La increíble historia del vino australiano.
Los astutos enólogos situaron los viñedos cerca de las minas de oro, con la idea de satisfacer la sed de los mineros.
Nada representa mejor el matrimonio entre arte y ciencia como el vino. Sin ciencia, elaborar un vino es una apuesta cuyo resultado sería tan probable de fungir como combustible como de satisfacer al paladar. Sin arte, su resultado podría aliviar la sed, pero nunca tocaría el alma o se quedaría en la mente de su consumidor.
Ningún país ha adoptado la elaboración de vinos con un mayor compromiso para honrar este matrimonio como Australia. Los primeros viñedos llegaron a Australia poco después de los primeros asentamientos británicos, pero no fue hasta la gran fiebre del oro del siglo XIX que verdaderamente se estimuló a la industria. Los astutos enólogos situaron los viñedos cerca de las minas de oro, con la idea de satisfacer la sed de los mineros. Para finales del siglo, algunos de sus productos eran tan buenos como para ganar premios, incluso en la lejana París.
Sin embargo, la gran eflorescencia de los vinos australianos comenzó en 1950, una década que produjo grandes vinos que aún hoy compiten con los mejores del mundo. Durante las décadas subsecuentes, Australia estuvo al frente de la tecnología vinícola, trayendo rigor científico y tecnológico a una industria que en otras partes del mundo ha sido renuente a alejarse de prácticas tradicionales, pero deficientes. Enólogos australianos empezaron a viajar por el mundo productor de vino, aprendiendo sus viejas prácticas y transmitiendo las innovaciones australianas. Al hacerlo, ellos ayudaron a impulsar la calidad del vino alrededor del mundo y también en Australia.
El resultado fue que Australia es el quinto exportador más importante del mundo, con una fortaleza particular en los vinos premium. De septiembre 2016 a septiembre 2017, exportamos mil 900 millones de dólares en vino a 124 países distintos. Nuestra principal uva es la shiraz, por la cual somos conocidos en todo el mundo. Sin embargo, la diversidad de nuestro terroir y la pasión y experiencia de nuestros enólogos ofrecen mucho más que eso. En más de 60 regiones vinícolas uno puede encontrar no sólo variedades nobles de Francia, sino también algunos de los vinos más intrigantes de Europa, todos expresados con una creatividad y personalidad australiana. De los nebbiolos y arneises de Kings Valley a los tempranilos y grüner veltliners de Canberra, nuestros vinos reflejan la diversidad étnica propia de Australia.
En años recientes, Australia ha comenzado a destilar whisky y ginebra de alta calidad. Una de nuestras compañas más celebradas es Great Southern Distilling, la cual visitó México el mes pasado con el whisky ganador del premio 2017 International Craft Whisky. No es la única que ha sido galardonada internacionalmente. En 2014, Sullivan Cove ganó el premio al mejor whiskey puro de malta del mundo. La ginebra australiana también ha ganado premios internacionales, usualmente utilizando sólo botánica australiana.
México también tiene una larga, aunque a veces desconocida, historia con el vino. Su historia en la industria es anterior a la australiana, pero su eflorescencia apenas está ocurriendo. Los mexicanos han desarrollado un amor por el vino, así como de licores no tradicionales, cuyo consumo crece rápidamente. El consumo de vino tinto crece 15% anual, mientras que el de licores, como ginebra y whisky, crece diez por ciento.
Así que, mientras nos acercamos a las fiestas decembrinas, tenemos muchas razones para estar alegres sobre las prospectivas de australianos y mexicanos compartiendo una bebida de nuestras naciones. Tal como hoy en día los australianos disfrutan de las grandes bebidas mexicanas, puedo ver un día, no muy distante, en el que los mexicanos también disfrutarán las excelentes bebidas australianas. Es una profecía que un tratado de libre comercio entre nuestros países ayudará a convertir en realidad.
Espero sus comentarios en downunder.mexico@dfat.gov.au.
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Embajador de Australia en México
Fuente: http://www.excelsior.com.mx/opinion/david-engel/2017/11/14/1201057
http://www.areadelvino.com/articulo.php?num=29998
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