Ezequiel Martínez Estrada nace 14 de septiembre de 1895 en San
José de la Esquina, una localidad del Departamento Caseros a escasos kilómetros
del límite con la provincia de Córdoba, en la provincia argentina de Santa Fe.
Santafesino de nacimiento, su familia se trasladó a la
localidad de Goyena, en el Partido de Saavedra, Sudoeste de la provincia de
Buenos Aires, donde su padre abrió un almacén de ramos generales.
Luego de la
separación de sus padres en 1907, viajó a la ciudad de Buenos Aires, donde
vivió con su tía Elisa y estudió en el Colegio Avellaneda. Por razones
económicas hubo de interrumpir sus estudios y comenzó a trabajar en el Correo
Central de Buenos Aires.
Martínez Estrada fue un autodidacta, un cuestionador y un
pensador crítico que decía lo que pensaba y eso lo pagó caro.
Inicia su carrera literaria como poeta. Publica unos seis
volúmenes de poesías con influencias de grandes poetas como Rubén Darío y Leopoldo
Lugones.
Pero se destacan sus
ensayos como “Radiografía de la pampa” una respuesta al golpe militar de
Uriburu en 1930, “La cabeza de Goliath” que escribe en 1940 donde trata con
lucidez la deformación que para el desarrollo del país ha generado el
crecimiento siempre en más de Capital Federal y el Gran Buenos Aires, “Sarmiento”
(1946), “Los invariantes históricos en el Facundo” del año 1947, “Muerte y
transfiguración de Martín Fierro” (1948).
Recibió dos veces el Premio Nacional de Literatura. Llegó a
ser Presidente de la Sociedad Argentina de Escritores.
En 1949 se radicó en la Ciudad de Bahía Blanca.
Los años del peronismo coincidieron con una neurodermatitis,
una enfermedad extremadamente discapacitante de origen psicosomático que lo
mantuvo postrado por años en ámbitos hospitalarios y olvidado por casi todos, a
excepción de la escritora Victoria Ocampo. Una enfermedad que clasificaron en
el nomenclátor de las enfermedades atópicas, es decir, "insólitas".
Nunca vistas. Bromeaba Ezequiel Martínez Estrada al denominarla
"desbarajuste glandular peronista generalizado".
Dijo luego de su enfermedad "pensé que estaba
sufriendo un castigo por alguna falta ignorada cometida por mí. Mi situación
era muy semejante a la de Job, y en lugar de discurrir sobre el bien y el mal,
di en cavilar sobre mi país. Pues así como yo padecía de una enfermedad chica,
él padecía de una enfermedad grande; y si yo pude haber cometido alguna falta
pequeña, él la habría cometido grande. Yo y mi país estábamos enfermos".
Luego del golpe de estado de 1955 contra el gobierno de Juan
Domingo Perón, y luego de ser sometido a las técnicas terapéuticas del llamado
sueño prolongado, su salud mejoró, comenzando una serie de escritos que él
llamaba sus "catilinarias" que es considerado como el libro más
antiperonista que se haya publicado a hoy: "¿Qué es esto? Catilina"
donde predice de manera certera, sin equivocarse, que la Argentina nuestra
atravesaría un siglo signado por el "Pre-Peronismo, Peronismo y
Post-Peronismo”.
Hacia finales de 1955 le escribe al presidente de facto
Pedro Eugenio Aramburu "Tengo que hablarle como ciudadano y me dirijo a
V.E no con espíritu localista sino con amplio espíritu nacional. Sintetizando
al principio lo que he de decir en seguida, puedo afirmar que el mayor bien que
puede hacérsele a Buenos Aires, no sólo a la República, es desmantelarla".
… "Cuando una ciudad se convierte en boca que succiona
la sangre de toda la nación, no sólo hay que pensar en desmantelarla sino en
hacerla volar con dinamita".
El gobierno peronista lo había privado de su puesto de
trabajo en La Plata, que recuperó en 1956 y fue nombrado profesor
extraordinario en la Universidad Nacional del Sur, en la Ciudad de Bahía
Blanca. En 1957 asumió la presidencia de la Liga Argentina por los Derechos del
Hombre.
Desde septiembre de 1960 a noviembre de 1962, fue director
del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Casa de las Américas en La Habana
donde estudió en profundidad la obra de José Martí y editó dos libros de
discursos de Fidel Castro.
Esta adhesión a la revolución cubana no sería comprendida ni
perdonada por los intelectuales argentinos nucleados en torno de la Revista
Sur.
Criticado y poco entendido y/o comprendido de él decían, a modo de ejemplos, un Jorge
Luis Borges lo consideraba un "sagrado energúmeno"; Raúl Anzoátegui lo
consideró "una estatua aficionada a hacer declaraciones"; Ismael
Viñas, un "negador a la marchanta"; Jorge Abelardo Ramos, un
"intérprete del pensamiento imperialista", Juan José Hernández
Arregui, una "inteligencia enteramente colonizada" y desde el periódico “La
Vanguardia del Partido Socialista lo consideraban un "amargo, pesimista y
desconcertante”…también que era un resentido, irracionalista, especulativo,
caprichoso, apocalíptico, anarquista de derecha, profeta mesiánico y compañero
de ruta de Fidel Castro. Sufriendo en carne propia muchas humillaciones por
el solo pecado de decir su verdad y el silencio de casi toda la prensa sobre su
obra literaria para terminar sus últimos año con un malvivir económicamente con el cobro de una
jubilación miserable.
Ezequiel Martínez Estrada pasó sus últimos años pobre, olvidado, recluido y enfermo en su casona de la Avenida Alem y Salta en la
Ciudad de Bahía Blanca (donde hoy funciona la fundación que preserva y difunde
su legado literario).
Falleció Ezequiel Martínez Estrada un 3 de Noviembre de 1964
en la Ciudad de Bahía Blanca.
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