No era un secreto ni en el Vaticano y ni para su círculo en Argentina. Por eso casi no les hizo ruido la declaración que lanzó el ex Presidente Carlos Menem cuando aseguró, después la reunión de la semana anterior con el Santo Padre, que Francisco iba a volver: ya todos habían aceptado que no iba a ser así. Y hace un rato lo confirmó el mismo protagonista en un video de 11 minutos, donde aclaró que no visitará Argentina ni este año ni el siguiente. “Ustedes no saben cuanto me gustaría volver a verlos”, se lamenta el líder de la Iglesia Católica.
Aunque Francisco asegura que la imposibilidad del viaje se debe a la gran cantidad de viajes que programó para el 2017, hay varias razones más detrás de la agenda sagrada. La primera es la más elemental, que probaría que debajo de la sotana sigue existiendo Jorge Bergoglio: el dolor por volver a su país para irse de nuevo, dicen los que lo conocen, sería algo que no podría tolerar. Sería por esto que hasta ahora jamás volvió y, aseguran, quizás nunca lo haga -al menos como Papa-. “Su lugar en el mundo es Buenos Aires, dejarlo le dolió muchísimo”, aseguran sus amigos. Aunque esta explicación podría parecer algo demagógica, hay una realidad que es innegable: al único país al que le dedica un video entero para explicar porque no lo visita es el mismo en donde creció. “Sigo siendo argentino”, asegura en el mensaje.
Hay otras cuestiones que son más de fondo. Una es que Francisco, hábil político, no quiere contribuir con su presencia a agigantar aún más la grieta que divide a la sociedad. De la misma manera en que evitó darle ese espaldarazo al gobierno de Cristina Kirchner, tampoco se prestará a la foto que podría hacerle sumar a Macri muchos puntos -especialmente en un año electoral-. Además, el país del PRO está muy lejos, para el Papa, de profundizar la “cultura del encuentro”, de la que habla en el video y que es el centro de sus discursos y sus publicaciones: un mundo donde la “lógica de las ganancias” deje de imponerse por sobre los pobres del mundo.
Otro hecho, que no es menor, es su edad. A dos meses de cumplir los 80 años, y con giras programadas para Asia y África -con todo lo que conlleva-, Francisco no puede andar de mochilero por el mundo.
De la manera en que sea, el ego nacional quedó golpeado por la negativa del Papa. “El mundo es más grande que Argentina”, dice. A llorar a la Iglesia.
Foto: Web.
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