Donde mueren los vagones de La Trochita.

Hay cientos abandonados en un lugar alejado llamado km 648. El frío y el viento patagónicos desgastan este pedazo de la historia ferroviaria del país.

Es inevitable cerrar los ojos y trasladarse en el tiempo, cuando el tren funcionaba a pleno y los pueblos estaban unidos por hilos paralelos de metal que hacían de guías a una máquina de vapor conocida como La Trochita. Pero ese sueño hermoso se termina apenas uno abre los ojos y se encuentra parado frente a cientos de vagones abandonados en un lugar alejado de todo, donde el viento y el frío patagónicos van desgastando la historia de lo que alguna vez fue el progreso. Es una reliquia de 1922 que se encuentra parada en el punto exacto llamado kilómetro 648; allí se dividen las vías que van a Bariloche con trocha ancha y a Esquel, en una travesía de 402 kilómetros en trocha angosta. El lugar parece una imagen de alguna película posapocalíptica, donde el fin es el comienzo, donde el tiempo marca con su paso cada elemento, cada parte, cada pedacito de los vagones que poco a poco van desapareciendo; es un desierto sembrado con bulones, ganchos, cadenas, bogies y hasta un montón de guías de carga escritas a mano en 1955. Recorrer esa línea de vagones enganchados te hace pensar que están ahí a la espera de una nueva carga, de un nuevo comienzo, pero el abandono y la soledad te demuestran en silencio que esa carga nunca va a llegar.

Por Alejandro Carnevale. Fotos: Alejandro Carnevale. Publicado en Diario "Río Negro", domingo 10 de abril de 2016.