Almafuerte, el seudónimo más popular de Pedro Bonifacio Palacios.
ALMAFUERTE: Nacido en 1854 en San Justo, en la provincia de
Buenos Aires, en una familia humilde.
Poeta, preceptor, periodista polémico y apasionado, maestro rural.
Por no
poseer título habilitante debió dejar la docencia, hecho que lo llevó a la
depresión. Logró un empleo en la Cámara de Diputados de Buenos Aires, para
luego ser bibliotecario y traductor de la Dirección General de Estadística.
El Congreso le otorgó una pensión vitalicia para que se
pudiera dedicar de lleno a su actividad como poeta. Sin embargo no pudo gozar
de ella; el 28 de febrero de 1917 falleció en La Plata, a los 62 años, sumido
en una extrema pobreza.
¿Flores a mí?
Ayer me diste una flor,
Una flor a mí, señora,
Que no consagré una hora
Ni al más poderoso amor.
¿Flores a mí? ... ¡Si es mejor
En un páramo arrojarlas!
O tú no sabes amarlas,
O al sentir mi cuerpo yerto
Sobre la tumba de un muerto
Has querido abandonarlas.
¿Flores a mí? ... ¿Tú no sabes
De esos parajes que aterran,
Donde las flores se cierran,
Donde no cantan las aves? ...
Las más orgullosas naves
Temen del mar los furores,
Los tigres devoradores
Huyen del simún airado ...
¡Y tú en mi pecho has dejado
Tan sin recelo tus flores!
¡Flores a mí! ... Puede ser
Que desalmada y celosa,
Buscaras la más hermosa
Con tu instinto de mujer;
Y haciéndole comprender
Yo no sé qué gentileza,
Con refinada fiereza,
Con el más profundo encono,
La bajaste de su trono
Por castigar su belleza.
No lo sé, linda mujer,
Ni quiero saberlo todo;
Me contento con mi modo
De saber y no saber.
Pero si quieres tener
La realidad en tu mano,
Te diré, sin ser un vano,
Que si te movió el amor...
¡La flor ha sido una flor
que fue destronada en vano!
¡Piú avanti!
No te des por vencido, ni aun vencido,
No te sientas esclavo, ni aun esclavo;
Trémulo de pavor, piénsate bravo,
Y arremete feroz, ya mal herido.
Ten el tesón del clavo enmohecido,
Que ya viejo y ruin vuelve a ser clavo;
No la cobarde intrepidez del pavo
Que amaina su plumaje al primer ruido.
Procede como Dios que nunca llora,
O como Lucifer, que nunca reza,
O como el robledal, cuya grandeza
Necesita del agua y no la implora...
¡Que muerda y vocifere vengadora,
Ya rodando en el polvo tu cabeza!
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La diferencia de opiniones conduce a la investigación, y la investigación conduce a la verdad. - Thomas Jefferson 1743-1826.