Pedro Henríquez Ureña cuyo nombre era Nicolás Federico
Henríquez Ureña nacido el 29 de junio de 1884 en Santo Domingo, República
Dominicana.
Hijo de Salomé Ureña, la gran poetisa dominicana y Francisco
Henríquez y Carvajal que fuera médico, abogado, escritor, pedagogo dominicano;
su abuelo, Nicolás Ureña de Mendoza, político dominicano. A su tío Federico lo
llamó José Martí «hermano», en su célebre carta de despedida de 1895.
Tras completar los estudios secundarios, marchó a los
Estados Unidos.
En 1914 se graduó de abogado en la Universidad Nacional de
México y de Doctor en Filosofía y Letras en la Universidad de Minesota, en los
Estados Unidos.
Henríquez Ureña fue crítico literario, historiador de la
cultura y de las ideas, educador, promotor cultural, periodista, maestro
universitario vivió en la Argentina desde 1924.
Llegó a tierras argentinas por primera vez en 1922 siendo invitado a dar una conferencia sobre
"Utopía de América" en la Universidad Nacional de La Plata.
Se vinculó a la revista Sur, de Victoria Ocampo; fue
académico de Letras y colaboró muchas veces con diario “La Nación”.
El escritor Jorge Luis Borges decía:
“Yo tengo el mejor recuerdo de Pedro (...) él era un hombre
tímido y creo que muchos países fueron injustos con él. En España, si lo
consideraban, pero como indiano; un mero caribeño. Y aquí en Buenos Aires, creo
que no le perdonamos el ser dominicano, el ser, quizás mulato; el ser
ciertamente judío -el apellido Henríquez, como el mío, es judeo-portugués-. Y
aquí él fue profesor adjunto de un señor, de cuyo nombre no quiero acordarme;
que no sabía nada de la materia, y Henríquez -que sabía muchísimo- tuvo que ser
su adjunto. No pasa un día sin que yo lo recuerde....” (Wikipedia).
René Favaloro fue uno de los muchos discípulos de Henríquez
Ureña, como el neurólogo Alberto Delmar, Ernesto Sabato.
Su ambiente familiar estuvo marcado por la presencia de
Eugenio María de Hostos, reformador de la enseñanza y luchador independentista
puertorriqueño.
Vivió en los Estados Unidos, Cuba, México, España y nuestra Argentina.
En Argentina enseñó lengua española y literatura en la
Universidad Nacional de La Plata (1924-1931), literatura argentina, americana y
europea en el Instituto de Profesorado de Buenos Aires y literatura general en
la Universidad de Buenos Aires.
A fines de 1931 el presidente dominicano Rafael Leonidas
Trujillo Molina lo convoca a ocupar la Superintendencia de Enseñanza. Pero en
1933 renunció a dicho cargo acosado por control que ejercía Trujillo sobre las
instituciones del Estado y la imposibilidad de poner en práctica el programa de
enseñanza que él anhelaba para la República Dominicana lo hizo volver a
Argentina en 1933, donde permaneció hasta sus últimos días.
Su nombre aparece junto a los de Andrés Bello, José Enrique
Rodó, Juan Montalvo y José Martí, considerados como los forjadores del pensamiento
crítico contemporáneo en Hispanoamérica.
Murió en el tren que lo conducía, de
Buenos Aires a La Plata, con destino al Colegio Nacional de La Plata el 11 de
mayo de 1946.
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