UN ESPACIO DE OPINIÓN DESDE LA PATAGONIA ARGENTINA.
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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.
LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.
“
"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).
“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.
miércoles, septiembre 11, 2019
Sarmiento en sus fuentes (4-5). Indios, gauchos, mujeres y blasfemias.
Sarmiento en sus fuentes (4-5). Indios, gauchos, mujeres y
blasfemias.
1. Su racismo anti-indigenista
El “liberal”, el hombre civilizado, progresista, ¿era
realmente un hombre como diríamos hoy “de avanzada”? ¿Qué pensaba acerca de los
pobres, de los inmigrantes, de la mujer, etc?
Sobre los
irlandeses que huían de su país por la famosa hambruna de la papa dirá:
“Es fortuna que sean pocos los irlandeses que se dirigen a
estas playas. La emigración irlandesa ha sido la más atrasada e ignorante que
llegaba de Europa. En Irlanda el pueblo se conserva por siglos ignorante y
fanático, pues se halla sometido a la tutela de directores eclesiásticos… Con
la incapacidad que les da su falta absoluta de educación, traen la
inteligencia de los bárbaros”[1].
Acerca del presidente mártir del Ecuador, Gabriel García
Moreno, asesinado alevosamente por la masonería en 1875 después de haber
consagrado su nación al Sagrado Corazón de Jesús dirá:
“era un malvado y fanático tirano, apoyado por la
ignorancia y la estupidez de las masas indias y negras”[2].
Su racismo
anti-indígena le hará decir acerca de nuestros hermanos paraguayos, masacrados
inicuamente en la Guerra del Paraguay al hablar de Solano López:
“Al frenético, idiota, bruto y feroz borracho Solano López,
lo acompañan miles de animales que le obedecen y mueren de miedo. Es
providencial que un tirano haya hecho morir a todo ese pueblo guaraní. Era
preciso purgar la tierra de toda esa excrecencia humana: raza perdida de cuyo
contagio hay que librarse”[3]. “Dios no nos pedirá cuenta de la sangre
derramada”[4].
Y continuaba diciendo acerca de los indios:
“Por los salvajes de América sentimos una invencible
repugnancia sin poderlo remediar”[5]. “¿Lograremos exterminar a los indios?
(…). El exterminio de esa canalla es providencial y útil, sublime y grande…
Dejarles los niños (a las madres indígenas) es perpetuar la barbarie. Hay
caridad en alejarlos cuanto antes de esa infección… (Se les debe exterminar)
sin ni siquiera perdonar al pequeño que tiene ya el odio instintivo al hombre
civilizado”[6].
Y uno se pregunta: ¿acaso alguna organización pro-”pueblos
originarios” alguna vez repudió estos dichos? ¿o estos otros propios de un
admirador de los Estados Unidos?
“La raza latina está condenada en América a ir a la zaga de
la raza sajona porque, mientras los anglosajones no admitieron a las razas indígenas
en su constitución social, la colonización española absorbió en su sangre de
cultura medieval una raza prehistórica servil… Los americanos se distinguen por
su amor a la ociosidad y por su incapacidad industrial. Con ellos la
civilización es del todo irrealizable: la barbarie es normal”[7].
Algo parecido pensaba uno de sus contemporáneos, como
Alberdi:
“Necesitamos cambiar nuestras gentes, incapaces de libertad
por otra gente hábil para ella. Con tres millones de indígenas, cristianos y
católicos no realizaréis la República, ciertamente. No la realizaréis tampoco
con cuatro millones de españoles peninsulares, porque el español puro es
incapaz de realizarla, allá o acá. Si hemos de componer nuestra población para
nuestro sistema de gobierno, si ha de sernos más posible hacer la población
para el sistema proclamado que el sistema para la población, es necesario
fomentar en nuestro suelo la población anglosajona (…). Removed los
impedimentos inmorales que hacen estéril el poder del bello sexo americano, y
tendréis realizado el cambio de nuestra raza. Crucemos con ella (la raza
sajona) nuestro pueblo oriental y poético de origen; le daremos la aptitud del
progreso y de la libertad práctica”[8].
