Este martes 13 se cumplen 5 años de aquel “¡Habemus papam! eminentissimum ac reverendissimum dominum Georgium Marium Bergoglio” (Tenemos papa. El eminentísimo y reverendísimo señor Bergoglio), que para bien o para mal conmocionó a la Argentina. En el plano geopolítico, el papado de Francisco está marcado por grandes hitos. En Argentina, país que no volvió a pisar desde entonces, su figura quedó teñida por la tensión con el gobierno, que con la discusión sobre el aborto abierta en el Congreso suma quizás su capítulo más fuerte.
Bergoglio comenzó en 2013 su papado con un gesto: fue el primer papa en elegir el nombre de Francisco, por San Francisco de Asís, el santo que eligió vivir en la pobreza. “¡Cómo quisiera ver una Iglesia pobre y para los pobres!”, dijo el papa en una de sus primera declaraciones públicas. Con el Laudato si´ (Alabado seas), su segunda encíclica publicada en 2015, sumó a su prédica una pata ambientalista: la “conservación de la casa común”, la preservación del medio ambiente contra la búsqueda de “un rédito económico rápido y fácil”.
El papa Francisco se ganó más de una vez las tapas de los diarios y revistas de todo el mundo –no sólo porque fue elegido Persona del Año 2013 por la revista ‘Time’–. Entre los hitos más destacados en geopolítica se pueden mencionar el haber propiciado el acuerdo entre Cuba y Estados Unidos y haber participado del proceso de paz de Colombia con las Farc y el ELN. Dentro de la Iglesia, admitió la “corrupción” del Vaticano e impulsó la renovación de la curia romana.
Pero en el plano local, el impacto de la figura del papa quedó pronto teñida por la coyuntura política argentina. No pudo escapar a la grieta. Bergoglio no regresó a la Argentina desde que fue nombrado papa. El Vaticano ya advirtió que no vendrá este año y el que viene, al ser año electoral, parece descartado de pleno. Francisco no visitará la Argentina en lo que queda del mandato de Macri.
El kirchnerismo lo vapuleó como obispo de Buenos Aires, pero lo alabó como papa y no se privó de intentar utilizar su figura para levantar a candidatos en las elecciones. Con el macrismo la relación quedó marcada de entrada por la desconfianza, para ir ganando en tensión con el correr de los meses. Los voceros locales del papa –desautorizados por el propio papa recién en el último año– dejaron en claro que Francisco no compartía las ideas del gobierno. Desde el gobierno, pocos criticaron públicamente al papa, fuera del asesor presidencial Jaime Durán Barba.
Ahora, la tensión con el gobierno parece llegar a un punto de no retorno. El presidente habilitó al Congreso a tratar el aborto legal. Con la renovación de sus autoridades más “bergoglianas”, la Conferencia Episcopal, se erigió como su nuevo portavoz local. Conocida la noticia, se pronunció: no sólo transmitió su “preocupación” por el tratamiento de la despenalización del aborto, sino también por “la delicada situación social que atraviesa el país y el número creciente de despidos”. Recién comienza este último capítulo.
Daniel Menéndez es el coordinador de Barrios de Pie, uno de los movimientos sociales que, junto a la CTEP y la Corriente Clasista Combativa, tienen en Francisco uno de sus máximos referentes.
P: ¿Por qué el papa se convirtió en quizás su mayor referente?
R: El mismo Bergoglio como arzobispo en Buenos Aires ha tenido una prédica contra los talleres clandestinos, la trata, la explotación, a partir de la red de curas villeros que construyó en la Ciudad, en la pelea contra el menudeo y la venta de drogas. Sin duda tejió vínculos con las organizaciones que estábamos trabajando en esos territorios en los mismos temas. Cuando llegó a ser papa esa prédica la internacionalizó. Construyó un mensaje muy potente sobre la organización de los excluidos, sobre una crítica al capitalismo transnacional, la cultura del descarte que genera cada vez más exclusión. Con la necesidad de que eso cambie, pero de que cambie a partir de la organización de los excluidos. Francisco no ve al excluido como un sujeto de caridad, receptor de la limosna. Sino como un sujeto que, organizado, tiene potencial de transformación social.
P: Esta cercanía con los movimientos a veces se lee como una oposición al gobierno.
R: Hay una tensión en el plano de las ideas, de lo que expresa su concepción política, económica, filosófica con la del gobierno. Genera una tensión, son dos miradas distintas. No con el gobierno en sí, porque no es homogéneo –hay pliegues como todo espacio–, con los sectores quizás más liberales. Lo que sí hizo Francisco, en todo caso, es quitarle una mirada edulcorada a la Iglesia, neutra, no en relación con tal o cual gobierno, sino de dónde se para: la defensa de los pobres, en apoyar su organización y criticar el orden social basado en el dios dinero. Y eso a los que tienen plata les molesta: que los critiquen, que les señalen que llevan el mundo hacia un sinsentido, y que la Iglesia promueva la organización de los pobres que cuestiona ese rumbo. ¿Cómo no va a generales malestar eso?
Valdés: “El gobierno lo trata a Francisco como adversario”
Eduardo Valdés, fue embajador argentino en el Vaticano entre 2014 y 2015. Como abogado, asumió en 2006 la defensa de un chico abusado por el padre Julio Grassi.
P: ¿Cuál fue el punto más alto del papado y cuál el más débil del papado de Francisco?
R: Son tantas las cosas que ha hecho en 5 años de papado que no es fácil determinar la más importante. El acuerdo entre Cuba y Estados Unidos; la encíclica Laudato si’ donde transforma el tema del medioambiente en un tema de defensa integral del ser humano; el proceso de paz de Colombia. No hay una. Yo diría que haber visibilizado a los últimos de la escala social. El papa habla de que toda persona tiene derecho a tener tierra para producir, techo para abrigarse y trabajo para ganarse la vida. Las tres T. El más débil, quizás el tema de la pederastia de algunos curas. El mismo pidió perdón por cómo se manejó ese tema, cosa que antes no pasaba. Si hay algo que quizás la iglesia debe es resolver, es ese tema, condenando absolutamente a los sacerdotes pedófilos.
P: ¿Cree que la relación con el gobierno argentino llega a su máxima tensión con el tema del aborto?
R: A mí preguntan siempre por qué el papa no viene a la Argentina, y yo me pregunto: ¿quiere Macri o Durán Barba que el papa venga a la Argentina? Yo creo que no. Respondo con hechos, no presunciones mías. Uno entiende el reclamo de mujeres y hombres que plantean la interrupción legal de un embarazo. Pero el momento político en el cual lo decide el presidente Macri no tengo dudas que, por el principio de acción y reacción por el cual se manejan, tiene que ver con responderle por los movimientos sociales que critican y participan en marchas contra el gobierno. Quienes conocemos al macrismo sabemos que jamás habilitarían ese debate en otro momento. Lo tratan como un adversario político, porque la visión del mundo de Francisco es inversamente proporcional a la de quienes gobiernan.
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