El gobierno enfrenta un dilema ideológico: el cierre de las escuelas rurales. Después de varias críticas -propias y ajenas- el Ministerio de Educación salió a justificar la decisión, la que enmarcó en un “criterio pedagógico” atendiendo a la socialización de los alumnos, un concepto atendible, pero que mira solo la coyuntura y deja de lado la planificación y el futuro de la provincia.
Educación hizo un trazado demográfico basado en la migración de ciudadanos del campo a la ciudad y la lógica consecuencia en las escuelas rurales que “dejan de recibir niños, o tienen sólo uno o dos estudiantes, que desarrollan su trayectoria de manera aislada y sin las ventajas de la socialización”. “El desarrollo humano se produce mediante los procesos de intercambio y transmisión del conocimiento en un medio comunicativo y social”, aseguran en Educación.
Sin embargo, no hay propuesta de solución para aquellos alumnos que no pueden romper la ruralidad y asistir a una escuela urbana. Además, el gobierno intenta eliminar el sistema de transporte escolar, basado en el criterio de radio de vivienda, que consiste en que los alumnos asistan al establecimiento más cercano. “Exponer a los niños y niñas a transitar cotidianamente varios kilómetros desde su domicilio hasta la escuela significa acrecentar el riesgo de accidentes y obligarlos a soportar la acumulación de tiempos ‘muertos’ de recorrido”.
La explicación de la cartera (“con criterio pedagógico”) resulta economicista, ya que achica servicios esenciales del Estado. Ocurrió en la presidencia de Carlos Menem, sucede en el gobierno bonaerense de María Eugenia Vidal. El cierre de escuelas rurales es desconocer la historia y el futuro.
Cuando Manuel Lainez pensó la ley de creación de las escuelas rurales, lo hizo motivado, por un lado, en el proceso de alfabetización y por el otro, en la colonización del campo promoviendo el desarrollo agropecuario. La decisión de Educación no sólo rompe con este precepto, sino con el propio concepto del gobernador Alberto Weretilneck que anuncia el Plan Castello como el eje del desarrollo rionegrino. También con las políticas del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca que promueve zonas bajo riego para promover la producción.
Desde el Ministerio de Gobierno informan permanentemente sobre la conectividad en los parajes y escuelas rurales: telefonía, Internet, televisión y radio. Gas natural y luz eléctrica. Inversiones que apuntan al sostenimiento de las poblaciones más alejadas de las urbes, pero que se quedan si escuelas.
Otro concepto que pasa por alto Educación es el futuro. Hoy el proceso de desruralización afecta la matrícula, pero las políticas públicas se proyectan en el tiempo. Si la administración Weretilneck promueve una provincia productiva con un sector agrario, frutícola y ganadero (ovino, bovino, caprino), el Estado debe garantizar las herramientas y los servicios para el desarrollo, como las escuelas, para lograr un proceso inverso que vuelva a seducir a las personas para que dejen las ciudades y vuelvan al campo.
Publicado en ADN Río Negro, 8 de marzo de 2018.
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