Enrique Shaw nació en París el 26 de febrero de 1921 sus
padres se encontraban en Europa por negocios y falleció en Buenos Aires el 27
de agosto de 1962. Hijo de los argentinos Sara Tornquist Altgelt, de
ascendencia alemana, y de Alejandro Shaw, de ascendencia escocesa. Su madre
falleció cuando Enrique tenía 4 años, pero su esposo cumplió el deseo póstumo
de Sara y confió su formación religiosa a un sacerdote de la congregación de
los sacramentinos. Estudió en el Colegio de La Salle de la ciudad de Buenos Aires,
donde fue un alumno sobresaliente. Era miembro de la Congregación Mariana.
Fue un empresario
argentino.
En Harvard cursa la carrera de dirigente de empresa ya
graduado, le ofrecen cargos directivos en Ernesto Tornquist y Cía., Ferrum SA,
Banco Shaw. Acomo director de Cristalerías Rigolleau, con 3.600 trabajadores.
Contrajo matrimonio con Cecilia Bunge, con quien tuvieron 9
hijos. Por su vida ejemplar, la Iglesia aceptó que se inicie su proceso de
canonización y desde 2001 es considerado Siervo de Dios.
Promovió e impulsó el crecimiento humano de sus trabajadores
inspirándose en la Doctrina Social de la Iglesia.
Enrique Shaw decía: “No se conoce ningún rezongón que haya
logrado mucho. Comprender, si sólo procuráramos comprender, ¡cuánto mejor sería
el país!”.
En 1946 el Episcopado le encargó organizar con otros
empresarios la ayuda a la Europa de posguerra, fundó la Asociación Cristiana de
Dirigentes de Empresa (ACDE) en 1952.
En 1957, se le descubrió un cáncer que no le impidió
mantener una intensa actividad: dando congresos, dictando conferencias,
editando publicaciones, elaborando su diario y muchos manuscritos.
En 1958 ayuda a crear la Universidad Católica Argentina de
la que integró el primer Consejo de Administración. Participó en la fundación
de Caritas y llegó a ser presidente de los Hombres de Acción Católica.
En 1961 la empresa Rigolleau se vende a capitales norteamericanos, que cesantean a 1.200
operarios de la planta de Berazategui.
Esta situación hace que Enrique Shaw viajara a los Estados Unidos
preocupado por las familias que quedaban en la calle sin trabajo y ofrece
soluciones, es escuchado y finalmente nadie es despedido.
Hay varias anécdotas pero una que “pinta de cuerpo entero”
cuando el cáncer avanzaba comunicó a los empleados de su empresa que sería
operado. Al enterarse los trabajadores que sería necesaria la donación de
sangre, en pocas horas ya había más de 260 trabajadores haciendo fila en una
clínica de Buenos Aires, lo que causó una gran impresión entre los testigos. Al
recuperarse de esa operación, lo primero que hizo Enrique Shaw fue ir a su
planta para agradecer a los obreros con las siguientes palabras: "Puedo
decirles que ahora casi toda la sangre que corre por mis venas es sangre
obrera", dijo con orgullo. Y agregó: "Estoy así más identificado que
nunca con ustedes, a quienes tuve y consideré siempre no como simples
ejecutores, sino también como ejecutivos" (anécdota publicada en
http://es.catholic.net/)
Su cada vez más frágil salud empeoró en 1962, aunque mantuvo
hasta el final su labor como dirigente empresario. Falleció el 27 de agosto de
1962, a los 41 años.
La posibilidad de que se le iniciara a Shaw un proceso de
canonización fue propuesta en 1997 por el cardenal argentino Jorge Mejía
-Archivista Emérito de los Archivos Secretos del Vaticano en la Curia Romana -,
durante una disertación ante los miembros de ACDE.
Finalmente el entonces
Cardenal Jorge Bergoglio y el Vaticano autorizaron la apertura de la causa.
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