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...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

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“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

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"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

martes, septiembre 28, 2021

Yira, yira ... de Enrique Santos Discépolo.

 


...DISCÉPOLO CUENTA CÓMO ESCRIBIÓ YIRA, YIRA...

"Yo no escribí ´Yira... yira...´ con la mano. La padecí con el cuerpo. Quizás hoy no la hubiera escrito porque los golpes y los años serenan. Pero tenía veinte años menos y mil esperanzas más. Tenía un contrato importante con una casa filmadora que se empeñaba en hacerme hacer cosas que me desagradaban como artista... Como hombre digno. Y me jugué. Rompí el contrato y me quedé en la calle. En la más honda de las pobrezas y en la más honrada soledad...
“Yira... yira...” surgió, tal vez, como el más espontáneo, como el más mío de los tangos, aunque durante tres años me estuvo “dando vueltas” inspirado en un momento de mi vida. Yo, sin un centavo, me fui a vivir con mi hermano Armando a la calle Laguna. Ahí surgió “Yira... yira...”, en medio de las dificultades diarias, del trabajo amargo, de la injusticia, del esfuerzo que no rinde, de la sensación de que se nublan todos los horizontes, de que están cerrados todos los caminos. Pero en aquel momento, el tango no salió. No se produce en medio de un gran dolor, sino con el recuerdo de ese dolor.
“Yira... yira...” nació en la calle. Me la inspiraron las calles, el hombre y la rabia de Buenos Aires... La soledad internacional del hombre frente a sus problemas...
La letra de esa canción yo la padecí más de una vez. Pero nunca tanto como en la época en que la escribí. Hay un hambre que es tan grande como el hambre del pan. Y es el hambre de la justicia, de la comprensión. Y la producen siempre las grandes ciudades donde uno lucha, solo, entre millones de hombres indiferentes al dolor que uno grita y ellos no oyen. Londres gris, Nueva York gris, Buenos Aires..., todas deben ser iguales... Y no por crueldad preconcebida sino porque los hombres de las grandes ciudades no pueden detenerse para atender las lágrimas de un desengaño. Las ciudades grandes no tienen tiempo para mirar el cielo... El hombre de las ciudades se hace cruel. Caza mariposas de chico. De grande, no. Las pisa... No las ve... No lo conmueven...
“Yira... yira...” fue una canción de la calle. Grité el dolor de muchos, porque de esa manera estoy más cerca de ellos. Usé un lenguaje poco académico porque los pueblos son siempre anteriores a las academias. Los pueblos claman, gritan, ríen y lloran sin moldes. Y una canción popular debe ser siempre el problema de uno padecido por muchos..."
Fuente: Escritos inéditos de Enrique Santos Discépolo. Buenos Aires, Ediciones del Pensamiento Nacional, 1986, págs. 28-30.
Publicado en El tango y sus invitados / Facebook.

"Yira, yira" es un tango escrito con letra y música de Enrique Santos Discépolo en 1929.  La versión más famosa de este tango argentino fue hecha por Carlos Gardel, que la grabó en 1930.
A partir de 1943 en el marco de una campaña iniciada por el gobierno militar que obligó a suprimir el lenguaje lunfardo, como así también cualquier referencia a la embriaguez o expresiones que en forma arbitraria eran consideradas inmorales o negativas para el idioma o para el país obligó a reformar algunos títulos y letras para permitir su difusión radiofónica y así Yira, yira pasó a llamarse Camina, camina. Un delirio total.

Yira… yira…
Cuando la suerte, que es grela,
fayando y fayando te largue parao;
cuando estés bien en la vía,
sin rumbo, desesperao;
cuando no tengas ni fe,
ni yerba de ayer
secándose al sol;
cuando rajés los tamangos
buscando ese mango
que te haga morfar,
la indiferencia del mundo,
que es sordo y es mudo,
recién sentirás.
Verás que todo es mentira,
verás que nada es amor,
que al mundo nada le importa,
yira… yira…
Aunque te quiebre la vida,
aunque te muerda un dolor,
no esperes nunca una ayuda,
ni una mano, ni un favor.
Cuando estén secas las pilas
de todos los timbres que vos apretás
buscando un pecho fraterno
para morir abrazao;
cuando te dejen tirao,
después de cinchar,
lo mismo que a mí;
cuando manyés que a tu lado
se prueban la ropa que vas a dejar
te acordarás de este otario
que un día, cansado,
se puso a ladrar.

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