La recuperación del sabor en los tomates y hortalizas que se producían en la zona es hoy una tarea concreta y la realizan en Cinco Saltos, en una cátedra universitaria que prescinde de las tecnologías de hibridación y rescata a las viejas variedades.
Mientras en los mostradores de las verdulerías llueven las quejas por los productos acartonados e insulsos, en el taller agrícola de la Facultad de Agronomía de la Universidad del Comahue funciona un banco de semillas que rescata tomates y hortalizas que eran una delicia. Esas que dejaban jugo en el fondo de la ensaladera y en la que muchos mojaban la miga del pan.
La iniciativa se presenta como alternativa a la producción en escala y recupera antiguas prácticas de producción, respetando las características agroecológicas de nuestra región.
A través de cursos de capacitación y prácticas en terreno, el material se ofrece a pequeños productores y huertas comunitarias y escolares para que continúen el ciclo. Así, renacen las variedades relegadas, que quedaron en el olvido en los 80, con el auge que cobraron de los híbridos y las semillas importadas, que garantizaban menor descarte.
Seis variedades de semillas de tomates (ver aparte), otras de zapallito de tronco, una de tipo anco, lechugas, cebollas y dos de maíces son multiplicadas y preservadas. “Las guardamos como una forma de proteger la identidad productiva de nuestra zona”, explicó Horacio Verdile, docente de Agrarias y a cargo del proyecto.
Al especificar sobre los aspectos técnicos del proceso, el ingeniero agrónomo dijo que la particularidad de estas semillas es que “al ser de polinización abierta y no estar modificadas genéticamente, se pueden seguir sembrando indefinidamente”.
Destacó además la importancia del comportamiento variable de las viejas semillas, ya que “ante una eventualidad climática o plagas, algún individuo es probable que escape o sobreviva. En cambio, en el caso de los híbridos, si eso sucede perecen todos porque tienen iguales características”.
La idea de crear un banco de resguardo surgió a partir de una necesidad de los consumidores por reencontrarse con las variedades adaptadas a las condiciones agronómicas de la zona y el reclamo por recuperar el gusto.
Para ponerlo en práctica, el plan que desarrolla un equipo de docentes, no docentes, alumnos y graduados de Agrarias, empezó por la sistematización de toda la información sobre las características y comportamiento de cada variedad. Cuál es el momento de siembra y cosecha, el soporte de las plantas, si el producto rinde mejor para consumo en fresco o para industria, y otras variables.
Luego, y con capacitación previa, se entregan las semillas a grupos de productores para que se conviertan en multiplicadores.
Verdile explicó que es muy visible en otros países la tendencia a revalorizar los cultivos típicos, desarrollando proyectos locales y redescubriendo producciones olvidadas.
El avance de la tecnología en el agro diseñó un tomate para las necesidades comerciales del mercado: visualmente perfectos, redondeados, firmes, brillantes y con piel gruesa para durar, pero sin gusto. “El desarrollo de aromas, azúcares y elementos volátiles se pierden por la cosecha anticipada”, explicó Verdile.
y contacto
Los interesados deben escribir a talleragrícolafcaunco@hotmail.com o llamar al (0299) 4980005 del taller de Agrarias
Capacitación para los que tienen huertas
Durante el verano y en los fines de semana, desde el taller agrícola de Agronomía se realizan jornadas de capacitación para pequeños productores y familias que tienen huertas. Por convenios con municipios del Alto Valle, el plan se ha ido desarrollando en huertas comunitarias de barrios y de distintas escuelas.
Dato
1.200.000
toneladas de tomate se producen anualmente en el país, pero no cubre la demanda anual de 16 kg por habitante.
Producción artesanal de las semillas
Obtención y cosecha:
Se inicia cuando el tomate está en plena madurez (totalmente
rojo), de los de mayor tamaño.
• Extracción: el tomate se corta a la mitad y se exprime .La pulpa va a un recipiente plástico.
• Fermentación: El jugo queda en el recipiente 48 horas y luego se lava. Por decantación se eliminan las semillas malas y
restos de pulpa. La semilla buena permanecerá en el fondo (no flotan).
• Secado: las semillas húmedas se ponen al sol directo por medio día. Luego se secan a la sombra. Deberán estar seca a los 24-36 hs.
• Almacenamiento: en recipientes que no permitan la
penetración de humedad.
Ventajas:
• El productor logra semillas de
calidad y adaptadas a condiciones climáticas locales.
• Incrementa la producción y disminuye los costos.
Restricciones:
• La técnica debe ser empleada
sólo con variedades
de polinización libre.
Publicado en Diario "Río Negro", 17 de marzo de 2018.
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