La última descendiente de San Martín.
En otro aniversario de la muerte del General, el recuerdo de su heredera, Josefa Dominga Balcarce y San Martín.
Por ADRIANA LORUSSO
Editora de Cultura y columnista de Radio Perfil.
Tal vez los valores se hereden y lo que distinguió a Josefa Dominga Balcarce y San Martín, nieta del Libertador y su última descendiente, fue un rastro final de los ideales del General.
Josefa nació en Grand Bourg, Francia, en 1836 y murió en Brunoy en 1924, sin haber pisado jamás la Argentina, a la que consideró siempre su patria.
Hija de Merceditas y de Mariano Balcarce, tuvo una única hermana (María Mercedes) que murió muy joven. Ninguna de las dos tuvo descendencia y por lo tanto, Josefa fue la solitaria heredera del patrimonio del General.
Se crió en Grand Bourg, pero casi toda su vida estuvo ligada a Brunoy y a la residencia que allí compraron los Balcarce, muy cerca de París, para pasar el tiempo de verano. Su marido era secretario de la Legación de México en Francia, se llamaba Fernando María de los Dolores Vicente Jacinto Ceofás Gutierrez Estrada y Gómez de la Cortina, y la fortuna de su familia de origen era tan extensa como su propio nombre.
Obras de caridad.
Según cuenta la investigadora Viviana Kühne, en su artículo “Ser mujer no es un obstáculo: El caso de Josefa Dominga Balcarce y San Martín”, la nieta del general se distinguió a lo largo de su vida, por su vocación de ayuda a los más necesitados. Después de la muerte de su marido, decidió darle mayor formalidad a su inclinación por la caridad, creando una fundación, en 1904. Y dos años después, el Hogar de Ancianos de Brunoy, donde alojó en la vieja casa familiar a la gente mayor carenciada que necesitaba cuidados médicos.
Durante la Primera Guerra Mundial, el hogar de ancianos se transformó en hospital de campaña. Y Josefa se mantuvo en el lugar, colaborando con el hospital tanto con dinero como con su propio trabajo. Esta tarea fue reconocida por el gobierno francés con la Medalla de la Reconaissance y la Cruz de la Legión de Honor, en 1919.
Un gesto de generosidad hacia la Argentina fue donar los objetos de su abuelo al Museo Histórico Nacional, en ese entonces dirigido por Adolfo Carranza, su fundador. Para montar la réplica del dormitorio de San Martín en Boulogne Sur Mer que hoy puede verse en el Museo, Josefa hizo de su propia mano un croquis a Carranza, indicando la disposición que debían tener las pertenencias del Libertador.
A la ciudad de Buenos Aires le cedió también la propiedad que había pertenecido a sus bisabuelos maternos, los padres de Remedios, Escalada y Quintana, para instalar allí el Patronato de la Infancia.
Murió a los 87 años en Brunoy, en el mismo hogar de ancianos que había creado; y pensando en la Argentina como su país por herencia, esa tierra lejana con la que su abuelo soñó hasta el último minuto de su vida.
PUBLICADO EN DIARIO PERFIL.
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