Pero olvidaban estos liberales que hasta que la América
española no estuvo en manos de los liberales del siglo XIX, fue una nación
floreciente, incluso más que la del norte…
Nada quedaba en pie que no fuese él mismo; todos los mitos
anti-hispánicos y anti-católicos eran usados sin pudor:
“La Inquisición quemaba a los hombres si pensaban o si se
sospechaba que pensaban; porque el que cree no debe pensar sobre lo que cree.
Por eso se halla tan embrutecida España y América, porque nadie pensaba y ni
siquiera podía pensar”[9]. “Rosas es hijo de la vieja España bárbara y
despótica educado en todas las ideas de esa desgraciada madre patria, o, más
bien, bárbara madrastra. En España estuvo prohibido pensar durante tres siglos
y era quemado vivo aquel de quien se sospechase siquiera lo hiciera contra el
rey o las ideas dominantes”[10]. “Estados unidos es el único pueblo culto que
existe en la tierra. España, en cambio, es inculta y bárbara. En trescientos
años no ha producido un hombre que piense, un solo escritor de nota, ningún
filósofo, ningún sabio: es la nación más pobre de escritores que se
conoce”[11].
¿Acaso hace falta recordar a Santa Teresa, a San Juan de la
Cruz, a Cervantes, Lope de Vega, Quevedo, etc., etc. etc.? ¿Se puede ser tan
ignorante como este “maestro”?
2. Su odio a los gauchos
Proverbial y antológico fue su odio a lo local.
“Se nos habla de gauchos… La lucha ha dado cuenta de ellos,
de toda esta chusma de haraganes”[12].
¿Pero cómo?¿y el amor al pueblo?
“Cuando decimos pueblo, entendemos los notables, activos e
inteligentes; la clase gobernante”[13].
A Mitre, en una conocida cita, le decía el 20 de septiembre
de 1861, luego de la batalla de Pavón:
“No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono
que es preciso hacer útil al país. La sangre de esta chusma criolla, incivil,
bárbara y ruda, es lo único que tienen de seres humanos”[14].
“Tengo odio a la barbarie popular (…). Mientras haya
chiripá no habrá ciudadanos… De origen salvaje es el poncho, que crea un surco
de división entre la sociedad culta y el pueblo”[15].
Ya luego de la batalla de Caseros dirá:
“Hemos jurado con Mitre que no quedará uno vivo” (por lo que
Alejo Peyret, un francés residente en nuestras tierras decía: “Sarmiento,
partidario de la intolerancia política, es un Robespierre: un civilizador a
cañonazos y bayonetazos)”[16].
3. Su concepción de la mujer
Sarmiento abogó siempre porque la educación estuviera en
manos de mujeres, pero no por ese carácter maternal que la hace más propensa a
la educación sino por una cuestión puramente económica. En 1857 decía siendo
senador:
“Un día ha de llegar en que en la escuela todo se enseñe por
mujeres. Un preceptor cuesta cuarenta pesos en metálico y la mujer con la mitad
estaría perfectamente dotada”[17].
Tan contradictorio podía ser Sarmiento que, por un lado
ensalzaba a la Mujer y Madre de Dios con estas palabras:
“El cristianismo, al reverenciar a la Casta y Santa Niña en
cuyas entrañas se había encarnado el Verbo, hizo de la mujer la puerta del
cielo, la protectora del hombre y el consuelo de los afligidos; y, en la tierna
imagen de la Madre y Niño, elevó a los altares, en un solo símbolo, todas las
dulces y santas emociones que abrasan el corazón de la mujer: el amor de niña,
el amor conyugal, el amor de madre”[18].
“La mujer que se abandona al sentimiento del amor divino
gusta de adorar al Ser Eterno bajo las inocentes y tiernas formas del
Niño-Dios… (por eso) las religiosas ofrecen mayores garantías para la pureza de
costumbres dé las jóvenes educandas. Este es su más bello título que las
recomienda a la consideración de los pueblos; siendo, de este modo, la
educación completa. ¡Cuánto deben los pueblos a las Hermanas de Caridad y a las
monjas dedicadas a la enseñanza!”[19].
