Yo no canto por cantar
ni por tener buena voz,
canto porque la guitarra
tiene sentido y razón.
Víctor Jara Martínez nacido en el pueblo de Quiriquina,
cercano a la comuna de Chillán Viejo, la Provincia de Ñuble que actualmente forma parte de la Región del Biobío
de la República de Chile el 28 de septiembre de 1932.
Fue un músico, cantautor chileno, investigador del folclore
y de los instrumentos indígenas, activista político y militante del Partido
Comunista de Chile.
Nació en el seno de una familia de padres campesinos su
padre, Manuel Jara, se dedicaba a las tareas del campo, y su madre, Amanda
Martínez además de dedicarse a las labores domésticas, tocaba la guitarra y
cantaba.
Desde pequeño Víctor se vio obligado a ayudar a la familia
en los trabajos del campo.
Influenciado por su madre, tomó también contacto a temprana
edad con la música, además de asistir al colegio.
Ejerció como director artístico del grupo Quilapayún entre
1966 y 1969, y hasta 1970 actuó como solista en la Peña de los Parra.
La campaña electoral de 1970 los artistas y los grupos de la llamada “Nueva Canción Chilena”
respaldaron a la Unidad Popular (Unión Popular estuvo conformada por el Partido
Radical, Partido Socialista, Partido Comunista, el Movimiento de Acción Popular
Unitario, el Partido de Izquierda Radical y la Acción Popular Independiente,
incorporándose la Izquierda Cristiana y el MAPU Obrero y Campesino (escisión
del MAPU) en 1973) que era “la vía
chilena al socialismo” es decir la revolución con sabor a vino tinto y
empanadas.
Con la edición del primer Larga Duración de Víctor Jara “Pongo
en tus manos abiertas” marca el
compromiso de Jara con la Unidad Popular.
Salvador Allende asumió como Presidente de Chile.
Tras el golpe de Estado que derrocó al gobierno de Salvador
Allende el 11 de septiembre de 1973, Jara fue detenido por las fuerzas
represivas de la dictadura militar recién establecida. Fue torturado y
posteriormente asesinado en el antiguo Estadio Chile, que con el retorno de la
democracia fue renombrado “estadio Víctor Jara”.
Lo llevaron al Estadio Chile donde permaneció detenido
durante cuatro días. Lo torturaron durante horas (entre otras torturas le
realizaron quemaduras con cigarrillo y simulacros de fusilamiento), le cortaron
los dedos y la lengua, y finalmente el 16 de septiembre lo acribillaron junto
al director de la Empresa de Ferrocarriles del Estado.
Estando preso escribió su último poema y testimonio "Somos
cinco mil".
Somos cinco mil
en esta pequeña parte de la ciudad.
Somos cinco mil
¿Cuántos seremos en total
en las ciudades y en todo el país?
Solo aquí
diez mil manos siembran
y hacen andar las fábricas.
¡Cuánta humanidad
con hambre, frío, pánico, dolor,
presión moral, terror y locura!
En 1990, la denominada Comisión de Verdad y Reconciliación
determinó que Víctor Jara fue acribillado con 44 disparos el 16 de septiembre
de 1973 en el Estadio Chile y que fue arrojado a unos matorrales en los
alrededores del Cementerio Metropolitano, ubicado a orillas de la Carretera 5
Sur. Luego fue llevado al depósito de cadáveres, donde le asignaron las siglas
NN, y donde más tarde sería identificado por su esposa, la coreógrafa de origen
británico Joan Turner.
Sus restos fueron enterrados en el Cementerio General de Santiago de Chile.
Sus restos fueron enterrados en el Cementerio General de Santiago de Chile.
PLEGARIA A UN LABRADOR.
Levántate y mira la montaña
de donde viene el viento, el sol y el agua,
tú que manejas el curso de los ríos
tú que sembraste el vuelo de tu alma.
Levántate y mírate las manos
para crecer estréchala a tu hermano,
juntos iremos unidos en la sangre
hoy es el tiempo que puede ser mañana.
Libranos de aquel que nos domina en la miseria
traenos tu reino de justicia e igualdad.
Sopla como el viento la flor de la quebrada
limpia como el fuego el cañón de tu fusil,
hágase por fin tu libertad aquí en la tierra
danos tu fuerza y tu valor al combatir,
Sopla como el viento la flor de la quebrada
limpia como el fuego el cañón de tu fusil.
Levántate y mírate las manos
para crecer estréchala a tu hermano,
juntos iremos unidos en la sangre
ahora y en la hora de nuestra muerte amén.
Levántate y mira la montaña
de donde viene el viento, el sol y el agua,
tú que manejas el curso de los ríos
tú que sembraste el vuelo de tu alma.
Levántate y mírate las manos
para crecer estréchala a tu hermano,
juntos iremos unidos en la sangre
hoy es el tiempo que puede ser mañana.
Libranos de aquel que nos domina en la miseria
traenos tu reino de justicia e igualdad.
Sopla como el viento la flor de la quebrada
limpia como el fuego el cañón de tu fusil,
hágase por fin tu libertad aquí en la tierra
danos tu fuerza y tu valor al combatir,
Sopla como el viento la flor de la quebrada
limpia como el fuego el cañón de tu fusil.
Levántate y mírate las manos
para crecer estréchala a tu hermano,
juntos iremos unidos en la sangre
ahora y en la hora de nuestra muerte amén.
La yapa:
Del tema de León Gieco “Chacarera de los dragones” en homenaje a Víctor Jara.
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