitió la participación de las empresas privadas en el negocio del petróleo. 
La industria argentina productora de tabaco pasó a manos de multinacionales de origen estadounidense.

El lúcido Arturo Jauretche decía “no es Onganía quien gobierna, sino Krieger Vasena” y los hechos le dieron toda la razón a Don Arturo Jauretche.

Los decretos-leyes que dictó Onganía los llamó simplemente leyes y que a los jefes provinciales que designó los denominó gobernadores en vez de interventores era su proyecto delirante que le hizo daño a nuestro país.

LA NOCHE DE LOS BASTONES LARGOS: El estallido ocurrió el 28 de julio de 1966 cuando estudiantes y docentes manifestaban en la Universidad. 
La represión fue particularmente violenta en las facultades de Ciencias Exactas y Naturales y de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Durante la  "NOCHE DE LOS BASTONES LARGOS"  se cerraron todas las facultades. Fueron detenidas 400 personas y destruidos laboratorios y bibliotecas universitarias. Como resultado de esta política represiva, cientos de científicos e investigadores se exiliaron, lo que constituyó una significativa "fuga de cerebros" y un daño irreparable.
Conflictos gremiales, paros activos, y puebladas como el Cordobazo (29 de junio de 1966) y el Choconazo en Neuquén, el asesinato del teniente general Pedro Eugenio Aramburu en 1970 terminaron con los días de Onganía; era la medianoche del  8 de junio de 1970.
Su fallecimiento coincide con el mismo día pero 1995. 
El año anterior intentó  otro delirio presentarse como candidato a presidente para combatir el deterioro moral de la república en los tiempos de Carlos Menem. Sin respaldos retira su candidatura. 
Fallece un 8 de junio de 1995, a los 81 años de edad.
"Johnny Bigote"
"Johnny Bigote", de Pedro y Pablo  ridiculizaban los rasgos físicos de Juan Carlos Onganía.




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