1. ¿Qué pasó?
El submarino ARA San Juan, uno de los tres con que cuenta la Armada Argentina, navegaba por el Golfo San Jorge, casi a la altura de Puerto Madryn (Chubut), a 240 millas náuticas (432 km) mar adentro, cuando perdió comunicación el miércoles pasado, 15 de noviembre. Desde entonces no se sabe nada de su destino.
Viajaba desde la Base Naval de Ushuaia hacia su apostadero habitual de la Base Naval Mar del Plata, con 44 tripulantes a bordo.
El último contacto fue el miércoles 15 a las 7:30, y el operativo de búsqueda se activó en la noche del jueves 16, después de no recibir la comunicación prevista a las 22 de ese día.
Es de origen alemán, fue fabricado en 1985, cuenta con propulsión diésel-eléctrico (no nuclear) y hace dos años finalizó su reparación de media vida en astilleros de Buenos Aires.
2. Los escenarios posibles
Sobre las hipótesis que se manejan, la Armada Argentina concentró su esfuerzo en tres: 1) un problema de “comunicación”, 2) problema de alimentación , y 3) un “black out de baterías” que pueda mantenerlo en superficie.
Por eso se lo busca tanto en superficie como “en inmersión”. En varias oportunidades la Armada dejó entrever que el buque estaría navegando, pero a seis días de perderse contacto y pese al intenso operativo de búsqueda, no apareció ninguna pista.
Un ruido constante. Lo percibieron dos buques. Tras analizarlo, la Armada descartó que corresponda a un submarino y aseguró que son ruidos biológicos del mar.
Un desperfecto eléctrico. El submarino comunicó un principio de avería en una batería antes de perder contacto el miércoles, lo que lo obligó a “cambiar la derrota” y dirigirse directamente hacia Mar del Plata. “No hay que establecer que esa avería tiene que ver con el desperfecto de este momento”, dijo la Armada.
La cuestión del oxígeno. Hay distintas versiones sobre la autonomía del buque cuando la situación es crítica, aclararon desde la Armada, y se desconoce si la nave está sumergida o en la superficie. Especialistas señalaron que la autonomía depende de cuánta provisión tenga a bordo de candelas generadoras de oxígeno y de filtros fijadores de monóxido de carbono.
Es decir que el tema pasa por la capacidad que tenga para regenerar aire respirable, más que por la reserva de oxígeno, que también la tiene para casos de emergencia.
Las siete llamadas satelitales. Fueron detectadas como presuntamente realizadas desde el ARA San Juan pero no llegaron a enlazar con bases de la Armada Argentina. Luego se confirmó que los llamados no fueron desde la embarcación.
Por qué no se logra localizarlo. Es una tarea difícil en sí misma porque no solo es encontrar un punto en la inmensidad del mar sino hallar una nave que está especialmente diseñada para no ser localizada, pues de eso se trata un submarino de guerra.
3. El operativo de rescate
Se trabaja sobre una amplia zona de 482.705 km2, comprendida entre Mar del Plata y Comodoro Rivadavia, a unos 300 km mar adentro.
El rastrillaje va a durar hasta que se localice el submarino.
Participan, entre otros:
Dos aviones de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos de Norteamérica.
Escuadrón de rescate de submarinos de la Armada compuesto por un minisubmarino, una campana de rescate y un vehículo sumergible remoto para inspección ocular. Son alrededor de 100 efectivos.
Avión de exploración P-3 de la Fuerza Aérea del Brasil.
Dos aviones de la Prefectura Naval Argentina (PNA) y el Hércules de Fuerza Aérea,
Avión de exploración P-295 de la Armada de Chile alistado, a disponibilidad y a requerimiento de la Armada Argentina.
Avión Hércules C-130 de la Marina Real Británica y el buque de investigación “Protector” navegó barriendo el fondo de la derrota prevista del submarino hacia Mar del Plata de sur a norte con su sonda multihaz.
Buques oceanográficos ARA “Austral” y “Puerto Deseado”, buque de apoyo al buceo “Tango” de la PNA y buque “Dr. Angelescu” de la Secretaría de Agroindustria, navegaron barriendo el fondo de la derrota del submarino de norte a sur, con sus sondas multihaz, magnetómetros y sonar de barrido lateral.
4. Mario Toconás, el rionegrino en el ARA San Juan
Tiene 36 años. Es cabo principal y trabaja en el sector de armas. Es oriundo de Sierra Grande, donde reside su familia, él vive en Mar del Plata.
Estudió el secundario en el CET 12, desde hace 13 años está en la Armada y en 2010 se capacitó y se recibió de submarinista, desde hace unos años realizaba tareas en el submarino desaparecido.
Está casado, tiene un hijo de 8 años y su esposa está embarazada de cuatro meses.
Gran parte de la familia de Toconás vive en Sierra Grande, por estas horas están a la expectativa de viajar a Madryn para tener novedades desde allí.
Mario tiene otros seis hermanos. Cuatro viven en la localidad rionegrina, un hermano está navegando en un barco pesquero y una hermana está en Mar del Plata trabajando. El papá de ellos vive en el pueblo y la mamá falleció en el 2005.
5. La espera de los familiares.
Un equipo integrado por cinco psicólogos y un médico psiquiatra pertenecientes a la Armada Argentina y al Ministerio de Defensa de la Nación trabaja las 24 horas en la contención de los familiares de los 44 submarinistas.
Aproximadamente 200 familiares aguardan novedades de la embarcación en la Base Naval de Mar del Plata desde el jueves pasado.
Los psicólogos manifestaron que “hubo situaciones de angustia muy fuertes” cuando se habló de la posible falta de oxígeno en la nave y aseguraron que “el mejor ansiolítico para ellos es la buena información”.
El número de familiares que pasa por el lugar varía entre 30 y 100 personas a lo largo de todo el día, y a ellos se suman colegas y compañeros de los submarinistas.
Publicado en Diario "Río Negro", 21/11/2017.-
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