El escritor Ernesto Sábato, como presidente de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), le entrega a Raúl Alfonsín el informe final Nunca más, donde se detallan los crímenes cometidos por la última dictadura cívico-militar.
Hace unos 35 años cuando el gobierno del presidente Raúl
Alfonsín no había cumplido su primer año, se entregó el Informe Final de la
Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas. El "Nunca Más"
de la CONADEP, que fue encabezada por el escritor Ernesto Sábato.
Los organismos de Derechos Humanos rechazaron la creación de
la CONADEP, salvo la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, de la que
había sido cofundador Raúl Alfonsín, entre otros. Los organismos, entre ellos
Madres, propusieron crear una Comisión Bicameral.
El escritor argentino Ernesto Sábato fue presidente entre
los años de 1983 y 1984 de la CONADEP, que recopiló y editó los testimonios de
familiares de las víctimas y sobrevivientes de las torturas de la dictadura y
que los publicó en el libro Nunca Más –también conocido como "Informe
Sábato"–, piedra angular de los posteriores juicios y consecuentes
condenas a los represores militares.
El peronismo se opuso también a la creación de la CONADEP.
Tres diputados nacionales se sumaron a las tareas de recepción de denuncias,
todos integrantes del bloque de la Unión Cívica Radical: Horacio Huarte (Buenos
Aires); Santiago López (Chubut) y Hugo Piucill (Río Negro).
El Presidente Raúl Alfonsín había tomado la determinación de
investigar y condenar los delitos de lesa humanidad cometidos desde el Estado.
El voluminoso Informe registró 8961 denuncias por
desapariciones forzadas de personas. Junto a Sabato estaba el exministro de la
Corte, Ricardo Colombres; el obispo Jaime de Nevares; el médico René Favaloro
(quien renunció más tarde), el exrector de la UBA, Hilario Fernández Long; el
obispo metodista, Carlos Gattinoni; el filósofo, Gregorio Klimovsky; el rabino
norteamericano, Marshall Meyer; el abogado y fil.ósofo, Eduardo Rabossi; y la
periodista, Magdalena Ruíz Guiñazú.
"Todos caían en la redada: dirigentes sindicales que
luchaban por una simple mejora de salarios, muchachos que habían sido miembros
de un centro estudiantil, periodistas que no eran adictos a la dictadura,
psicólogos y sociólogos por pertenecer a profesiones sospechosas, jóvenes
pacifistas, monjas y sacerdotes que habían llevado la enseñanza de Cristo a
barriadas miserables. Y amigos de cualquiera de ellos, y amigos de esos amigos,
gente que había sido denunciada por venganza personal y por secuestrados bajo
tortura. Todos en su mayoría inocentes de terrorismo o siquiera de pertenecer a
los cuadros combatientes de la guerrilla, porque éstos presentaban batalla y
morían en el enfrentamiento o se suicidaban antes de entregarse, y pocos
llegaban vivos a manos de los represores" Del discurso de Ernesto Sábato
el 20 de septiembre de 1984.
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