Carlos Pellegrini fue un tribuno de excepción, a pesar de la profunda crisis en la que le tocó ejercer la Primera Magistratura de la Nación, cuando luego de la llamada Revolución del Parque debió completar el mandato de Miguel Juárez Celman.
Hombre de profundas ideas republicanas dejó muestras de ellas en sus discursos y escritos, expresando en una ocasión a modo de recomendación que “todas las fuerzas políticas de la Argentina deberían releer antes de comenzar cualquier campaña electoral”.
Y aseveraba que “una vida pública que se desenvuelve, si no quiere ser juguete de los acontecimientos, de las pasiones, de los intereses encontrados, debe tener su estrella polar. Esa persistencia en el propósito, no exige, por el contrario, excluye la intransigencia en los medios. Todos son buenos, cuando son eficientes; y pueden ser honradamente empleados, cuando pueden ser públicamente confesados.
Se puede decir de él como del Cardenal Richieleu que supo distinguir en su gestión de gobierno “entre lo malo de lo peor y entre lo bueno de lo mejor”.
Pellegrini en su vida había visto, a su decir “hombres y partidos luchas con apasionamientos, agotar las violencias del lenguaje, apelar a todos los medios para alcanzar el triunfo, y, por último, chocarse en lucha armada, y creí –acota- que estos hechos labrarían entre hermanos hondos abismos. Pero en días próximos vi a los adversarios unidos en acción común; los que antes se habían combatido se apoyaban, y el elogio reemplazaba el vituperio. Y este espectáculo, que he visto repetirse, me enseñó que, si bien en las luchas políticas debemos llevar todo el entusiasmo, toda la energía y todo el poder de acción que seamos capaces, no debemos salvar jamás las vallas del respeto recíproco, ni lanzar palabras irreparables, ni suscitar odios insensatos. El respeto al adversario y a su intención lo exige el respeto propio, pues nadie posee el secreto exclusivo de la verdad y del patriotismo, y hasta el error mismo, cuando es sincero, debe ser respetado por los hombres, porque es humano”.
Y en su discurso en un acto de colación de grados de la Facultad de Derecho Pellegrini expresó que había visto “muchos éxitos rápidos defraudar las esperanzas que los vieron nacer, y he visto llegar con paso seguro a los que trabajaron con constancia y sin impaciencia. Esto prueba que no hay obra útil ni grande, sino lo fecundan el trabajo y el tiempo”.
Este es el gran desafío para nuestros políticos: recuperar los valores republicanos, ponerse de acuerdo en los grandes temas que la provincia y la región necesitan, dejar de lado los personalismos y las aparcerías de partido, no responder a las injurias y acordar juntos un programa virtuoso que mejore la calidad de vida de los rionegrinos.
En la última reunión de Directorio del Ente para el Desarrollo de la Región Sur que contó con la presencia del Gobernador Alberto Weretilnek, sus funcionario, técnicos y autoridades, toda la dirigencia se puso de acuerdo para elaborar las líneas vitales de desarrollo de toda la región sur en el marco de la inminente culminación de los trabajos de pavimentación de la Ruta Nacional Nº 23 y del corredor Bioceánico Nord Patagónico.
Reunión con debate de ideas y de proyectos, y en armonía dentro del pluralismo político que el Ente representa.
Es un buen comienzo, pero ahora parafraseando a Ortega y Gasset ha llegado la hora de ponerse, rionegrinos, a las cosas”.
Publicado en ADN Río Negro, 29/09/2016. Foto: web.
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