En plenas vacaciones se los ve molestos. Turistas que llegan a la encantadora y derruida Cuba tropiezan con inconvenientes donde menos lo imaginan: en hoteles de cuatro o cinco estrellas.
Una mañana, el francés Jean Orsini se encontró con una bañera oxidada. Luego esperó largo tiempo por la cena. Disgustado, ve un parecido entre Cuba y la ex Unión Soviética.
La española Pilar Esteras tuvo que lidiar con la displicencia de los camareros, y la colombiana María Gastro se enfrentó con algo peor: falta de agua y limpieza.
Los tres se hospedaron en hoteles diferentes de La Habana. Todos de 4 y 5 estrellas administrados por el Estado cubano o en alianza con empresas europeas.
“Cuando usted paga 175 euros por noche, se da cuenta de que esto no los vale”, se quejó Orsini”.
Publicado en Diario "Río Negro", lunes 13 de febrero de 2017.
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