Cómo nació el saludo de Alfonsín en la campaña del 83.
Revelaciones del autor de la biografía sobre el padre de la democracia. El rol del publicista David Ratto.
En el verano de 1983, Alfonsín, después de un viaje por Europa, instaló uno de sus comandos de campaña en la calle Perú al 300. En una de tantas reuniones que se sucedían allí, con una agenda sin pausa, uno de los publicistas argentinos de medallas internacionales, David Ratto, comenzó a trabajar en el equipo alfonsinista.
Ratto, de antecedentes familiares en el radicalismo, tenía un plantel de cerca de cien empleados. Ni alto, ni bajo, ni gordo, ni flaco, el publicista llevaba y traía las ideas que serían el eje de una campaña de marketing político moderno. Era hincha del club Almagro, igual que el ex presidente Arturo Frondizi, y tenía como seña particular un lunar muy notorio en uno de sus labios.
Unas diez personas conformaban el equipo creativo y unas cuantas más la producción gráfica y audiovisual de la campaña.
−Después de que se decidía cada idea, se hacía un boceto. Los editores gráficos se encargaban del armado y la terminación de cada pieza −resume uno de los integrantes de ese staff, Eduardo O’Durnin.
Computadoras no había. Tablero de dibujo, papel y letras de molde, además de los trabajos de fotografía que se contrataban en un estudio aparte.
Una de las primeras tareas de Ratto fue convencer a Alfonsín de adoptar determinados gestos para presentarse en público. Tarea imposible. El candidato le dijo que no iba a cambiar sus formas y mucho menos presentarse como si fuese un personaje con el semblante de un aviso de corte estadounidense. Ratto se dio cuenta entonces de que no tenía que armar un producto, que ya lo tenía.
Con la ayuda de varios amigos en común avanzaron con la idea de un saludo que fuera inequívoco, un sello distintivo propio. Fue una de las pocas concesiones que hizo el dirigente radical.
Una de las versiones cuenta que el propio Ratto fue el inventor del saludo con las dos manos unidas hacia adelante porque así lo hacía cuando iba a la cancha de Almagro como una expresión de afecto hacia sus amigos. La idea final modificaba el gesto. Alfonsín empezó a saludar con sus manos unidas, a la altura del hombro, pero con los brazos inclinados hacia la izquierda, como un abrazo “hacia el corazón”.
El primer afiche de campaña con ese saludo rescataba que era el turno de un candidato nuevo.
“Ahora Alfonsín. Juntos para que Argentina gane”, era otra de las frases que Ratto desparramaba en los afiches y en los avisos de los diarios y la televisión. Y más adelante interpretaba que Alfonsín “Más que una salida electoral, es una entrada a la vida”, para dejar en claro que podía abrirse una nueva etapa institucional sin violencia.
Más allá de las acertadas frases de David Ratto y su equipo, la pieza publicitaria que generó más impacto en esa campaña de 1983 fue una suerte de escudo adhesivo de pequeñas dimensiones que se distribuía por millones en las calles de la Argentina. Un círculo ovalado encerraba dos letras, “RA”, entre dos franjas celestes y una blanca, reproduciendo los colores de la bandera. Sintetizaba las iniciales de Raúl Alfonsín y de la República Argentina.
Autor de la nota publicada por Perfil: Eduardo Zanini.
*Autor del libro “Raúl Alfonsín, el hombre que hizo falta”, declarado de interés cultural por la Legislatura de la Ciudad.
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