CÓMO LA MASONERÍA LE CAMBIÓ EL NOMBRE A HISPANOAMÉRICA.
La denominación “América Latina” nació en las logias
masónicas del Río de la Plata.
El debate sobre la forma de referirse globalmente a los
países americanos de habla española y portuguesa no es nuevo, y tampoco es inocente
ni ideológicamente neutro. Un estudioso argentino ha sacado a la luz datos
interesantes sobre la evolución del término Latinoamérica.
¿Hispanoamérica, Iberoamérica o Latinoamérica? Aparentemente
es sólo una cuestión de nombres, aunque incluso un análisis superficial de
quién usa cuál permite desvelar una clara trascendencia ideológica en la
elección. En España, por ejemplo, el término Latinoamérica es el empleado casi
con exclusividad por los medios de comunicación de la izquierda, y ha terminado
por impregnar también a los de la derecha.
Es conocido que la aventura francesa en México, con el
respaldo de Napoleón III a Maximiliano de Austria para gobernar el denominado
Segundo Imperio Mexicano (1863-1867), dio inicio a una campaña sostenida de
París para dejar huella cultural en un continente donde apenas la tenía. Y ya
entonces comenzó a emplearse la palabra latino para designar una herencia
genérica que América Central y del Sur habría recibido de Europa de manera
indistinta, menoscabando así el papel histórico de España y Portugal en el
continente.
Un investigador argentino, Mariano García Barace, ha
profundizado más en los orígenes y trayectoria del término América Latina. En
su última publicación al respecto (Posición Iberoamericana), sostiene que el
concepto Amérique Latine fue acuñado por la masonería francesa y era
prácticamente desconocido en Iberoamérica hasta que empezaron a usarlo las
logias del Río de la Plata, muy a finales del siglo XIX. “Es una denominación
que se nos ha puesto desde fuera y que distorsiona nuestra verdadera
identidad”, afirma.
Su rastreo de los orígenes de esta “rareza idiomática” le
lleva hasta el Congreso Científico Latino Americano celebrado en Buenos Aires
en abril de 1898. Pese a la denominación del evento, ninguno de los
intervinientes, ni los científicos ni los políticos, lo usaron, en beneficio de
los clásicos “Hispanoamérica”, “Iberoamérica”, “Suramérica” o, sencillamente,
“América”. Y señala como hecho curioso que el único representante no
suramericano, el de México, era un ingeniero italiano residente en Buenos
Aires... y hermano de un patriota garibaldino, Ernesto Teodoro Moneta, Premio
Nobel de la Paz en 1907. La causa garibaldina fue el mayor vivero de la
masonería en Italia durante la batalla por la unidad del país, lograda en 1870.
Los estudios de García Barace detectan una influencia mínima
del término Latin America (ya en inglés) en los países suramericanos antes de
la creación de la ONU. Hasta entonces, lo usaban alguna vez los despachos de la
agencia United Press, y casi siempre para referirse a la política exterior de
Estados Unidos o a asuntos de la misma ONU. Sólo a partir de 1947 empieza a
escucharse a personalidades de países iberoamericanos referirse a su realidad
continental como “repúblicas latinoamericanas”, o expresiones similares. Según
García Barace, “muy poco pudieron hacer nuestros representantes diplomáticos
para defender la identidad cultural de la región ante los funcionarios
norteamericanos y británicos que conducían la ONU en sus primeros años”. Luego
ya todo sería una bola de nieve, que con tan potente foco de difusión acabó
consagrando la palabra incluso en los países que le habían sido tan reticentes.
Su uso generalizado por la prensa de Estados Unidos, Reino
Unido y Francia acabó imponiendo la denominación a todos los organismos
internacionales que afectaran a ese área del planeta, a raíz de la creación de
la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) de la ONU. Su secretario
durante trece años (1950-1963) fue el argentino Raúl Prebisch, “uno de los
hombres que más hizo para difundir la denominación Latin America”, según García
Barace, y muy vinculado “con los capitales británicos del Río de la Plata”. En
1983 Prebisch se convirtió en un estrecho colaborador del recientemente fallecido
presidente argentino Raúl Alfonsín, reconocido miembro de la masonería.
Rebido vía face. Fotos internet.
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