"El hombre no encuentra su patria sino allí donde no es
extranjero y en donde su dignidad humana no sufre".
Felipe Varela era hijo del caudillo federal Javier Varela y
de Doña Isabel Rearte una distinguida familia catamarqueña.
Felipe Varela nacido en el actual departamento de Valle Viejo
en la provincia de Catamarca allá por 1821. Varela, poseedor de tierras en
Guandacol (provincia de La Rioja), combatió contra el gobierno de Juan Manuel
de Rosas en la década de 1840. La persecución del gobernador de Buenos Aires le
llevó al exilio en Chile, donde se unió al ejército de ese país en la
Revolución de 1851; luego de la caída de Rosas, en 1852, retornó sumándose al
ejército de la Confederación, donde ocupó el cargo de segundo jefe de la
frontera en Río Cuarto. Fue un caudillo del último pronunciamiento de los
caudillos del interior contra la hegemonía política conquistada por la
provincia de Buenos Aires en la batalla de Pavón. Contrario a la Guerra del
Paraguay o Guerra de la Triple Alianza, fue apodado el Quijote de los Andes por
el desafío que plantó al gobierno central con un reducido ejército de menos de
5.000 hombres, desde la región andina y cuyana durante varios años.
Convocando a las montoneras residuales de otros caudillos
muertos en todo el país más combatientes chilenos, Varela marchó sobre
territorio argentino portando bandera con la consigna de ¡Federación o Muerte!.
En San José de Jáchal, provincia de San Juan, lanzó el 10 de diciembre de 1866
su proclama revolucionaria: "¡Argentinos! El pabellón de mayo que radiante
de gloria flameó victorioso desde los Andes hasta Ayacucho, y que en la
desgraciada jornada de Pavón cayó fatalmente en las ineptas y febrinas manos
del caudillo Mitre, ha sido cobardemente arrastrado por los fangales de Estero
Bellaco, Tuyuty, Curuzú y Curupayty. Nuestra Nación, tan feliz en antecedentes,
tan grande en poder, tan rica en porvenir, tan engalanada en glorias, ha sido
humillada como una esclava, quedando empeñada en más de cien millones y
comprometido su alto nombre a la vez que sus grandes destinos por el bárbaro
capricho de aquel mismo porteño, que después de la derrota de Cepeda
lagrimeando juró respetarla".
Finalmente derrotado, murió exiliado en Chile el 4 de junio de 1870. El gobierno catamarqueño
repatrió sus restos, pese a la oposición del Ejecutivo nacional encabezado por
Domingo Faustino Sarmiento.
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