El gobierno de Donald Trump decidió emular a sus predecesores republicanos Ronald Reagan y George Bush. Lanzó ayer una ambiciosa reforma fiscal con fuertes rebaja de impuestos a empresas y personas físicas y que el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, consideró como la mayor de la historia de EE. UU.
El plan se propone revisar por completo todo el sistema fiscal del país, pero su aspecto sobresaliente es que reduce de 35% a 15% los impuestos a las empresas, un recorte de 20 puntos porcentuales que podría agrandar enormemente el déficit federal.
En una conferencia de prensa en la Casa Blanca, Mnuchin aseguró que el plan no tendrá efectos negativos y, por el contrario, impulsará la creación de nuevos empleos y por lo tanto provocará mayor recaudación fiscal. “Esto se pagará a sí mismo con crecimiento, y con menos reducción de diversa índole y con el cierre de fisuras en la normativa”, dijo Mnuchin. El nuevo sistema reducirá de 7 a solamente 3 las franjas de imposición para las personas.
Según analistas un recorte de 20 puntos porcentuales en la carga impositiva de las empresas podría significar 2 billones de dólares adicionales de déficit en una década. Entre octubre de 2016 y marzo de este año, el déficit estadounidense llegó a los 526.800 millones de dólares. Analistas económicos señalan, sin embargo, que la idea de un crecimiento del empleo mediante recortes de impuestos a las empresas no se apoya en experiencias previas.
Publicado en Diario "Río Negro", 27/04/2017.
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