Sin embargo, cuarenta años después, afirmaba (tomen nota
aquellos progresistas que intentan ver en Sarmiento a un “avanzado” en materia
de la tan mentada “igualdad de género”):
“Se están introduciendo de Europa compañía de mujeres para
explotar comercialmente el ramo de la educación. Mi deber es indicaros ese
peligro que amenaza esterilizar las escuelas normales. (Esas congregaciones docentes)
son la filoxera de la educación y el cardo negro de la pampa que es preciso
extirpar. ¿Qué vienen a enseñar a nuestras niñas aquellas figuras desapacibles,
hermanas de caras feas, aldeanas y labriegas en su tierra? ¿Qué pueden
enseñarles a nuestras niñas aquellas ignorantes? ¡Así se mata la
civilización!”[20] (…). “Las congregaciones de hermanas docentes son bandas de
mujeres emigrantes confabuladas que se apoderan de todas las escuelas públicas
para embrutecer a las chicuelas del país… Son fanáticas e ignorantes; la basura
de Europa que viene a matar la civilización (…). Enseñarán a ser ignorantes por
principio, porque el católico hace un título de honor de su ignorancia (…). Tal
hierba maligna es preciso extirpar”[21]. “Hermanas emigrantes, lavanderas y
mozas de labor, enganchadas en Irlanda para venir a enseñar a nuestras hijas lo
que no saben, en lugar de ser mucamas, para lo que tampoco sirven gran cosa.
Las hermanas son intrusas y falsarias: mujeres colectadas en Europa a pretexto
de religión para ganar plata en América”[22].
Todo un defensor de la dignidad de la mujer…
4. Sus blasfemias y herejías
Triste cosa es ver que, alguien educado en las más sólidas
raíces y tradiciones cristianas haya apostatado y heretizado como Sarmiento.
Con el objeto de presentar sus desvaríos y sin ánimo de ponernos a responderlos
por no ser éste el lugar, dejamos aquí algunas flores del mal que el impío
sanjuanino nos legó.
Sobre el catolicismo
“Los más imbuidos en los dogmas del cristianismo son los más
tercos y más rencorosos. La filosofía ha rechazado las promesas del
cristianismo. Durante la Edad Media, que es la guerra en permanencia, no hubo
filósofos sino cristianos fervorosos”[23].
“El catolicismo ultramontano da a los sentidos lo que niega
a la razón y al espíritu. A falta de ideas, le presenta luces a millares,
bordados de oro y plata, música celeste, incienso y flores e himnos en
latín”[24].
Sobre el valor de la Santa Misa
“Es una suposición gratuita que Dios espere recibir los
giros que se le hacen en los diarios sacrificios de las misas. La oración y el
sacrificio de la misa no pueden cambiar la sentencia de N. N. mediante
nuestros regalos”[25].
Sobre el matrimonio católico
“Abajo el matrimonio católico apostólico romano, bárbaro!
¡Abajo los días festivos!”[26].
Sobre el celibato sacerdotal
“Cásense (primero, esos sacerdotes, para luego juzgar a
Sarmiento). El
celibato sacerdotal ha atrofiado en sus corazones el amor
filial. No teniendo hijos no aman a los niños”[27].
Sobre el culto católico como religión oficial de la
Argentina
“Es una práctica abusiva toda procesión porque, como hay
libertad para todos los cultos, no debe exhibirse el culto católico
públicamente; pues podría ser desairado por los que no lo son (…). El
exclusivismo del culto católico es una enfermedad crónica cerebral”[28].
Sobre Jesucristo
Hablando del protestante y masón Benjamín Franklin dijo:
“Franklin en moral avanza sobre la moral misma de Jesucristo”[29].
Al referirse a Renán, autor de una Vida de Jesús donde lo
hace aparecer como un mito, dijo que era “el último Santo Padre de la
Iglesia”[30].
