René Gerónimo Favaloro nació en 1923 en una casa humilde del
barrio "El Mondongo" de La Plata un barrio de inmigrantes. En los
potreros aprendió a jugar el fútbol y fue hincha de Gimnasia y Esgrima.
A tan sólo una cuadra se levantaba el Hospital Policlínico.
Su madre Ida Raffaelli de Favaloro una modista le gustaba recordar que desde
los cinco años el pequeño René quería ser doctor quizás influenciado por su tío
Arturo que era médico.
“Se graduó en 1949 e inmediatamente se produjo una vacante
para médico auxiliar, puesto al que accedió en forma interina pero en la
tarjeta con los datos para completar figuraba una cláusula en donde aceptaba la
doctrina del gobierno de turno y se tenía que afiliar al Partido Justicialista,
lo que no aceptó. Al poco tiempo su hermano, Juan José, médico también, empezó
a trabajar en la clínica con él, integrándose muy pronto a la comunidad por sus
condiciones humanas. Durante los años que ambos permanecieron en Jacinto Aráuz
fundaron un centro asistencial Desapareció la mortalidad infantil de la zona,
se redujo la cantidad de infecciones en los partos y la desnutrición, crearon
un banco de sangre de personas vivas con donantes que se presentaban cada vez
que los necesitaban y realizaron charlas comunitarias en las que enseñaban
métodos para prevenir enfermedades” (Wikipedia).
"Todo lo que ganábamos lo invertíamos para agrandar y
mejorar la clínica. Jamás compramos una sola hectárea de campo en Jacinto
Aráuz” recordaría Favaloro.
El Dr. René Favaloro en páginas 188-189 del libro “Recuerdos
de un Médico Rural”, Torres Agüero Editor (1993) manifiesta con sinceridad y
lucidez:
"He terminado de relatar mi vida de médico rural.
Después de permanecer casi diez años en Estados Unidos
regresé en junio del 71. Gracias a mi actividad -ahora como médico altamente
especializado- he vuelto a recorrer el país como parte de la enseñanza de
posgrado. Hemos dictado más de setenta cursos y así he transitado nuevamente
caminos conocidos. De ser posible y si el tiempo lo permitía, otra vez en auto.
¡Quién va a negar el progreso! Caminos y medios de comunicación son totalmente
diferentes, la ruta 35 está asfaltada, Jacinto Aráuz tiene agua corriente, calles
pavimentadas y televisión. Seguramente un paciente complicado puede estar en
Bahía Blanca en algo más de una hora.
Sin embargo, estoy convencido de que en profundidad todo
está igual. Ranchos miserables y villas miserias se ven por doquier, pobres
escuelitas rurales más destartaladas que nunca están, si se las quiere ver, con
maestros que como los Guiñazú, siguen recibiendo salarios alejados de la
realidad. A pesar de la abundancia de médicos carecemos de una medicina
organizada.
Todos somos culpables, pero si hubiera que repartir
responsabilidades las mayores caerían sobre las clases dirigentes. ¡Si
resurgiera San Martín caparía a lo paisano varias generaciones de mandantes!
¿Tendremos capacidad de reaccionar? ¿Seremos capaces de
realizar la verdadera reconstrucción? ¿Aceptaremos, sin ambages y sin
justificaciones que esta sociedad que que llamamos occidental y cristiana está
llegando a su fin? ¿Seremos testigos complacientes de que nuestro país también
alcance los niveles de libertad desenfrenada de la sociedad de consumo donde la
droga, la violencia, el abuso sexual, el crimen, el despilfarro, la destrucción
de la naturaleza y la injusticia social son sus resultantes?
¿O caeremos en las falsas panaceas de las dictaduras de
izquierda y la filosofía marxista que tanto daño han hecho a nuestra juventud,
olvidando que sin libertad, justicia y respeto por el hombre no hay teoría
socioeconómica que pueda fructificar en beneficio de la humanidad?
¿O tendremos la valentía de construir la Grande Argentina,
soñada por Lugones y Martínez Estrada? Ello sólo será posible si todos
aceptamos nuestras responsabilidades. Habrá que comprender que el hombre forma
parte de una sociedad a la cual debe entregarse para mejorarla.
Se ha terminado la etapa individualista. Al adelanto
tecnológico habrá que agregar el humanismo, basado en los reales principios
cristianos que nuestro Papa ha sabido revitalizar. Será un camino largo el que
habrá que recorrer.
Si analizamos en profundidad nuestro pasado y estamos
dispuestos a realizar los cambios estructurales que la Argentina necesita,
entonces sí, justificaremos los errores cometidos. Que así sea, para el bien de
todos
Perdóneseme tanta franqueza. Enero 26 de 1980”.
Su nombre ha sido inscripto con todos los honores en el Hall
de la Fama, en Washington DC. La Cleveland Clinic Foundation lo recuerda con un
emotivo monumento. En 2006 la Unión
Astronómica Internacional (UAI), -órgano que define los nombres de planetas y
otros objetos celestes, y estándares en astronomía- otorgó su nombre a un Asteroide, el 5077
descubierto en la estación astronómica Dr. Carlos U. Cesco de la Universidad
Nacional de San Juan, el 17 de junio de 1974.
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