Homero Manzi, cuyo nombre de nacimiento era Homero Nicolás
Manzione Prestera nació en los pagos
santiagueños de Añatuya el 1° de noviembre de 1907.
Fue hijo de Luis Manzione un modesto hacendado afincado en
Santiago del Estero y de Ángela
Prestera, entrerriana de Concepción del Uruguay, que algunos autores la dan
como de nacionalidad uruguaya y sucede que a los que viven en Concepción de
Uruguay algunos los llaman “uruguayos” de ahí puede ser los dos lugares
diferentes del nacimiento de la madre de Homero Manzione que dan distintos investigadores de la vida de Homero Manzi.
Los Manzione - Pestrera fue una familia que llegaría a tener ocho hijos.
Los Manzione - Pestrera fue una familia que llegaría a tener ocho hijos.
Don Luis Manzione el padre de Homero Manzi era hijo de inmigrantes italianos que
llegaron a nuestras tierras en la primera “oleada” de familias italianas a fines
de 1800 y principios del 1900 atraídos por esa Argentina donde se la veía como
un país próspero que se afinca en Añatuya donde había llegado el ferrocarril
donde estaba enclavado entre la selva chaqueña y los quebrachales que serían
talados.
Añatuya es una localidad del norte argentino, en el corazón del chaco salteño que era “un mísero villorio, sin ladrillos, sin médico” donde vivió su infancia y le escribe estos poemas:
"Añatuya es un lugar
que jamás podré olvidar,
porque al fin es Aña... mía.
Tras un verde ventanal
junto al mismo algarrobal
conocí la luz del día".
Homero se crió en Añatuya, provincia de Santiago del Estero
enviado enviado a Buenos Aires al cuidado de su hermano Luis, realizó sus
estudios primarios en el Colegio Luppi del barrio de Pompeya, en este barrio y
en Boedo transcurrirá gran parte de su vida.
Era un “opinador ocurrente”; en su infancia provinciana en
Añatuya, Santiago del Estero donde empezaba a hacer “sus primeras armas” como
poeta: “Con el cuento de la guerra / se nos llevan todo el grano / y nosotros,
los criollos, /con la paja se contentamos”.
Arturo Jauretche que conoció a Homero Manzi en la Facultad de Derecho y
del que se hizo amigo, reconoció la influencia de Manzi en su
pensamiento,"Manzi nació poeta. Fue poeta y de los buenos, desde la
infancia, mucho antes de que García Lorca fuera conocido: el mismo género de
lirismo y la misma calidad campeaba en los versos de aquel muchacho de barrio.
Estaba Manzi en la conscripción cuando me dijo un día: 'Tengo por delante dos
caminos: hacerme hombre de letras o hacer letras para los hombres'. Y así fue
como sacrificó la gloria, para dar su talento a una labor humilde, convertido
en letrista de canciones. Cumplió esa tarea lo mismo que Discépolo, asumiendo
el deber de jerarquizar el arte de su pueblo. Y esto lo hizo conscientemente,
sacrificadamente, arrojando por la ventana la gloria que deslumbra a los que
buscan la consagración literaria" (Arturo Jauretche en "Los Profetas
del Odio y la Yapa").
Fruta amarga
de Homero Manzi.
¡Corazón!
En aquella noche larga
maduró la fruta amarga
de esta enorme soledad.
¡Corazón!
¿En las nubes de qué cielo
la tristeza de tu vuelo
sin consuelo vagará?
Bien lo se...
¡Aquel frío alucinante
de un instante, me cegó!
Fue en un viento de locura,
sin ternura, sin perdón.
Fue en el grito enronquecido
de un amor enloquecido
de dolor.
Eras la luz de sol
y la canción feliz
y la llovizna gris
en mi ventana.
Eras remanso fiel
y duende soñador
y jazminero en flor
y eras mañana.
Suave murmullo...
Viento de loma...
Cálido arrullo de la paloma.
Ya no serás jamás aroma de rosal,
frescor de manantial en mi destino.
Sólo serás la voz que me haga recordar
que en un instante atroz te hice llorar.
¡Ya no estás!
Y el recuerdo es un espejo
que refleja desde lejos
tu tristeza y mi maldad.
¡Ya no estas!
Y tu ausencia que se alarga
tiene gusto a fruta amarga,
a castigo y soledad.
¡Corazón!
Una nube puso un velo
sobre el cielo de los dos.
Y una nube solamente
de repente me perdió.
¡Una nube sin sentido,
sin clemencia, sin olvido,
sin perdón!
Homero Manzi es un compromiso con la poesía del barrio vivió
tan solo 44 años.
Fue no solo creador de obras memorables "con esa
magia" que le otorgaba la sensibilidad de Manzi; Manzi fue periodista e
incursionó en el cine y en la militancia gremial y política con adhesión a
radicalismo que encarnaba el caudillo Hipólito Yrigoyen y luego el naciente
peronismo que encarnaban el caudillo el coronel Juan Domingo Perón.
En “Sosteniendo recuerdos” y en “Tapera” Homero Manzi recupera la milonga campera
(como vindicador del arte surero o bonaerense) que lo enlaza con la Argentina
profunda o el denominado interior profundo y es un continuo retorno al terruño
de su Añatuya natal de Homero Manzione en Santiago del
Estero.
Anibal "Pichuco" Troilo y Homero Manzi fueron creadores en los años ´40 de obras
como “Barrio de tango” y el vals
“Romance de barrio”.
El 23 de febrero de 1948 “Pichuco Troilo y Edmundo Rivero
graban una de las mejores versiones del tango de Homero Manzi “Sur” donde evoca
a su barrio Pompeya. En "Sur"
Manzi describe "aquel Sur” de los mojones de la zona sur de Buenos
Aires. Con un “lamento” (“Nostalgias de
las cosas que han pasado”) de los cambios del barrio.Para la grabación
original, Edmundo Rivero efectuó dos pequeños cambios a la letra que fueron
mejoramientos a "florando" la convierte en "flotando" ya
que el primer verbo “florando” no fue entendido por el público. Según cuenta García Giménez, ya entonces
Manzi “el barbeta” (como le decían)
sospechaba que estaba herido de muerte por la enfermedad y sus amigos también
tenían la terrible sospecha. En los días de carnaval de 1948 fue operado.
En 1948 Manzi fue electo presidente de la Sociedad Argentina de
Autores y Compositores, S.A.D.A.I.C. Ese mismo año dirigió Pobre mi madre
querida, sobre guion propio. En 1950 repitió con El último payador.
“Si una vez, no sintieras horror ante la muerte por amor al
placer de la vida; o si sintieras amor a la vida sin necesidad del horror a la
muerte".
Fragmento del poema “Si una vez” de Homero Manzi.
Homero Manzi en sus
internados en el sanatorio donde lo operaron más de una vez seguía extrayendo
poemas de la amargura, de ese impulso triste y lleno de calles y amores llenos
de melancolía, Homero tiene pena de bandoneón…
Su último tema es “Discepolín”, su amigo, quien fallece unos
ocho meses más tarde y que lo anima a dejar este mundo que no es su mundo:
La pista se ha poblado al ruido de la orquesta…
Se abrazan bajo el foco de muñecos de aserrín…
¿No ves que están bailando? ¿No ves que están de fiesta?
Vamos, que todo duele, viejo Discepolín…
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