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Clara Anchorena dio origen al nombre de Santa Clara del Mar.
En tiempos de la Belle Epoque era común que niñas, señoritas y señoras dieran
origen a buena parte de nuestra toponimia:
Valeria del Mar: surgió cuando Valeria Guerrero (tía de la
célebre Felicitas) se distanció de sus socios en el emprendimiento de Pinamar y
fundó su propio balneario. El homenaje se lo hizo a su abuela: Valeria Cueto de
Cárdenas.
Teresa Lacroze: era sobrina de Federico y Julio. Se casó con
Enrique Duhau, propietario de la estancia San Bernardo, en la costa del
Atlántico. Existía un almacén que su dueño había llamado Santa Teresa en honor
a la señora de Duhau. Años después, al crearse un nuevo balneario, los fundadores
pensaron llamarlo como el almacén, pero optaron por el diminutivo: Santa
Teresita.
Las hermanas Rafaela Rodriguez de Eguzquiza y Susana
Rodriguez de Quintana, quien fue Primera Dama, han sido recordadas en dos
ciudades de Santa Fe: Rafaela y Susana.
Villa Adelina: el nombre de la estación ferroviaria continua
a Munro, recuerda a Adelina Drysdale, nieta del administrador del ferrocarril,
Mr.Duncan MacKay Munro.
Alfredo Froilán de Urquiza, nieto de don Justo José y de su
segunda novia, Segunda Calvento, se casó con Lucila Marcelina de Anchorena. Le
construyó en 1915 un imponente palacio, que llamó La Lucila, en parte de las 13
hectáreas que ella había heredado en San Isidro, pero que no pudo disfrutar
mucho: murió a los 2 años de que se completara la construcción. La casona se
mantuvo algunos años y ese fue el nombre que le quedó al barrio de Olivos.
El nombre de Villa Elisa de Entre Ríos es un homenaje a la
mujer del fundador de la ciudad, Héctor de Elía. La agraciada se llamaba Elisa
María Dickson, pero no se sabe si alguna vez pisó su lugar en el mundo, ya que
se peló con su marido y se fue a vivir a Inglaterra.
Una tocaya, Elisa Uriburu, pariente de los presidentes con
ese apellido, se había casado con Luis Castells. Su casa era uno de los
principales puntos de reunión social. Castells, hombre de fortuna, bautizó a su
quinta Punta Lara, provincia de Buenos Aires, con el nombre de su amada: Villa
Elisa. A partir de esa propiedad creció la ciudad con el mismo nombre. En
aquella quinta, Castells dejó viuda a Elisa al suicidarse en febrero de 1897,
por problemas económicos.
(Historias insólitas de la historia argentina - Daniel
Balmaceda).
Pertenece este texto a http://candilejasdelahistoria.blogspot.com.ar/
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