FRAY MAMERTO ESQUIÚ, EL SANTO DE LA IGLESIA CATÓLICA QUE BUSCÓ EL BIEN COMÚN DE SU QUERIDA PATRIA ARGENTINA.
Esquiú, tal vez como otras pocas figuras de la historia argentina, se ha convertido en un factor de unidad entre los argentinos, un pueblo al que pertenezco y que, con cierta frecuencia, pareciera buscar motivos para agravar la desunión.
Existe un explicable fenómeno -tal vez por aquello de sentirmos cómodos o justificados con lo que resulta semejante o idéntico a cada uno- que podría denominarse el de la "apropiación". En este caso, confeccionar un Esquiú a la medida de nuestro punto de vista o elecciones partidarias. Si cabe la comparación, sucede como cuándo ajustamos una prenda de vestir a nuestro cuerpo. Hasta cierto punto resultaría razonable hacerlo pero sin que esa prenda -por ejemplo, un saco-, deje de ser lo que es.
En concreto, Esquiú es un santo de la Iglesia Católica, no "el Santo de la Constitución Nacional" como pareciera que algunos quieren hacerlo pasar. Aquí no pongo en discusión el valor jurídico de la Constitución Nacional Argentina sancionada en 1853. Daría para otra nota explicar que correspondía obedecerla -lo que sí dijo Esquiú- no obstante aceptar o no su ideología y, si fuera aceptada, con cierto beneficio de inventario. Lo que no vale -por lo pronto, porque lo desmentiría la misma historia- es asimilar el pensamiento de Esquiú a la ideología que nutre al texto de la Constitución Nacional Argentina. Basta, nomás, leer el proyecto de Constitución provincial que Esquiú escribió para su querida Catamarca para advertir las semejanzas, por cierto, pero también las diferencias de fondo entre una concepción politica -la de Esquiú- y otra -la de los redactores de la Constitución Nacional Argentina de 1853-.
Dicho esto, y a propósito de su beatificación, lo más importante para el presente de nuestra querida Patria Argentina es restablecer al auténtico Esquiú e inspirarnos en su figura y su obra teniendo en cuenta, además, que él fue un gran argentino pero que no renegó de las raíces hispánicas de nuestra querida Patria.
Germán Masserdotti.
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