Sobre los milagros
Se burla Sarmiento de las manifestaciones sobrenaturales al
decir, por ejemplo, que “en Nápoles fluye todos los años la sangre de san
Jenaro de lo que dan testimonio 938 mujeres en mil, las cuales la ven con los
ojos de su superstición e ignorancia”.
Sobre la Virgen de Luján
“El milagro ya hace un siglo que se echa de menos en la
tierra, debido a los progresos de la física y la química que los despintan
apenas vislumbran en la embrollada inteligencia de los ignorantes. La
aparición (milagrosa de la Virgen) se hace siempre entre gentes rudas y ante
chicuelos que suelen ser tan taimados como los que acompañan a los rateros de
Londres (…). En Lourdes habrá milagros todos los días porque la empresa está
en manos entendidas. Dudoso es que Luján dé más que sanar el dolor de jaqueca
o enderezar con bilmas una pierna quebrada”[31].
[2] Sarmiento, O.C., Tomo IV. .p. 62: Tomo XLVIII, 191.
[3] Sarmiento, O.C., Tomo L, ‘p. 128: Carta al general
Emilio Mitre del 21 de enero de 1869; en Gálvez, op. cit., pp. 319, 326.
[4] Daliadiras, 149.
[5] Sarmiento, O.C., Tomo II, 220.
[6] El Nacional del 19 de mayo de 1857, 8 de febrero de
1879, 25 de noviembre de 1878; Julio Victorica, Urquiza y Mitre, año 1906;
Sarmiento, O.C., Tomo XXVI. p. 349; Tomo XL, 153; Tomo XLI, 289; en Gálvez, op.
cit., 104.
[7] Ernesto Palacio, Historia de la Argentina, Tomo II, 228,
2da edición, Buenos Aires, 1957; Sarmiento, Conflicto, en O.C., Tomo XXXVIII,
405.
[8]J. B. Alberdi,
Bases, cap. 30, suprimido en algunas reediciones.
[9] Sarmiento, O.C., Tomo XXXVII, pp. 103, 274.
[10] Gaceta de Comercio, 25 de octubre de 1848; O.C., Tomo
IV, 73.
[11] Daliadiras, 95-96.
[12] Diario El Nacional, 3/2/1857.
[13] Sarmiento, O.C., Tomo XXXIII, 334.
[14] Daliadiras, 96.
[15] Sarmiento, O.C., Tomo XXX, p, 171; en EE. UU., año
1865; en Gálvez, 164.
[16] Alejo Peyret, Intervención a Entre Ríos, Buenos Aires,
1873.
[17] Sarmiento, O.C., Tomo XVIII, 150.
[18] Sarmiento, O.C., Tomo IV, pp. 243, 244; Tomo XII, pp.
190, 191.
[19] Sarmiento, O.C., Tomo IV, pp. 286, 287.
[20] Sarmiento, O.C., Tomo XXII, pp. 143-153.
[21] El Nacional del 28 de febrero, 22 de junio y 21 de
julio de 1883; Tomo XXII, pp. 143, 151; Tomo XLVIII, pp. 83, 183, 190, 236,
287, 306 de las O.C.
[22] El Nacional del 19 y 20 de febrero de 1883; Tomo XLVIII
de las O.C., pp. 325, 328, 333
[23] Daliadiras, 157.
[24] Sarmiento, O.C., Tomo XXXIII, 114.
[25] Sarmiento, Conflicto, en O.C., Tomo XXXVÍII,p. 314,
321; Tomo XLVIII. p. 52.
[26] Sarmiento, O.C., Tomo I, 201; en Gálvez, op. cit., pp.
285, 286.
[27] El Nacional del SO de noviembre de 1881; O.C., Tomo
XXII, 124; Tomo XXXVIII, pp. 304, 339; Tomo XLVIII, 7-10, 47, 54, 59.
[28] Daliadiras, 188.
[29] Sarmiento, O.C., Tomo XXII, 316.
[30] Daliadiras, 188.
[31] Sarmiento, O.C., Tomo XXXVIII, 329; Tomo XLVIII, pp.
387-391.
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