Valorizar la figura de los pioneros o de los grandes personajes de nuestra joven historia. De eso se trata.
Ayer los neuquinos se sumaron masivamente a los festejos por el centenario del natalicio de Felipe Sapag, cinco veces gobernador de la provincia. Lo hicieron a través de las redes sociales, de los medios de comunicación y con presencia en cada una de las actividades que se organizaron para homenajear al líder del Movimiento Popular Neuquino.
La figura de Don Felipe trasciende la cuestión partidaria. Es parte de la historia del desarrollo de un territorio olvidado que recién comenzó a crecer a partir de la provincialización decretada por Juan Domingo Perón, antes del golpe de Estado que lo derrocara.
Felipe Sapag tuvo mucho que ver con ese progreso. Y si bien es cierto que estaba todo por hacer y que en Neuquén ya estaban las herramientas listas para poner manos a la obra, fue él quien le dio el primer gran empuje para que la provincia comenzara a convertirse en una de las más importantes de la Patagonia.
Su estilo campechano en el trato con los vecinos, su carisma y el sentido común que lo caracterizaba completaron el perfil ideal para que se convirtiera en un personaje político indiscutido, de esos que se terminan transformando en mitos para las futuras generaciones.
Enhorabuena que todos los pioneros y viejos dirigentes de todas las fuerzas políticas sean homenajeados de esta manera. Es una forma de reforzar la historia en un territorio joven cuyo pasado -desgraciadamente- es desconocido para quienes lo habitan.
Felipe Sapag fue una pieza política clave para el desarrollo de una provincia que había sido olvidada.
Publicado en Diario "La Mañana de Neuquén", 15 de febrero de 2017.-
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