Dominga teme que otro jubilado caiga en el “Cuento del Tío”, como le sucedió a ella la semana pasada. Por eso, pese a su vergüenza, decidió hacer pública la experiencia que vivió afuera del banco, cuando salía de cobrar y dos mujeres desconocidas le arrebataron el sueldo.
La mujer, que tiene más de 70 años y se jubiló como personal de limpieza del Liceo Militar, fue al banco Santiago del Estero el martes al mediodía. Su nieta de 17 años la acompañó hasta la entidad bancaria, ubicada en calle 24 de Septiembre al 800, y luego se fue. Según relató Dominga, su salida coincidió con la de los alumnos de la escuela Rivadavia, ubicada en la misma cuadra. En medio de la multitud de estudiantes que iban y venían, una mujer levantó algo del piso y se les acercó.
“¿No se le cayó a usted?”, le preguntó a Dominga con un sobre en la mano. Inmediatamente después, lo abrió y juntas descubrieron que estaba repleto de billetes. La desconocida simuló buscar el nombre de alguna persona en el sobre y, como no pudo descubrir a quién le pertenecía, propuso ir a un bar de la zona para que ambas se repartieran el dinero.
Allí estaban cuando apareció otra mujer, que se les acercó diciendo que había perdido un sobre perteneciente a su patrón y preguntando si alguien había visto a un niño levantarlo del piso. “Vi a un chiquito por allá, pero nada más. Venimos del banco con mi abuela, que acaba de cobrar”, respondió la primera mujer, simulando ser nieta de Dominga.
Luego esta persona sacó una cartuchera de su cartera y le pidió a Dominga que mostrara su boleta de sueldo. “Abuela, guarde acá la plata”, le ordenó la falsa nieta, y luego de esta acción le entregó la cartuchera. En ese instante, la mujer que había entrado al bar le pidió que la acompañara a buscar al niño del sobre. Entonces ambas se levantaron y desaparecieron del lugar. Cuando Dominga abrió la cartuchera, se llevó la ingrata sorpresa: en lugar de su dinero, había un fajo de papeles. No puede explicarse cómo ocurrió el intercambio.
La mujer regresó con tristeza a su casa de Las Talitas. Las dos desconocidas habían huido con los $ 3.500 de su jubilación, su único ingreso mensual.
Al menos una o dos veces al mes, la Policía recibe denuncias de víctimas que cayeron en el “Cuento del Tío”, según señaló el comisario Hugo Cabeza, jefe de la división Delitos Contra la Propiedad. “Estas personas esperan a los jubilados en las adyacencias de los bancos, donde no haya personal policial y ahí los engañan”, graficó.
Cabeza señaló, además, que la mayoría de las personas que cometen estos engaños están identificadas y ya fueron detenidas en alguna oportunidad por el mismo delito.
Diario "La Gaceta" de Tucumán.
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